La muralla milenaria de Madrid contará con protección

Se nos ha olvidado, pero Madrid, durante siglos, fue una ciudad amurallada. Primero, en el siglo IX, por los árabes; después, entre el XI y el XII, por los cristianos, que aprovecharon parte de la edificación de los anteriores. Aún se conservan vestigios de aquello en el casco histórico de la ciudad. Pero el objetivo es preservarlos a largo plazo. De ahí que el Ayuntamiento de Madrid haya aprobado un plan especial de protección y puesta en valor de los lienzos de las antiguas murallas. Y es que, entre otros objetivos, se busca dar a conocer a la ciudadanía unos restos históricos que son parte del origen de la capital.

De este modo, el Área de Desarrollo Urbano, con Mariano Fuentes a la cabeza, amplía un espacio protegido que, hasta ahora, abarcaba casi 26.000 metros cuadrados, constituido por tres manzanas discontinuas: calles Escalinata-Espejo, Almendro-Cava Baja y parque del Emir. Con la aprobación del Plan, el área de protección pasa a ser de más de 300.000 metros cuadrados, englobando, además de esas manzanas, las parcelas edificables públicas y privadas, parte del viario y espacios libres que contienen o pueden contener restos de la antigua muralla.

Además, el texto propone la inclusión en el catálogo de jardines con protección de aquellas zonas verdes donde existen restos de la muralla, debido a que pasarán a ser «espacios situados en lugares de especial significación de la ciudad». Y, por supuesto, el proyecto prevé la implantación de un equipamiento cultural para la difusión de esta estructura.

De esta forma, el Consistorio espera «liberar» aquellas partes del monumento que se encuentran «embebidas» en el caserío del casco antiguo, de forma que se puedan recuperar de forma paulatina. La ordenación completa y pormenorizada del ámbito, la catalogación de los elementos protegidos, la inclusión en el catálogo de edificios de nuevos inmuebles y la calificación y puesta en valor de zonas verdes completan un plan con el que se espera poner en el sitio que se merece uno de los mayores tesoros que alberga la ciudad de Madrid.