Historia
La estatua de la Libertad de Madrid, anterior a la de Nueva York (y por partida doble)
El panteón de Hombres Ilustres y el frontis del Congreso de los Diputados acogen la representación de una escultura emblemática pero no privativa de Estados Unidos
Madrid no tiene una... Tiene dos estatuas de la Libertad. Más pequeñas, eso sí que la tan conocida de Nueva York, pero más antiguas y originales. Una corona el mausoleo de los liberales Calatrava, Argüelles y Mendizábal, en el Panteón de Hombres Ilustres de Atocha, y la otra forma parte del frontispicio del Palacio de las Cortes. Ambos monumentos fueron realizados por el escultor neoclásico zaragozano Ponciano Ponzano.
Allá por 1853 se levantó un monumento para recordar a tres grandes e ilustres liberales españoles: Agustín Argüelles, José María Calatrava y Juan Álvarez Mendizábal. El proyecto correspondió a Federico Aparici, que ideó un túmulo cilíndrico que remataba una estatua de la libertad. En las paredes exteriores se esculpieron las alegorías de la Pureza, el Gobierno y la Reforma. El monumento a la Libertad se inauguró el 20 de febrero de 1857 en el antiguo cementerio de San Nicolás, situado en la calle del Sur entre el Paseo de Delicias y el Paseo de Atocha, al desaparecer este cementerio, el monumento se trasladó en el 1912 al patio del Panteón de Hombres Ilustres. El monumento español fue, así las cosas, mucho tiempo anterior a la norteamericana, ya que aquella fue un regalo del pueblo francés al estadounidense en 1886 para conmemorar el centenario de la Declaración de Independencia de los Estados Unidos.
La Estatua de la Libertad que corona el monumento madrileño, como decíamos, es obra del escultor Ponzano. Se presentaba con un gorro frigio, coronada con rayos solares, pecho semidesnudo, portando en su mano izquierda un cetro y en la derecha un yugo roto sobre el que apoya un pie, y termina el grupo escultórico un gato. En el Mundo Antiguo los esclavos liberados usaban un gorro de forma cónica conocido como gorro de liberto y que se convirtió en el símbolo de la libertad. Este gorro fue adoptado por los revolucionarios franceses en 1789, difundiéndose por toda Europa y América como símbolo del régimen republicano y la libertad.
En la estatua aparece un yugo roto que simboliza el final de la opresión, y el gato como animal difícil de controlar, algo que también refuerza la idea de libertad. Y finalmente la corona de rayos con su forma circular nos indica la perfección y la luz que ilumina el alma del triunfador. Es pues el signo del éxito de la libertad.
Respecto a la estatua de Federico Augusto Bartholdi se inspiró en su pose, a su vez, en una estatua de una dama egipcia que presentó para presidir el canal de Suez y que fue desestimada. El francés, al parecer, estaba obsesionado con la monumentalidad de Egipto y aunque la estatua americana tiene treinta y tres metros de alta y la madrileña tiene solamente dos, posiblemente Bartholdi se inspiró en la libertad madrileña para realizar la coronación de la suya, puesto que otra estatua de la libertad que está en Madrid, también obra de Ponzano, porta la diadema de rayos, (cuando lo normal era que la libertad se representase con el gorro frigio). Esta es la estatua de la libertad del congreso de los diputados creada en 1848. Una lectura madrileña de su “hija” neoyorquina.
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