Tributo
Almudena ya es «Grande» de la ciudad de sus novelas
La escritora fue nombrada «Hija Predilecta» durante una ceremonia en el Teatro Español
El Teatro Español celebró este lunes un homenaje a la figura de Almudena Grandes, fallecida por un cáncer en noviembre a los 61 años. Su familia recogió su nombramiento a título póstumo como Hija Predilecta de la ciudad, siendo la escritora la primera mujer que recibe este reconocimiento.
Luis García Montero, poeta y marido de la escritora, agradeció al vicesecretario general del Pleno, Juan José Orquín, a Borja Fanjul, concejal popular, y al área de Cultura del Ayuntamiento la celebración de este acto. Por parte del Gobierno asistió el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños. No asistió el alcalde de la ciudad, José Luis Martínez-Almeida, circunstancia que fue criticada por los portavoces de los partidos de la izquierda presentes ayer en la ceremonia.
El acto estuvo conducido por la directora del Teatro Español, Natalia Menéndez, quien reiteró, entre recuerdos y vivencias compartidas, el respeto y admiración que Grandes sentía por el teatro. Luis García Montero fue quien, acompañado de sus hijos, subió a las tablas del Español para recibir el reconocimiento que «más ilusión» le hubiera hecho a Almudena. El poeta tuvo que esperar varios minutos para tomar la palabra debido a la ovación por parte del público. «Cuando uno tiene una pérdida grande resulta difícil encontrarle sentido a la vida, pero el cariño, la emoción, la amistad de la gente poco a poco va haciendo que nuestros hijos, nuestra familia (...) vayamos encontrándole sentido a una vida», destacó.
El siguiente invitado en subir al escenario fue su amigo y artista Joaquín Sabina, quien tras dedicar unas palabras a la que consideraba «la mejor de las amigas», confesó que siempre lleva sombrero porque solo podría quitárselo si es para hacerlo en honor a Almudena.
Posteriormente, la actriz Blanca Portillo leyó al público unas páginas de la escritora, haciendo homenaje a su labor literaria y a la pasión que ésta sentía por su ciudad, Madrid. La pianista admirada por Almudena, Rosa Torres Pardo, acompañada por García Montero, interpretaron «Fandango de Lavapiés». Ambos recordaron Goyescas, tocada por Enrique Granados y que tanto le gustaba a Almudena.
La escritora Marta Sanz también participó en esta emotiva ceremonia, en la que confesó que Madrid siempre estaba en los renglones de Almudena. Confesó admirarla por su conocimiento casi científico de la capital y su obsesión por comprender todo lo que acontecía: «Filóloga, historiadora, geógrafa que llamaba a las cosas por su nombre». Marta Sanz hizo referencia a una de sus obras más reconocidas, «Edades de Lulú», para asegurar que Madrid es el único sitio donde se puede vivir en medio del desastre y, donde decía Almudena, te regalan boquerones con las cañas. «Ciudad enorme, la que todos llaman pueblo». En las páginas de la escritora, Madrid se agranda, se huelen churros y se oyen los ruidos de los bares, recitó Sanz emocionada. Se hizo eco de «Corazón Helado», cuando Ignacio se reencuentra con su memoria de un Madrid en guerra y que, de repente, se abre ante él como un tesoro.
Todos los participantes coincidieron en el cariño que sienten por una escritora que amaba su ciudad, que la escribió desgarrando sus contradicciones y todas sus visiones. Para terminar y despedirse de esa niña torrencial de la calle Churruca, García Montero le dedicó un poema titulado «La inmortalidad» y, de nuevo, llegaron los aplausos infinitos.
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