Dos años de pandemia

El laboratorio de las 500.000 PCR

La de un italiano que dio negativo fue la primera prueba de covid realizada hace dos años en el Gregorio Marañón

El laboratorio de las 500.000 PCR
El laboratorio de las 500.000 PCRJesús G. FeriaLa Razon

La cifra exacta el pasado jueves era 530.743. Este es el número de PCR que se ha realizado en el Laboratorio de Microbiología del Gregorio Marañón, sin duda uno de los que más pruebas ha hecho en toda España desde aquel 23 de febrero de 2020. Ese fue el día en que llegó la muestra de un ciudadano italiano que regresaba de su país, donde había viajado a visitar a su abuela, positiva por covid. Fue la primera que hicieron los técnicos de laboratorio y que valoraron después los facultativos, la primera del medio millón que vendría después y que dio negativa.

Aquel 23 de febrero, el director general de la Organización Mundial de la Salud había reportado 2.618 muertos en China. Pilar Catalán, responsable de Virología en este hospital madrileño, asegura que ella comenzó a preocuparse muy pronto. «Cuando empezaron a llegar noticias de lo que ocurría las tomamos muy en serio y las seguimos de cerca. Recuerdo que miramos con mucha atención y detenimiento un artículo sobre las primeras ocho muertes en China por coronavirus. Y el fin de semana que decretaron el confinamiento en Italia, pensé: ‘’Se acabó'’».

A partir del doce de marzo de 2020, lo que aún eran pruebas aisladas se convirtió en una tromba de peticiones de PCR. Y eso sin mascarillas, ni material de protección para los sanitarios; sin reactivos, ni suministros, nada de nada. Esta viróloga hace memoria de lo que vivían en este laboratorio y cómo lograron apañarse echando mano de una gran creatividad. «Al principio solo se hacían los test que aprobaban desde Salud Pública. Nos llamaban y nos lo autorizaban. ¡Qué pocos éramos y cuánto trabajamos! Como nos faltaba de todo, íbamos de hospital en hospital con nuestro propio coche intercambiando material con los compañeros. En aquellos días solo había un reactivo comercial, ahora lo fabrican una veintena de marcas».

El pasado 23 de febrero se cumplieron dos años de la primera PCR
El pasado 23 de febrero se cumplieron dos años de la primera PCRJesús G. FeriaLa Razon

Este personal ya estaba curtido antes de la madre de todas las batallas. Una profesionalidad y un saber hacer que les permitió adaptarse a la situación, incorporar nueva maquinaria, formarse y formar a los técnicos en la tecnología recién adquirida. Se acabaron los turnos, aquí todo el mundo empezó a trabajar a destajo en un engranaje que funcionaba las 24 horas del día de lunes a domingo.

En los picos más altos de actividad han llegado a superar los 2.000 PCR en un día. Y no hace mucho tiempo: el ómicron navideño subió el récord en una jornada a los 2.300 test. Durante la primera ola, el resto de centros hospitalarios madrileños, públicos y privados, derivaban aquí y a los otros tres grandes (Ramón y Cajal, La Paz y 12 de Octubre) el trabajo de laboratorio. Pilar aún tiene una espina clavada de aquellos meses: «Nos fue imposible cubrir a los centros de Atención Primaria. Abrías la cámara y veías cubos y más cubos de muestras».

Esta viróloga con más de 30 años de profesión cayó de las primeras. Se contagió muy al principio, a finales de marzo, cuando aún ni las mascarillas eran obligatorias. «Manteníamos todas las medidas de seguridad y seguíamos el protocolo a rajatabla, pero caímos todos». Eva Ortega, técnico en este laboratorio, asegura que «nunca tuve miedo, el mayor reto para mí ha sido el psicológico, la tristeza por lo que estaba sucediendo. Ni siquiera estar doce horas de pie supuso un problema». A su lado, su compañera Sonia Barquero confirma que «te acostumbras a estar todo el día sin ir ni al baño, teníamos la broma de que al final íbamos a acabar poniéndonos una sonda para no perder tiempo».

La jefa del Servicio de Microbiología y Enfermedades Infecciosas, Patricia Muñoz, muestra su orgullo por todo lo conseguido estos 24 meses frenéticos. Es verdad que han recibido refuerzos, apenas una quincena de técnicos, aunque insuficientes dado el volumen de trabajo que sigue habiendo (el miércoles, 528 PCR). La provisionalidad de los «contratos covid», que se renuevan cada tres meses, hace muy difícil poder planificar nada en un laboratorio con la vocación permanente de funcionar todas las horas del día.

Aquí nadie hace predicciones, síntoma indiscutible de que saben de lo que hablan. Tienen claro que la vacuna ha cambiado el panorama, lo que no significa que no se vean obligados a secuenciar pronto otra variante nueva. A principios de diciembre, fueron los primeros en sacar el apellido genético de ómicron. Tardaron solo cinco horas.