Historia
Así era la fuente de Cibeles como la vieron Carlos III y Ventura Rodríguez
Con el paso del tiempo, la diosa ha perdido un oso y un dragón, imprescindibles en aquel Madrid de abrevaderos y azacanes, que se pueden contemplar en el Museo de Madrid
Ella, con su presencia, cambió Madrid. Hasta el punto de que muchos identifican a la ciudad con su imagen. Ahí es nada. Ubicada en el medio de la plaza de Cibeles, en la confluencia de los ejes Prado-Recoletos y Alcalá, no siempre estuvo en ese emplazamiento ni los adornos e imágenes que la embellecían eran los actuales. O no solo.
La fuente de Cibeles se rodea, en la misma plaza, de cuatro edificios de gran valor histórico. El Palacio de Cibeles (antes de Comunicaciones, obra señera del gran arquitecto Antonio Palacios), que alberga el Ayuntamiento de Madrid. A su lado, el Palacio de Linares aloja a la Casa de América. Al otro lado de la plaza, de relevante importancia histórica, el Palacio de Buenavista es sede del Cuartel General del Ejército de Tierra. Por último, en la esquina suroeste tenemos el edificio del Banco de España.
Vicisitudes de la Fuente de Cibeles
La Cibeles fue diseñada en 1777 por el arquitecto madrileño Ventura Rodríguez, Maestro Mayor de la Villa. Un elemento decorativo que se enmarcó dentro del proyecto para embellecer el espacio que se llamó Salón del Prado. El lugar incluiría además la Fuente de Neptuno en el otro extremo y la Fuente de Apolo entre ambas. Un espacio en el que pasear, ver y dejarse ver.
La diosa, Madre Tierra en la mitología, fue construida por Francisco Gutiérrez con piedra de Redueña, los leones, asociados desde la Antigüedad a esta divinidad, arrastran un carro y son obra del escultor Roberto Michel, mientras que los amorcillos de la parte trasera son de Miguel Ángel Trilles y Antonio Parera. El proyecto urbanístico que ordenaba la zona fue promovido por el conde de Aranda y estuvo a cargo del arquitecto e ingeniero militar José de Hermosilla, que murió antes de que se concluyeran las obras. Pero había algo más. Algo que hoy nadie echa en falta pues fue retirado hace años. Muchos años. Tal que en 1862.
Dos elementos íntimamente relacionados con lo que era una fuente por aquel entonces. Espacio y abrevadero de animales y lugar de trabajo de los aguadores, los azacanes, que recorrían la Villa y Corte. De ahí que Juan de Villanueva idease, en los costados de la fuente, dos surtidores con forma de dragón y de oso que fueron labrados por Alfonso Giraldo. El escultor, pues todo está en los libros de cuentas, cobró 13.000 reales por ambas piezas.
Tras su colocación, las autoridades regularon su uso. El caño del oso estaba exclusivamente reservado para los 50 aguadores que operaban en esta fuente para surtir agua a las casas de la zona. En el caso del dragón o grifo mitológico, la posibilidad de hacerse con agua fresca era libre para todos los ciudadanos. Ambas figuras funcionaron, como decíamos, hasta 1862, fecha en la que desaparecieron tras prohibirse el uso público de la fuente. Era otro Madrid, y se buscaba algo menos cañí y castizo. Un empeño que tardó en hacerse realidad.
Unas fuentes en la fuente, por lo demás, que llegaron pese a que en el proyecto original de Ventura Rodríguez se incluía un surtidor con forma de jarra, decorado con un niño sentado encima, de la que brotaría el agua potable.
A la Cibeles, todo hay que decirlo, le pasó lo que a muchos monumentos y fuentes en la Villa y Corte. Inicialmente estuvo situada junto al muro del actual Palacio de Buenavista, que se construía por entonces. Tenía, como decíamos, en la época, una función práctica al servir de abastecimiento de agua, además de su función ornamental. Entonces miraba hacia la Fuente de Neptuno.
Fue un siglo después cuando cambió su ubicación. Con la reforma que modificó la apariencia de la plaza en 1891 para darle la forma circular que hoy podemos ver, se situó en medio de la plaza, esta vez mirando hacia la Puerta del Sol. Y así es como la tenemos en la actualidad.
Tras el traslado de la fuente de Cibeles al centro de la plaza, y dado que las casas empezaban a contar con agua corriente, como decíamos, se suprimieron las figuras del oso y el grifo o dragón. Entonces se reincorporaron los caños originales. Actualmente el oso y el grifo están expuestos en el Museo de San Isidro. No sin antes, como decíamos, tener un periplo que llevó al oso al foso de los osos, cómo no, pero de sus primos vivos en la Casa de Fieras del Retiro.
Tras la Guerra Civil se incorporaron a la Cibeles surtidores y chorros de agua. Además, con el paso del tiempo, se dispuso una iluminación decorativa que hizo de la fuente de Cibeles un espectáculo para los madrileños. La iluminación, algo en lo que quizá Villanueva no pensó... está presente todo el año,pero es especialmente grata de contemplar en periodo navideño.
Una fuente (un poco) toledana
El conjunto escultórico está labrado en mármol de Montesclaros (Toledo). Como decíamos, Cibeles, símbolo de la Madre Tierra, está subida en su carro, arrastrado por dos leones. El carro descansa sobre una base rocosa con algunas figuras como una rana, una serpiente o alguna planta.
Según la leyenda, los leones son dos jóvenes, Hipómenes y Atalanta, metamorfoseados. La diosa está sentada, ligeramente recostada sobre el lado izquierdo, con los pies cruzados, calzada con unas sandalias abiertas y cubierta por una túnica y un manto, tocada con una corona almenada. Con la mano derecha sostiene un cetro que reposa en su regazo y con la izquierda alza las llaves de la ciudad.
Detrás del carro puede apreciarse, como avanzamos, otro conjunto escultórico, elaborado años más tarde en mármol de Carrara. Se trata de dos niños semidesnudos, o amorcillos. Uno de ellos está arrodillado y arroja agua desde un ánfora. Mientras que el otro está de pie y extiende los brazos sobre el anterior sosteniendo en sus manos una caracola.
Una fuente que cruzó el Atlántico
Durante la Guerra Civil el bando republicano, que aún dominaba Madrid, parapetó la Fuente de Cibeles tras una acumulación de sacos terreros y una estructura piramidal de ladrillo para protegerla de los bombardeos. Por desgracia, ya se habían causado algunos daños en la figura de la diosa y en uno de los leones.
En el apartado de curiosidades sobresale una. Existe una réplica exacta de la Fuente de Cibeles en Ciudad de México, entre las calles Oaxaca y Medellín. Fue inaugurada en 1980 como símbolo del hermanamiento entre las dos ciudades.
Otra réplica de la Fuente de Cibeles se ha construido, ya en el siglo XXI, en una zona residencial a las afueras de Pekín. Y existe otra réplica más, en este caso no exacta sino con una estética mucho más moderna, en el municipio madrileño de Getafe. Mucha historia, la de la “señá” Cibeles.
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