Seguridad

Los serenos que recorrían Madrid y que podrían volver pronto, como en otras ciudades de España

Numerosas localidades en todo el país han recuperado esta figura histórica de las calles españolas

Serenos en Gijón, Asturias
Serenos en Gijón, AsturiasEfe

Gijón fue de las primeras ciudades de España en recuperar una figura para muchos legendaria y para la mayoría de la población, la más joven, desconocida. La villa asturiana cuenta en la actualidad con medio centenar de serenos y hacerse un hueco en la plantilla implica conocimientos y habilidades en áreas tan diversas como la atención al cliente, primeros auxilios o recursos turísticos.

Lo cierto es que ya hay decenas de comercios asociados para impulsar este servicio, y la empresa, de economía social, cuenta actualmente con unos 51 trabajadores, en un programa financiado por el Fondo Social Europeo con el objetivo de ayudar a la inserción a los colectivos desfavorecidos .

Con una imagen muy diferente a aquella antigua de abrigos grises, largos, que se desdibuja en la memoria de los más mayores, los serenos de hoy en día llevan chalecos reflectantes y móvil. Nada que ver. Y si hace décadas se encargaban de regular el alumbrado público, abrir y cerrar portales y evitar los robos, ahora vuelven también con el objetivo de velar por una ciudad en la que los asaltos y las trifulcas no tengan lugar. Ellos serán los encargados de dar la voz de alarma ante cualquier peligro para los vecinos. Además de Gijón, Oviedo, Murcia, Vigo, Cáceres, Calatayud ya han recuperado esta figura nostálgica. También la ha desempolvado Santa Coloma de Gramenet, en Barcelona, la novena ciudad más poblada de Cataluña. Y es que frente a peligros nuevos, como las bandas latinas, las okupaciones o los altercados, la figura de los serenos da tranquilidad a los vecinos de los barrios.

En Madrid, las primeras noticias sobre ellos están datadas en el año 1715 pero no es hasta el año 1765 cuando se crea el Cuerpo de Serenos. Los requisitos para entrar a formar parte del Cuerpo de Serenos consistían en : medir cinco pies de altura como mínimo, tener voz fuerte y clara y no ser menor de 20 años pero tampoco sobrepasar los 40.

El uniforme que llevaban para llevar a cabo el oficio se ha convertido en un referente del tipismo madrileño. Consistía en lo siguiente: capote gris, gorra de plato, un chuzo ( era un arma defensiva que consistía en un palo de madera acabado en una punta de hierro), un silbato de bronce y un buen manojo de llaves.

Imagen de serenos
Imagen de serenosEfe

Pero a medida que el tiempo pasa, su indumentaria también fue evolucionando. Por ello, a principios del siglo XIX, el capote gris fue sustituido por una bata que siguió manteniendo el color gris. Pero lo que viene siendo sus utensilios de trabajo permanecieron iguales: chuzo, llaves y silbato. Es más, era tanto el uso que hacía del silbato que la policía llego a ignorar en ocasiones tal señal y de ahí nació el refrán “Tomar por el pito un sereno”.

Ahora, se ha vuelto a abrir el debate de la vuelta de las labores de los serenos. Algo que ya se ha visto en los últimos tiempos en barrios de Madrid, como Chamberí o en localidades como Colmenarejo. Una discusión que puede alumbrar, en poco tiempo, cambios en las calles de la capital, donde se podría volver a ver su figura en la oscuridad de la noche.