Cibeles
“Ese día se jodió el carmenismo”: el origen de las guerras y traiciones en Más Madrid
Buena parte de los conflictos entre los herederos del legado de Carmena tienen su origen en las decisiones equivocadas que la ex jueza tomó durante su etapa en Cibeles
Cuando en 2015, la ex jueza Manuela Carmena se lanzó a la aventura de arrebatar al PP y a Esperanza Aguirre la Alcaldía de Madrid en las elecciones municipales de mayo, quizá nunca imaginó la sucesión de intrigas, tensiones y guerras internas que se desatarían a su alrededor. Logró convertir Cibeles en uno de los referentes de los autodenominados ayuntamientos del cambio junto a los de Barcelona, Zaragoza, Cádiz, Valencia y La Coruña. Su éxito en las urnas y la capacidad que demostró para generar a su alrededor una expectación mediática y ciudadana con pocos precedentes en la vida política madrileña son dos realidades incuestionables. Y figuran en su haber. Pero en el debe de la regidora es necesario destacar, tal y como han ido demostrando uno a uno todos los hechos desde junio de 2015, su absoluta incapacidad para gestionar al grupo de personas que le acompañó en aquella aventura, para tomar las decisiones correctas en momentos de presión y para encajar las críticas a su labor. Las de la oposición, las de los medios de comunicación, pero también las procedentes de su propia bancada.
Y de aquellos polvos, estos lodos. La última de las batallas entre los herederos del «carmenismo» se ha sustanciado esta semana. Los cuatro ediles más próximos a la ex jueza tendrán finalmente grupo en Cibeles. Lo que supondrá, para ellos, autonomía política, pero también acceso al dinero público del consistorio y al nombramiento de asesores. Recursos económicos y personal eventual a costa de la otra parte, en este caso, el Más Madrid liderado por Rita Maestre.
Considerados «tránsfugas» por sus hasta hace poco compañeros –«lacayos» obsesionados con «despachos grandes» subrayaron ayer desde Más Madrid–, estos cuatro ediles se reivindican como los continuadores del legado de Carmena. Fueron parte del núcleo duro en torno al cual la alcaldesa se bunquerizó en palacio. Su número dos, Marta Higueras; su jefe de gabinete, Felipe Llamas; su sobrino político y coordinador de la Alcaldía, Luis Cueto; y el responsable de Urbanismo, José Manuel Calvo.
Algunos de los que formaron parte del proyecto de Ahora Madrid en aquellos años, entre 2015 y 2019, señalan precisamente ese progresivo aislamiento de Carmena y la declaración de guerra más o menos formal que hizo hacia los ediles más críticos, los procedentes de Izquierda Unida y de Anticapitalistas, como el germen de todas las batallas acontecidas desde entonces. «Se refugió en tres o cuatro personas que le hicieron creer que ella sola ganó las elecciones, que no necesitaba a Podemos, y que ella sola las volvería a ganar de calle», asegura una persona que participó en aquella primera etapa en Cibeles. Y sitúa ese principio del fin en dos días concretos. El primero, en diciembre de 2017. Cesó al delegado de Economía, Carlos Sánchez Mato, tras la crisis abierta entre el consistorio y el ministro Cristóbal Montoro que desembocó en la intervención de Madrid por parte de Moncloa. «Ese día se jodió todo».
El segundo momento llegó casi un año después. Carmena anunció que volvería a presentarse. Pero dejó entrever que soltaría lastre. «Quiero ir con los mejores», destacó. Convirtió esas segundas elecciones en un plebiscito. Y lo perdió. La jueza que logró ser alcaldesa cuando apenas era conocida entre los madrileños, se estrelló cuando era conocida por todos. Y su legado es un grupo partido en dos. Aunque esa división sea más ilusoria que real. Las elecciones del 4-M han consolidado el espacio de Más Madrid. Con liderazgos fuertes, en Sol y en Cibeles. Porque casi nadie contempla, ni a un lado ni al otro de la trinchera, que la aventura de los díscolos pueda tener futuro más allá de 2023.
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