Café Comercial, el histórico renovado que no pasa de moda en Madrid

Cuando sus antiguas propietarias, Isabel Contreras y su prima Maribel Seracató, decidieron cerrar el emblemático Café Comercial (www.cafecomercialmadrid.com), fundado en 1887, medio Madrid salió a la calle a llorar tan fatídica noticia y sus clientes habituales no dudaron en llenar la fachada de dedicatorias: “Histórico lugar de encuentro y tertulia de la vida de Madrid”, reza su placa. Blas de Otero, Rafael Sánchez Ferlosio, Gabriel Celaya y Camilo José Cela protagonizaron entre sus cuatro paredes tertulias y en él buscaban su lugar de inspiración. En este último año en el que la pandemia y sus secuelas han hecho tanto daño al sector hostelero capitalino, hemos vivido un par de situaciones trágicas, también con final feliz, como el del local icónico al que hoy nos referimos, que a día de hoy disfruta de una segunda vida. Hablamos de Zalacaín, que tras cerrar al devorarnos el Covid no volvió a abrir sus puertas hasta que la empresa fue adquirida por el grupo Urrechu, y Lhardy, que vio temblar sus cimientos hasta que llegó Pescaderías Coruñesas para salvar el restaurante, de cuya cocina dulce está al frente Ricardo Vélez.

Situado en la bulliciosísima y tan concurrida Glorieta de Bilbao, ¿sabían que es el café más antiguo de Madrid? Así está registrado en los Archivos de la Villa a fecha de 21 de marzo de 1887. También, sirvió de localización para el rodaje de la película “Madrid 1987″, protagonizada por José Sacristán, columnista que convirtió el café en su despacho, María Valverde, que hacía de joven aprendiz. En este caso, fue el grupo El Escondite quien decidió que tan mítico lugar no debía caer en el olvido y dos años después ahí volvimos todos a saborear las recetas del cocinero Pepe Roch y Carlos Moreno, encargados de que de los fogones salgan bocados idóneos para cada momento del día, ya que permanece abierto en horario ininterrumpido. Mesas que ocupan desde parroquianos que quedan aquí para desayunar, otros que pasan por la puerta y, de paso, se toman el vermut o el tentempié de media mañana y los sabedores de que en este enclave se come y se bebe muy bien.

Por cierto, durante el “afterwork” el ambientazo está asegurado. Pero echemos un ojo a las cartas. Sí, en plural. Ya saben, si es de los que toman una mesa a primera hora, tienen un sándwich mixto con huevo poché que alegra el día a cualquiera, lo mismo que el citado bocado, pero con queso con trufa, los huevos benedictine o revueltos y la tostada con pavo, queso y aguacate. Es la misma propuesta para quienes no perdonan la hora de la merienda, que caen rendidos ante un chocolate con churros o ante una torrija de pan de brioche para acompañar un té, un café o un zumo (los fines de semana sirven un “brunch” por 28 euros). Y es que Café Comercial, que ya luce su Solete, ha sido el establecimiento escogido por los usuarios de Guía Repsol porque resulta ser un sitio muy querido y con mucho rollo para charlar horas con un café delante y entrar en calor en las tardes frías. Cierto es que se ha consagrado como un referente gastronómico, ya que el cocinero se ha encargado de crear una carta que apuesta por el regreso a los sabores castizos al poner en valor los productos de Madrid. Así, para abrir boca, la tan clásica gilda, el huevo relleno de atún, el mejillón tigre, las bravas con ali oli de madroño, la oreja a la plancha con brava y limón, la ensaladilla… Entre las carnes, para los amantes de las recetas cinegéticas, cada semana Roch preparará platos con las piezas de mayor calidad, como la perdiz de tiro escabechada, el jarrete de jabalí estofado o el lomo de ciervo con níscalos.

El solomillo Wellington con setas y boniato y el sapito a la espalda hecho en brasa con bilbaína y panaderas son esas recetas que buscan los rastreadores de manjares singulares y que los jueves se apuntan al cocido con garbanzos de Fuentesaúco, chacinas de León y piparras de Navarra. Ojo, echen un vistazo a los platos que Pepe y Carlos ha ideado para que ni en Navidad ni en Fin de Año entremos en la cocina.