Sanidad
Adicciones en la capital: más casos de alcoholismo y más mujeres
Los Centros de Atención a las Adicciones (CAD) atendieron el año pasado a cerca de 10.600 personas, un 6 % más que en 2022
Las adicciones vuelven a estar en el mapa político. En realidad, nunca lo han dejado de estar. Pero el reciente anuncio, por parte de Isabel Díaz Ayuso, de poner en marcha un Plan contra las Drogas –dentro de las cuales preocupa especialmente el cannabis–, nos ha hecho preguntarnos cuál es la situación de la población madrileña en lo que adicciones se refiere.
En Madrid, la red de centros del Instituto de Adicciones –dependiente del Área de Seguridad y Emergencias que preside la vicealcaldesa Inma Sanz–, atendió en 2023 a casi 10.600 personas, lo que supone un incremento del 6,40 % respecto al año anterior.
«Nuestra red cuenta con una trayectoria de 35 años», explica a LA RAZÓN Beatriz Mesías, subdirectora de Adicciones de Madrid Salud. Sus diez centros –siete dedicados a la atención a las adicciones, los CAD, y tres concertados– suponen una red «amplia, en el sentido de que trabajamos la prevención, el tratamiento y la reinserción, con un enfoque integral». Y es que «la adicción es una enfermedad, y atendemos su origen de forma multifactorial e interdisciplinar».
El alcohol sigue siendo la sustancia que provoca más atenciones: un 36,70 % de la población atendida. Así, destaca un incremento de un 8,18 % de personas consumidoras de alcohol como droga principal con respecto al año 2022. En segundo lugar estarían los tratamientos por consumo de cocaína, presentes en dos de cada diez personas atendidas.
Uno de los datos que llama la atención es el importante incremento de mujeres en los CAD. Aunque suene paradójico, es una buena noticia. «Las mujeres sufren una doble vulnerabilidad, ya que cuentan con una mayor estigmatización. De hecho, muchas veces no acuden a los centros por ese estigma», explica Mesías. Del mismo modo, entre ellas se han encontrado numerosos casos de violencia de género.
«Estamos llegando mucho a las chicas y a las mujeres mayores de 50 años. Antes no llegábamos fácilmente a ellas», subraya la subdirectora de Adicciones. Uno de los perfiles que están tratando es el de aquellas personas que desarrollan una adicción tras sufrir soledad no deseada.
En lo que se refiere a los menores, las cifras se mantienen estables. Y es que Madrid Salud lleva a cabo una labor «de prevención en los colegios con vistas a detectar riesgos». De este modo, llegaron a alrededor de 2.100 jóvenes, de los cuales, el 57 % era considerado de «riesgo» y el 45 % había desarrollado «una adicción ya establecida».
«Cada año multiplicamos los recursos para llegar a edades más tempranas y, así, detectar cuanto antes el riesgo», explica Mesías. No en vano, se está trabajando mucho con las familias, que son consideradas «el agente preventivo principal».
Las sustancias más comunes en este sector de la población son el alcohol y el cannabis. Sin olvidar las adicciones tecnológicas: redes sociales, videojuegos y pantallas en general. Ahora mismo, el cannabis constituye un 12,56 % de los casos tratados. «Cuando en cannabis se dan una serie de criterios de adicción, puede aumentar el uso de otras drogas, como la cocaína». Y es que los jóvenes presentan una serie de «criterios de vulnerabilidad» precisamente por su juventud.
En cuanto a las pantallas, la experta aclara que, según los manuales clínicos de trastornos, «sólo se considera como adicción los videojuegos y el juego». En todo caso, sí han visto «un aumento de las consultas familiares o de jóvenes en riesgo, pero no un gran aumento de los tratamientos».
En 2023, explican en Madrid Salud, se realizaron tratamientos a 195 personas (171 hombres y 24 mujeres) cuyo diagnóstico principal era un trastorno de adicción al juego. También acudieron a tratamiento 145 personas por algún tipo de uso inadecuado de las redes sociales, los videojuegos o la navegación por Internet como problema principal.
En cuanto a personas en tratamiento nuevas en la red (2.590), el alcohol, la cocaína y el cannabis fueron las sustancias principales. Se atendió a un 39,6 % de personas consumidoras de alcohol, 22,8 % personas consumidoras de cocaína, 14,78 % personas consumidoras de cánnabis y 5,60 % consumidoras de opiáceos.
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