Cibeles

Almeida se distancia de Génova

El alcalde podría dar un paso adelante en los próximos meses en aras de concentrar su trabajo en sus obligaciones municipales

El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, atiende a los medios de comunicación, en el Patio de Cristal del Palacio de Cibeles
El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, atiende a los medios de comunicación, en el Patio de Cristal del Palacio de CibelesJesús HellínEuropa Press

El aviso lo dio el alcalde a primera hora de la mañana. Unas pocas horas después, se hizo efectivo. En torno a las 18:00 horas era oficial: Ángel Carromero, asesor de José Luis Martínez-Almeida, presentaba su dimisión. «No cabe ninguna conducta irregular o que no sea ejemplar en ningún cargo del Ayuntamiento de Madrid. En el caso de que apareciera algún indicio de que hay alguna persona con cargo en el Ayuntamiento que ha realizado cualquier tipo de gestión para obtener esa información, tengan la seguridad de que sea Carromero u otra persona, será cesado de forma inmediata», dijo el regidor a preguntas de la prensa en Cibeles. De hecho, afirmó que mantuvo ayer una conversación con Carromero en la que el ya ex asesor le había negado cualquier implicación. Se convierte así Carromero en la primera víctima de esta guerra.

De este modo, Martínez-Almeida ya daba indicios de que el asunto no estaba claro. Las informaciones señalaban que Carromero, hombre de confianza de Pablo Casado, habría sido una de las personas encargadas de llevar a cabo el espionaje al hermano de la presidenta, Tomás Díaz Ayuso. Durante su comparecencia, el alcalde pronunció una frase que parecía una declaración de intenciones: sus declaraciones serían en su calidad de regidor, no de portavoz nacional del PP, teniendo en cuenta que es una entidad municipal, la Empresa Municipal de Vivienda y Suelo (EMVS), la que ha sido vinculada con la supuesta trama.

De este modo, el regidor marca distancias con Génova y evita posicionarse en la guerra abierta entre Casado y Ayuso. Un comportamiento, por otro lado, que el alcalde de la capital ha seguido a rajatabla durante estos últimos meses.

La portavocía del partido es una losa con la que carga el alcalde de Madrid y que se ha ido haciendo más pesada según pasaban los meses. Si pudiera, Almeida dejaría esa carga para centrarse únicamente en sus responsabilidades en el Ayuntamiento de la capital, y más en un momento en el cada vez se sienten más cerca las próximas elecciones municipales.

Aumento de popularidad

De hecho, el alcalde podría dar un paso adelante en los próximos meses en aras de concentrar su trabajo en sus obligaciones municipales. Su nombramiento como portavoz nacional del PP se produjo en su momento de más popularidad por la gestión de la pandemia, «el alcalde de España», y en el partido se interpretó como un movimiento de Génova para utilizar esa popularidad al servicio de Casado, a costa de perjudicar la proyección política de Almeida.

La senda que han tomado en Génova en el pulso con la presidenta de la Comunidad de Madrid les ha alejado de algunos de los «peones» de la organización madrileña en los que se han estado apoyando. Dicen en la dirección nacional que ese alejamiento, «ponerse de perfil», de Pío García Escudero o del propio Almeida, es debido a que les preocupa el desgaste ante la opinión pública.

Lo cierto es que de la misma manera que desde la dirección siguen sosteniendo que al congreso regional de Madrid podrán presentarse todos los activos, es decir, que Ayuso no es la única alternativa, el regidor madrileño ha ido dando pasos atrás ante las maniobras para colocarle enfrentado con ella.

Si de él depende, no tomará una decisión que afecte a la unidad de la organización regional porque, como piensan muchos en el partido, lo mejor es sumar apoyos, y el de Ayuso es importante, en la carrera por conquistar La Moncloa. Un trabajo conjunto en el que Pablo Casado necesita la unidad del PP de Madrid, y que, si sale mal, a Casado ya le dará igual que Ayuso sea presidenta regional del PP porque no tendrá más oportunidades.