Tesoro español
Así de inexpugnable es la cámara acorazada del Banco de España (y sí, también se inunda)
Las aguas que anegarían esta sala provienen de dos arroyos subterráneos: las Pascualas, que corre a lo largo del Paseo de la Castellana, y Oropesa, que baja por la calle Alcalá y alimenta la fuente de Cibeles
No es una leyenda. Tampoco es un bulo. Es una realidad en pleno centro de Madrid. Allí está, donde muchos celebran las victorias de su equipo, a dos pasos de la diosa Cibeles. La cámara acorazada del Banco de España se encuentra a unas siete plantas por debajo del edificio emblemático de la riqueza de nuestro país. Está a 37 metros de profundidad. Un escondite que se construyó, junto con todo el sistema de protección, en los años 30 del siglo pasado.
Es muy difícil poder acceder a la cámara. Lo primero que tendríamos que hacer para llegar a ella sería bajar por un ascensor. Hasta aquí suena fácil, incluso cómodo, pero es que al ascensor solo se puede entrar por una gigantesca puerta de seguridad de 16 toneladas de acero. Y todo tras cruzar unas escaleras que se encuentran en la glorieta de unión del edificio original de 1891 y el de la ampliación de 1936 del Banco de España. Luego, bajar dos sótanos. Tras aquella gran puerta acorazada, de 16 toneladas de peso y acero oxidable, nos topamos con un foso y dos ascensores, que descienden, como decíamos, a 37 metros de profundidad. El foso se atraviesa a través de un puente de dos metros de largo, que conduce a una nueva puerta acorazada más pequeña. A seis metros, otra puerta gemela. Nunca se abre una puerta sin cerrarse otra. Se nos complica la cosa con tantas puertas... En realidad la primera sería la más grande. Luego, como vimos, hay más. El resto pesan “solamente” entre nueve y catorce toneladas.
Si repasamos, se nos acumulan los obstáculos que hacen que la cámara sea verdaderamente inexpugnable: tras esas puertas blindadas a prueba de bombas, seguido de un foso, que hay que pasar por un puente, y que nos conduce a una y otra puertas blindadas. Y el tiempo pasa. Parece una película de aventuras... pero es la pura realidad mientras, a pocos pasos, en el Ayuntamiento, se decide qué hacer en los barrios de la ciudad con los presupuestos. Ajenos al entramado de seguridad que, pocos metros más allá, permanecen inalterables desde hace decenas de años.
Allí, bajo tierra se guardan las reservas españolas de oro. Ahora que la inflación y la guerra de Ucrania vuelve a poner a prueba nuestra estabilidad económica, se calcula que hay unos 5.000 lingotes de oro y, aproximadamente, 2 millones de monedas, también de oro.
En total abarca una superficie de 2.500 metros cuadrados que con los grandes muros que separan las cajas quedan útiles 1.500. Es una instalación infranqueable. En última estancia, un pasillo pequeño que recorre la superficie exterior desde la entrada hasta la salida, repleto de espejos, permite ver cualquier silueta desde cualquier punto. En caso de una intrusión se podría dar la voz de alarma rápidamente.
Hoy día reposan bajo tierra, según informaciones, 9,1 millones de onzas troy en la cámara secreta. En 2004 la reserva total ascendía a cerca de 17 millones de onzas. Unas cantidades que parecen coincidir con las apuntadas en junio de 2019, cuando el Banco de España contaba con 9,05 millones de onzas troy de oro (la unidad de medida usada para medir el peso de los metales preciosos), algo más de 281 toneladas. Y algo más de 10.000 millones de euros.
Hoy por hoy no existe constancia de que alguien haya intentado entrar a robar a la cámara acorazada. En tal caso, las puertas se cerrarían automáticamente, los pasillos se sellarían y, por si todo esto fuera poco, un sistema hidráulico conecta la cámara con la fuente de Cibeles y haría que todo se inundara de agua.
Las aguas que inundarían esta sala provienen de dos arroyos subterráneos: las Pascualas, que corre a lo largo del Paseo de la Castellana, y Oropesa, que baja por la calle Alcalá y alimenta la fuente de Cibeles. Un entramado de seguridad completo y ajustado al milímetro para guardar el “tesoro” español.
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