Obras

El Retiro recuperará su “Montaña de los gatos” tras estar cerrada casi 20 años

Cibeles aprueba una reforma valorada en 2,6 millones y que llevará siete meses de obras. Se trata de un espacio creado por orden de Fernando VII hace dos siglos

La Montaña de los gatos, cerrada desde hace años, en el Parque del Retiro
La Montaña de los gatos, cerrada desde hace años, en el Parque del Retirocristina bejaranoLa Razón

Los casi 400 años de historia de los jardines del Buen Retiro encierran, a su vez, un buen número de «subhistorias»: palacios, estanques, zoológicos... que, poco a poco, convirtieron a este parque urbano en una referencia. Entre esos elementos, hay uno en apariencia más modesto, pero que los que frecuentan la zona conocen sobradamente: la llamada «Montaña de los gatos», el montículo artificial que se erige en la Puerta de la calle O’Donnell, esquina con la Avenida de Menéndez Pelayo. Son muchas las leyendas que atesora: desde su propio nombre, recibido porque los madrileños elegían ese punto para abandonar sus mascotas, hasta la creencia de que bajo el montículo se ocultaba un tesoro. Lo único cierto es que fue levantado en 1817 por orden de Fernando VII, para disfrute de él y su familia, siguiendo la estela «versallesca». Un terreno terrizo que comienza al cruzar la Puerta de O’Donnell y que da la bienvenida a los usuarios, con las láminas de agua, una cascada y una abundante vegetación. Las obras se realizaron bajo la dirección de Bernardino Berogán, que proyectó diversas edificaciones del Retiro como la Casita del Pescador, la Casa del Contrabandista, la Casa del Pobre, la Casa Rústica, la Pajarera, la Casa de Fieras o el Embarcadero del Estanque Grande. Todas ellas, incluida la montaña, construidas por el arquitecto real Isidro González Velázquez.

Si quien lee estas líneas tiene menos de 20 años, es muy posible que solo haya conocido la «Montaña de los gatos» cerrada al público. El deterioro que ha ido presentando en su interior, utilizado en sus últimos años para la celebración de exposiciones, ha provocado su clausura durante casi dos décadas. De hecho, en los años ochenta, el Ayuntamiento, entonces presidido por Juan Barranco, meditó la posibilidad de derribarla. La última exposición celebrada en la montaña data de 2002, mientras que en 2004, a raíz de varios desprendimientos, decidió vallarse hasta el día de hoy.

Sin embargo, el montículo artificial cobrará de nuevo vida. La Junta de Madrid del Ayuntamiento de Madrid autorizará hoy un contrato y un gasto plurianual de 2.638.090 euros para llevar a cabo una remodelación integral de la montaña.

Así, tras un estudio realizado por la Dirección General de Gestión del Agua y Zonas Verdes, dependiente del Área de Medio Ambiente y Movilidad, se comprobó que, efectivamente, esta instalación no contaba con seguridad para uso, debido a las filtraciones de agua. Si bien en el año 2018, coincidiendo con el 150 aniversario del parque, se convocó un concurso público para la rehabilitación del espacio, finalmente quedó desierto. En estos últimos cuatro años, la edificación no ha hecho sino deteriorarse aún más.

La zona abovedada interior también será objeto de reforma
La zona abovedada interior también será objeto de reformalarazon

Desde el departamento dirigido por Borja Carabante calculan que el plazo de ejecución de las obras será de siete meses y se prevé que comiencen en septiembre de 2022. Unos trabajos que respetarán la estructura original, formada por una cúpula de 14 metros de diámetro y 11 metros de altura, construida para ser cubierta con tierra y vegetación creando así la montaña artificial.

Con todo, también hay que tener en cuenta el interior de la montaña: un espacio abovedado de planta circular abierto con un óculo superior del que nacen cuatro galerías abovedadas. El primero de estos pasillos, dispuesto en el eje perpendicular a la calle O´Donnell, hace las veces de acceso. Mientras, los otros tres nacen desde el espacio interior y avanzan bajo la montaña en direcciones opuestas hacia los estanques del perímetro, en busca de la caída de agua de las cascadas exteriores.

El Ayuntamiento acometerá ahora unas operaciones de limpieza y reparación que tan solo incluirán «elementos indispensables» en sustitución de algunos que fueron introducidos en la década de los años ochenta. Así, se desmontará el casquete, ejecutado en los años 60, se vaciará el interior de la peana del templete, se levantará el pavimento hasta alcanzar la bóveda, y se construirá bajo el solado una plataforma de cámara ventilada, que permitirá integrar un sistema mecánico de extracción y control de la humedad interior.

En lo que respecta a su espacio exterior, la intención del Consistorio es la de recuperar la estructura y los caminos que existían en este elemento de El Retiro, respetando el volumen original de la bóveda y mejorando su cubrición, recuperando los recorridos, la zona superior de observación y los elementos de evocación pintoresca.

La intervención también permitirá recuperar las cascadas y láminas de agua; mejorar el trazado y la renovación de los caminos interiores; consolidar los elementos patrimoniales; mejorar la percepción visual desde la plataforma superior; adaptar las zonas arbustivas y el patrimonio vegetal al espacio, y renovar la iluminación y el sistema de riego.