Cultura

Adriana Bilbao, la bailaora nieta de Zarra: "Sueño con llevar el nombre de mi abuelo a los estadios"

La artista se despide hoy del Reina Victoria con su homenaje al mítico delantero del Athletic de Bilbao

Un momento del espectáculo, en el Reina Victoria
Un momento del espectáculo, en el Reina VictoriaMarieli Oviedo

Un espectáculo de Flamenco, sobre el Athletic Club de Bilbao, en pleno centro de Madrid. Prácticamente toda la geografía española converge en el nuevo espectáculo de Adriana Bilbao en el Teatro Reina Victoria. La bailaora y escenógrafa es, además, nieta del mítico delantero del Athletic Telmo Zarra, fallecido en 2006. Adriana llevaba años pensando en homenajear a su abuelo con su propio espectáculo. Una forma nunca antes vista de retratar el fútbol.

Esta bailaora bilbaína cuenta como le nació la pasión por el flamenco: «Mi madre escuchaba mucho flamenco en casa cuando yo era niña y me apuntó a clases. Fue cuando cumplí los 18 (coincidiendo con la muerte de Zarra) cuando decidí ir a bailar a Málaga con una bailaora que me había impresionado viendo vídeos suyos por Internet». Ya con La Lupi, Adriana también estudió Comunicación Audiovisual. La Universidad era la única condición de su familia para impulsarla a cumplir su sueño.

El espectáculo «Zarra» está estos días por primera vez en Madrid, hasta este domingo. Ella misma reconoce que era un reto visitar la capital en pleno mes de agosto, aunque ya se va recuperando la normalidad estos días. La amplia oferta teatral de Madrid ha sido uno de los mejores aliados para combatir la última ola de calor de este verano. Después de recorrer, como no podía ser de otra forma, gran parte del País Vasco, este show también pasará por Sevilla, capital del flamenco y prueba de fuego para cualquier proyecto de este tipo.

Adriana aclara que su intención no es replicar ni hacer un guiño con la gira a la trayectoria profesional de su abuelo: «Pisaremos todos los escenarios en los que quieran contar con nosotros, aunque obviamente había lugares en los que teníamos que estar sí o sí». Sin mencionar tablaos ni teatros con los que soñaría. Pero sí reconoce que su verdadero capricho sería «llevarlo a un estadio de fútbol», aunque sea a través de una breve adaptación.

Traducción de un lenguaje

Adriana se muestra muy agradecida de que el propio Athletic de Bilbao se haya prestado a participar en este homenaje a su abuelo: «Miembros de la directiva nos ayudaron a traducir el lenguaje futbolístico al baile, así como a documentarnos en gestos y hábitos de aquella época. Incluso, nos invitaron a un entrenamiento en Lezama, para que pudiésemos ‘‘empaparnos’’ de la jerga y el lenguaje verbal del jugador».

«Zarra» respira una amplia dosis de documentación. Su condición familiar le ha brindado el privilegio de poder acceder a las mejores fuentes, pero con eso no era suficiente: «Antes de cada puesta en escena siempre paso varios meses recopilando información. En este caso, contacté con todos los archivos sonoros y medios de la época para poder reproducir la voz de mi abuelo durante la representación».

El vestuario también cuenta con guiños al legendario goleador, como el gesto de recortarse las mangas o los pantalones de la equipación. Además, a los asistentes les sorprenderá ver a los jugadores del Athletic representados con una camiseta blanquinegra. «Evoca a las imágenes y fotografías que todos recordamos de él y de su época», reconoce la artista.

Ella sigue sorprendida por el gran reconocimiento que el nombre de su abuelo conserva en el fútbol. De hecho, su apellido da nombre al galardón a mejor goleador nacional. Así como, el nombre de otro delantero del Athletic, Pichichi, da nombre al de máximo goleador de la competición liguera. «Sin duda, un club como este, que aún mantiene su esencia y su filosofía, favorece que se le hagan homenajes como este. Siempre he tenido la sensación de que el Athletic es el equipo más querido de España. Muchísima gente me dice que somos su segundo equipo».

Hasta en Japón

Pero el legado de su abuelo va mucho más allá de su actuación en los terrenos de juego. Lo que más les enorgullece en esta familia es que siempre se le haya valorado por su calidad humana. «Cuando me venía a recoger al colegio se hacía eterna la vuelta a casa, se paraba con todo el mundo. Y cuando íbamos a San Mamés teníamos que salir dos horas antes. Yo pensaba que tenía un montón de amigos», se ríe la bailaora bilbaína. Ella, cuya profesión le ha brindado la oportunidad de conocer mundo, presume orgullosa de que conocen su segundo apellido hasta en Japón.

Este número flamenco también se remonta a los orígenes del fútbol en nuestro país, entre las comunidades mineras. Así se recupera el espíritu humilde de este deporte que ahora parece haber olvidado su esencia, acumulando cifras astronómicas entre Arabia Saudí y el eterno caso Mbappé. «Cuando aún vivía mi abuelo, a él ya le parecía otro mundo respecto al fútbol que él vivió, cuando no todo era dinero».

Este vínculo familiar abuelo-nieta no es una mera casualidad. La afición por el Athletic se entiende como una herencia intergeneracional, en la que ir a San Mamés se convierte casi en una responsabilidad de los abuelos respecto a sus nietos. Cada jornada que el Athletic juega en casa es como un ritual.

Así, quien fuera reconocido como la mejor cabeza de Europa, es hoy homenajeado por una virtuosa del tacón.