Urbanismo

La mole del Cuartel de San Gil que incomodaba el crecimiento de Madrid

Un espacio histórico, obra de Sabatini, además de escenario de la “sargentada” contra Isabel II, y que hoy ocupa la plaza de España

Cuartel de San Gil. Fachada
Cuartel de San Gil. FachadaAyuntamiento de Madrid

El arquitecto e ingeniero italiano Francesco Sabatini fue una figura fundamental en la configuración arquitectónica y modernización de Madrid. De la mano de Carlos III, su ingenio y creatividad alumbraron obras como la Puerta de Alcalá o el Palacio Real, de San Francisco El Grande a la Real Casa de la Aduana o lo que hoy es el Centro de Arte Reina Sofía. Y muchos más que deslumbran en una ciudad que, por entonces, pugnaba por ser una de las grandes capitales de Europa. Sin embargo, en ese recorrido de obras, algunas no han superado el paso de los años. En el recuerdo está el Cuartel de Caballería de Leganitos, más conocido por San Gil, que fue diseñado y construido por él entre 1789 y 1808. Para ello se derribó el edificio a medio construir, obra también de Sabatini, destinado a convento de San Pedro de Alcántara.

El cuartel se levantó con ladrillo rojo y piedra, destacando el cuerpo central, “la portada en arquería almohadillada y balcón voladizo corrido sobre el piso principal al que se asoma una ventana de más amplia estructura”. El arquitecto condicionó la arquitectura del cuartel a ser un instrumento del poder absolutista, orientando su fachada al Palacio Real, en perfecta sintonía con la arquitectura representativa pública de la era borbónica, bajo el criterio de textura uniforme, de raíz clasicista y siempre monumental y representativa.

El edificio tenía planta rectangular, dispuesto en tres patios, siendo el central más amplio, con el fondo de forma cóncava, muy similar al vecino Cuartel del Conde-Duque, este obra de Pedro de Ribera. Una obra esta última que se ha mantenido en el tiempo y hoy es un centro de referencia del arte en España.

El Cuartel de San Gil tenía tres plantas, una baja más dos pisos superiores, cada uno con 33 vanos, así como tres sencillas fachadas de granito. La fachada principal daba al espacio que comunicaba la cuesta de San Vicente con la plaza de Leganitos, un espacio este último que hoy ha desaparecido. Todo ello en una zona que ha afrontado una profunda reforma y que ha sido recientemente inaugurada: la plaza de España.

Aún sin terminar, el edificio fue ocupado en 1808 por José Bonaparte ya en el trono, el cual lo destinó a acuartelamiento de los guardias de corps. Desde entonces, el edificio mantuvo siempre su función militar. La posición defensiva del cuartel de San Gil quedó reforzada con la construcción vecina del Cuartel de la Montaña en 1859.

Vista del Cuartel de San Gil
Vista del Cuartel de San GilAyuntamiento de Madrid

El acontecimiento histórico más relevante del cuartel tuvo lugar el 22 de junio de 1866, cuando un grupo de sargentos intentó una sublevación fallida contra Isabel II. La sublevación del cuartel de San Gil o “sargentada” fue un preludio de “la Gloriosa”, el movimiento revolucionario que expulsó de España a Isabel II en 1868.

Con todo, en 1910, el Ayuntamiento de Madrid acometió los proyectos para la reforma de la plaza formada sobre parte de la plazuela de San Marcial y el solar dejado por el derribo del cuartel de San Gil y que alumbraría la plaza de España, en la que habría de terminar la Gran Vía. Sin embargo, la efectiva urbanización de la plaza no se abordó hasta décadas después. Algunos apuntan que la mole del cuartel de San Gil era un estorbo para los planes de crecimiento de la ciudad en pleno siglo XX.