Opinión

Un milagro, el artículo del Padre Ángel sobre la catedral de Justo Gallego en Mejorada del Campo

Justo fue un hombre de fe que creyó en sus posibilidades y confió en María: sabía que no le dejaría atrás para poner en pie lo que comenzó como una ermita y ha terminado siendo la obra de su vida.

Catedral de Justo Gallego en Mejorada del Campo
Catedral de Justo Gallego en Mejorada del CampoLuis SevillanoLa Razón

La catedral de Justo es un «milagro». Pocos creyeron en un hombre que se empeñó en levantar con sus propias manos un templo a la Virgen del Pilar. Con el sudor y la intuición de un albañil, símbolo de tanta gente trabajadora, sencilla y humilde a la que Francisco nos invita a valorar como auténticos sabios de la vida. A la vista está que el Papa tiene razón en ponerles en primer plano. Cuando muchos pensaban que el edificio no aguantaría en pie, ahí sigue. Y seguirá cuando logremos rematarlo entre todos.

Apenas habrá que reforzar la estructura, porque Justo la levantó con el mismo tino que lo haría un ingeniero o un arquitecto. Así lo han certificado un grupo de profesionales, que han mostrado su admiración por esta obra que ya vienen a estudiar alumnos universitarios. Pero no solo ellos. La catedral de Justo es también lugar de destino para turistas y peregrinos que acuden para admirar esta obra que contemplan como un signo de los tiempos al estar elaborada con material reciclado.

Desde Mensajeros de la Paz queremos que se convierta en punto de encuentro para todos, los que creen y los que no, cristianos de todas las confesiones y, como san Antón, casa de puertas abiertas para aquellos que necesitan consuelo, ser acompañados o buscan cobijo. Esta catedral de Justo es desde hoy otro hospital de campaña a la manera de Francisco gracias un hombre único, que quizá no tuvo la formación de Gaudí, pero sí esa capacidad de soñar y de hacer realidad los sueños de Dios a través de un espacio de fraternidad.

Justo fue un hombre de fe que creyó en sus posibilidades, pero, sobre todo, confió en María, porque sabía que no le dejaría atrás para poner en pie lo que comenzó como una ermita y ha terminado convirtiéndose en la obra de su vida.

Padre Ángel García es presidente fundador de Mensajeros de la Paz