El último viaje
Un Madrid de “Santos y difuntos”. Así se enfrentaban a la muerte (y al coste del entierro) nuestros antepasados
De testamentos de personajes ilustres, como Lope de Vega, a las estrecheces de personas anónimas que con dificultad lograban reunir 57 reales para unas exequias
Vivir y morir marcados por el dinero. Así era y así es. Desde los tiempos más remotos hasta la actualidad, cada persona tiene una final que elige... o no. Todo ello condicionado por sus posibilidades económicas. La Comunidad de Madrid ha presentado la publicación virtual “Santos y Difuntos.Por la salvación de mi alma”, en la que, a partir de una selección de documentos fechados entre 1575 y 1914 y custodiados en el Archivo Histórico de Protocolos de Madrid, puede conocerse cómo se enfrentaban a la muerte nuestros antepasados, mostrando además la percepción que tenían de ésta y sus preocupaciones más íntimas.
Los 20 escritos que forman parte de esta exposición pueden consultarse en el catálogo del Portal de Archivos de la Comunidad de Madrid http://www.madrid.org/archivos/index.php/actividades/descubre. El recorrido virtual permite conocer cómo eran los lugares y formas de enterramiento, así como otros detalles y curiosidades relacionadas con la muerte. En el primero de los cinco apartados en que se divide la publicación se encuentran los testamentos de ilustres personajes como Lope de Vega, Calderón de la Barca o la Reina María Cristina, en los que expresan sus deseos más íntimos al enfrentarse a su final.
En una segunda sección, otros documentos notariales nos ponen en contacto con la vida en otras épocas. Se puede la alta mortalidad infantil en un Certificado del siglo XIX, o la preocupación que supone enfrentarse a la muerte y no tener recursos económicos para abordar los gastos que un enterramiento digno suponía en dos Declaraciones de pobres de finales del siglo XVIII.
Los detalles más escabrosos
En la tercera parte se presentan distintas exhumaciones que describen la situación de los cuerpos, y que proporcionan anécdotas como la ocurrida con los restos del conde de Aranda (1869) cuando, al trasladarlo, fueron en el mismo coche con una caja que parece contenía los restos de don Francisco de Quevedo (muerto dos siglos antes).
El cuarto bloque nos acerca a los enterramientos, con la presencia de distintos planos y dibujos de panteones y mausoleos que aparecen incluidos en algunos de los documentos notariales.
El coste de morir... y ser enterrado
Por último, este catálogo virtual recoge dos documentos de finales del siglo XVI y principios del XVII de carácter económico, pero muy relevantes para entender la mentalidad de la época en relación con la muerte. Estos ejemplos son especialmente representativos porque prueban lo que costaban los enterramientos y las exequias de personas tan económicamente diferentes como el Rey Felipe II, que costó la nada despreciable cifra de 16.418 reales (558.222 maravedíes) y una anónima madrileña llamada Agustina Ruiz, que pagó, con mucho esfuerzo, 57 reales.
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