Despoblación

El “Madrid vaciado”: Navalquejigo, un pueblo fantasma al albur de los “okupas”

La iglesias románica habla de un tiempo pasado, sin duda mejor, a poco más de 50 kilómetros de la Puerta del Sol

Iglesia de Navalquejigo
Iglesia de NavalquejigoEfe

No ha destino en Navalquejigo. La localidad, de origen medieval, es hoy en día uno de los tantos pueblos abandonados de la Comunidad de Madrid... o no tanto. Se ubica a poco más de 900 metros de altitud sobre el nivel del mar, en los hermosos parajes de la comarca de la Cuenca del Guadarrama.

Una historia de despoblación -y desolación-, que no siempre fue así, pues en el año 1503, surge entre El Escorial y Galapagar una fuerte discusión sobre la posesión de Navalquejigo, ganándola este último. Pero en 1564, Felipe II convierte la iglesia en parroquia bajo el nombre de la Exaltación de la Santa Cruz, segregándola de Galapagar, junto a Torrelodones y Colmenarejo, que también pertenecían a este municipio. Navalquejigo a finales del siglo XVI contaba con una población de 250 habitantes, el doble que El Escorial.

Sin embargo, la decadencia hizo presa en Navalquejigo. Durante siglos, y hasta llegar a nuestra época. Las circunstancias personales de los pocos que allí vivían hicieron que esta pequeña población empezara a ser abandonada durante la década de los 80 del pasado siglo XX. Sin embargo, en este caso, sus calles y edificios no pasaron mucho tiempo vacíos, ya que no tardaron en llegar al pueblo “un grupo de personas” en busca viviendas vacías. Hoy, algunos medios, apuntan a unos cuarenta individuos en el pueblo.

Y todo mientras la románica iglesia de la Exaltación de la Santa Cruz, situada en el antiguo poblado medieval de Navalquejigo, amenaza ruina. Un templo cuya construcción tiene origen en el siglo XIII y ahora tiene graves problemas estructurales, con grietas en algunos muros y el hundimiento parcial del tejado de la cabecera.

Hace pocos años, el Ayuntamiento de El Escorial realizó las obras más urgentes y solicitó fuese declarada Bien de Interés Cultural. Algo que sin duda ha permitido que no fuese destruida.

Todo en un entorno en el que viven varias familias “okupas”, de forma alternativa y autosuficiente, con sus huertas y animales, mientras celebran actividades como festivales de teatro y de circo.

Un lugar a poco más de 50 kilómetros de la Puerta del Sol sin alcantarillado ni agua corriente, enfangado cuando llueve y sin acceso a redes sociales. Un pueblo medieval que, verdaderamente parece estar en la Edad Media. Alejado de la civilización en plena Comunidad de Madrid, la primera economía de España.