Cardenal Cisneros, el instituto más ilustre

Ver la nómina de los ex del Instituto Cardenal Cisneros es algo parecido a ponerse una lista de los personajes que influyeron de pleno en el siglo XX español y, por extensión, en la actualidad. Juzguen ustedes a su alumnado: Manuel Azaña, José Antonio Primo de Rivera, Enrique Tierno Galván, Victoria Kent, Manuel Gutiérrez Mellado, María Moliner, los hermanos Machado, Jacinto Benavente, Ramón Menéndez Pidal, Enrique Jardiel Poncela, Julián Marías, Camilo José Cela, Fernando Fernán Gómez, Antonio Machado, Clara Campoamor... Hasta en la primera hornada de mujeres (allá por el curso 1876-1877) contaban con ilustres como María Goyri o las hijas de la gallega Pardo Bazán. Pioneras en el centro, aunque solos les dejasen pisar el aula para los exámenes. Ya saben, eran otros tiempos.

Y si los «chavales» no están mal, sus maestros, por supuesto, tampoco se quedan atrás con los Manuel María José de Galdo, Celso Arévalo, Nicolás Salmerón, Serafín Casas... Aval más que suficiente, extraordinario, para un instituto que abrió sus puertas en 1845 bajo el nombre de Noviciado y que ahora celebra su 175 aniversario convertido en “cardenal” (desde 1877). Y es que, como en tantos otros asuntos, aquí la pandemia también obligó a retrasar las fanfarrias unos meses, pero de poco importa eso una vez llegados a este punto. Para la ocasión, el “Cisneros” ha preparado una revisión biográfica de algunos de los insignes profesores, además de una exposición (desde el 28 de septiembre) de los materiales históricos que se guardan allí mismo, muy cerquita de la plaza de España de la capital, concretamente, en el número 4 de la calle de los Reyes, entre San Bernardo y Amaniel.

No hablamos de un instituto normal, sino de un palacete digno de los figurones que hincaron los codos en su biblioteca de más de 30.000 ejemplares; de los científicos que pasaron por ese Gabinete de Historia Natural, ante el que la actual directora del centro, Mar Ruiz-Calero, se deshace en elogios cada vez que lo nombra; o de los intelectuales que subieron y bajaron los peldaños de la imperial escalera principal. Un enclave digno de la “denominación de origen” (D. O.) de Instituto Histórico de Madrid y fundamental en la Educación patria. ¡A por otros 175+1 años (aunque a los eruditos que se crucen en su camino ya no los podamos disfrutar los presentes)!