Detención
El mafioso en busca y captura durante 20 años al que cazó Google Maps en una frutería de Galapagar
Había cortado el contacto con su familia para evitar que la Policía pudiera llegar hasta él y se había inventado una nueva identidad en este pueblo de Madrid
Faltaba poco más de una semana para Navidad cuando la Policía Nacional arrestó en la localidad de Galapagar, en Madrid, a un fugitivo miembro de la organización mafiosa siciliana Stidda. Durante 20 años, Giocchino Gammino había conseguido esquivar con éxito una orden de busca y captura internacional, pero no pudo hacer nada ante Google Maps, que le retrató en la puerta de la frutería que regentaba en el municipio madrileño.
Según informó la Policía Nacional, el arresto de Gammino fue fruto de una intensa investigación llevada a cabo por la UDYCO en colaboración con la policía italiana, que seguía la pista en España del mafioso desde 2017. Lo que se acaba de conocer ahora es que en su detención fue fundamental la popular aplicación de navegación.
Giocchino Gammino, de 61 años, no era ningún desconocido para la policía española. En 1998 fue detenido en Barcelona y extraditado a Italia, donde estaba condenado a cadena perpetua por un asesinato cometido en 1989. En 2002, durante el rodaje de una película en la prisión romana de Rebibbia donde cumplía condena, el detenido aprovechó para fugarse mezclándose con los familiares de los detenidos y, probablemente, gracias a la ayuda de un agente de prisiones. Pasó por Alemania, Palma de Mallorca, Tenerife y Barcelona, donde residían algunos de sus familiares ya que su mujer, María Vinet Pérez Ruiz, con la que tiene una hija de 30 años, era española. Hasta que llegó a Madrid.
En Galapagar, el hombre, uno de los cien mafiosos más buscados por la policía italiana, había conseguido integrarse y pasar desapercibido entre los vecinos gracias al uso de una falsa identidad que pertenecía a una persona cercana a su círculo, residente en Italia, y que había denunciado la sustracción de sus documentos personales.
Empezó de cero en Madrid
«¿Cómo habéis hecho para encontrarme? ¡Ni siquiera he llamado a mi familia durante 10 años!», exclamó sorprendido el fugitivo a los agentes de la DIA (Dirección Investigaba Antimafia) el pasado mes de diciembre tras ser descubierto. Gammino había roto el contacto con sus familiares y amigos, y se había reinventado como un respetable empresario hostelero. Una estrategia que le funcionó durante casi dos décadas.
Según publica el diario La Repubblica, los investigadores habían encontrado una foto en Google Maps en la que se apreciaba a dos hombres charlando en la puerta de una frutería llamada «El huerto de Manu» situada en la Avenida de los Voluntarios de Galapagar. Uno de ellos llamó su atención porque se parecía sospechosamente al mafioso. Fue entonces cuando se lanzaron las alarmas.
El problema era que la tienda había cerrado hacía años. Gracias al número de teléfono, los agentes llegaron hasta otro restaurante cercano, llamado «La cocina de Manu», que también había bajado la persiana en 2014, y a su página de Facebook todavía activa. Entre las fotos publicadas en la red social se encontraba una del supuesto chef, un hombre llamado Manuel que no era otro que Giocchino Gammino. Habían pasado dos décadas de la última imagen que las autoridades italianas conservaban del mafioso, pero la cicatriz en el lado izquierdo de la barbilla hacía inconfundible al fugitivo a pesar de las arrugas y las canas.
Gammino está considerado uno de los miembros del comando que el 29 de agosto de 1989, en Campobello di Licata, Sicilia, asesinó por error a un hombre a quien confundió con un miembro de un clan mafioso rival. Eran los años más duros de la sangrienta guerra que enfrentó a Cosa Nostra con la Stidda, otra mafia siciliana menos conocida pero igual de cruel.
El hombre no era un soldado de poco rango dentro de la estructura de la organización criminal. El desaparecido juez Giovanni Falcone, asesinado en 1992 con una bomba colocada por Cosa Nostra, lo consideraba un enlace entre la Stidda y sus ramificaciones en la región de Lombardía, en el norte de Italia, donde controlaban el tráfico de estupefacientes. Ahora Gioacchino Gammino será extraditado a Italia donde le espera una condena a cadena perpetua.
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