Historia

La fuente egipcia de El Retiro que espera a Osiris

Testigo de la restauración de Fernando VII en el trono de España, en la actualidad sigue incompleta

Fuente egipcia de El Retiro
Fuente egipcia de El RetiroAyuntamiento de Madridfreemarker.core.DefaultToExpression$EmptyStringAndSequenceAndHash@e4c5a58

Una pura ensoñación. Una fuente que fue concebida como un capricho paisajístico, un tipo de elemento ornamental, por lo general tematizado, en el que se recrea, mediante modelos arquitectónicos singulares, algún asunto fantasioso o exótico. Tan exótico como traer Egipto a las cercanías de la calle de O’Donnell.

Fuente egipcia en la actualidad
Fuente egipcia en la actualidadAyuntamiento de Madridfreemarker.core.DefaultToExpression$EmptyStringAndSequenceAndHash@e4c5a58

Una construcción ante la que pasan los visitantes ajenos a una historia antigua. La fuente se enmarca dentro del proyecto de recuperación de este espacio de esparcimiento real que Fernando VII le encargó a Isidro González Velázquez. Hablamos del Sitio del Buen Retiro, y en un tiempo, tras su regreso a España en 1814, que estaba abandonado. Todo para llevar a cabo una transformación en la que, muy al gusto de la época, supuso una transformación romántica del paraje. Esta antigua posesión de la Corona, origen del parque actual, había sufrido daños de consideración durante la Guerra de la Independencia, al haber sido utilizada como cuartel general de las tropas napoleónicas. Ahora, en un contexto histórico en el que los trabajos de Pompeya o en Egipto habían “destapado” la Antigüedad en las cortes europeas, tocaba que Madrid tuviese templos, fuentes o estatuas “de palo” para mayor deleite de la Corte.

Para el entorno del Estanque Grande, González Velázquez ideó tres estructuras principales: el Embarcadero Real, la Fuente Egipcia y la Columna colosal de Fernando VII. De todas ellas solo se llevaron a cabo las dos primeras. La última, sobre la que existen planos y perspectivas del proyecto, tras muchas deliberaciones, no se acometió. El embarcadero, por lo demás, no es el que conocemos hoy en día, pues tras la demolición de esta estructura original a principios del siglo XX, para edificar en su lugar el Monumento a Alfonso XII, únicamente ha quedado en pie la Fuente Egipcia que nos ocupa.

Como tantas otras cosas en tiempos tan convulsos, del plan a acometer el proyecto pasó demasiado tiempo. González Velázquez llevó a cabo los planos en 1819. Pese a ello, la fuente no fue concluida hasta 1850, tras varios años de paralización de las obras.La dirección de los trabajos corrió a cargo del arquitecto Alfonso Rodríguez, discípulo de aquel y autor de otras fuentes madrileñas, como La Fuentecilla. En 1922 desapareció el grupo escultórico de Osiris, situado en el remate. Entre otras modificaciones, el Ayuntamiento de Madrid procedió a la restauración de todo el conjunto en 1995, si bien la citada pieza no fue restituida.

Escultura de Osiris en El Retiro
Escultura de Osiris en El RetiroAyuntamiento de Madridfreemarker.core.DefaultToExpression$EmptyStringAndSequenceAndHash@e4c5a58

Con motivo de la reciente declaración del Retiro como Patrimonio de la Humanidad por parte de la UNESCO, se ha propuesto la rehabilitación de parte de su patrimonio mediante la creación de una réplica de la estatua de Osiris que antiguamente coronaba la Fuente Egipcia original (o Fuente de las Esfinges).

La fuente, ahora incompleta, al menos como fue concebida, era otro más de los caprichos paisajísticos, un tipo de elemento ornamental, por lo general tematizado, en el que se recrea, mediante modelos arquitectónicos fantasiosos. Otros caprichos levantados en el Retiro a lo largo del siglo XIX fueron la Casa del Pescador, la Casa del Contrabandista, la Montaña Rusa de los Gatos, la Casa Persa o la Casa del Pobre, estas dos últimas perdidas, cuyos nombres reflejan la tematización de sus diseños.

Ahora, muchos esperan la “resurrección” de Osiris en El Retiro. Y es que, según la mitología egipcia este dios fue el inventor de la agricultura, de la regeneración del Nilo y de la fertilidad. De la resurrección de la cosas. Aunque aquí, al lado de la calle O’Donnell, necesitará la intervención administrativa municipal para reponer su imagen.