Viajes
La Vía Verde del Alberche, un plan BBB para diciembre en Madrid
Aquí se iba a construir una vía de ferrocarril para conectar Pelayos de la Presa con Aldea del Fresno, que al final se quedo en un proyecto
No descubrimos nada. Están ahí desde hace mucho tiempo, aunque muchos las desconozcan. Son las vías verdes, hay muchas en toda España y conforman más de 3.000 kilómetros de senderos, especialmente apropiados para recorrer a pie o en bici. Unos caminos que discurren o se asientan sobre viejos trazados del ferrocarril. Recorridos ferroviarios que han caído en desuso y ahora tienen una nueva vida. Sostenible y cardiosaludable se podría decir... En este sentido, la Fundación de los Ferrocarriles Españoles tiene una web específica que resulta muy ilustrativa.
Aquí se iba a construir una vía de ferrocarril para conectar Pelayos de la Presa con Aldea del Fresno, que al final se quedo, como tantas veces, en un proyecto. La Vía Verde del Alberche es una de las siete que hay en la Comunidad de Madrid. Nace en la famosa carretera de los pantanos (M-501), tan conocida y transitada por motoristas y madrileños que deciden pasar el día en el Pantano de San Juan. Este es un lugar especialmente concurrido los fines de semana del verano, por eso, ahora en diciembre, es el momento perfecto para hacer una escapada. Una actividad que además se puede realizar en familia o con amigos, a muy bajo coste y con la seguridad de que los paisajes y el “camino” serán excepcionales: las tres B que todos buscan en su ocio.
Una excursión en la que ver el embalse de Picadas, que retiene las aguas del río Alberche, dentro del término municipal de San Martín de Valdeiglesias. Este enclave, donde se levantó la presa, se conoce como Las Picadas, de ahí el nombre del embalse.
Con ganas, con muchas ganas, para acceder al comienzo de la ruta de esta vía verde se llega por una pequeña pista que, poco antes de llegar a Pelayos de la Presa, sale de la M-501, procedente de Madrid a la izquierda, después de cruzar el Alberche por el puente de San Juan. Veremos un área recreativa a orillas del embalse. El lugar perfecto para aparcar el coche. Luego sólo nos queda una pequeña caminata hasta situarnos en el viejo camino ferroviario. Desde allí seguiremos el camino del pantano hasta la presa. Son unos siete kilómetros de agradable paseo, y otros tantos de vuelta, obviamente. La ocasión perfecta para demostrar nuestro espíritu aventurero... aunque no demasiado.
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