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La semana

Ayuso se revuelve conta la ofensiva de Sánchez sobre el aborto

La presidenta madrileña convierte el debate de la objeción de conciencia en una nueva batalla por la libertad

La presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, en la Asamblea Jesús Hellín EUROPAPRESS

La política madrileña ha vuelto a situarse en el centro del debate nacional. Isabel Díaz Ayuso ha pasado al contraataque frente a la ofensiva del Gobierno de Pedro Sánchez y de la izquierda madrileña en torno al aborto. En una semana donde la oposición ha querido reposicionarse en el tablero madrileño, la presidenta ha respondido golpe a golpe a las críticas, anuncios y mensajes de Moncloa.

La semana en la que se conocen nuevas revelaciones sobre gastos que el PSOE pagó al ex ministro Ábalos, el presidente del Gobierno reaviva la confrontación con el aborto. A la vez que se difundían audios que evidenciaban como sus colaboradores se repartían «chistorras» y «morados», Sánchez requería a Madrid y otras tres comunidades que cumplan la ley y pongan en marcha un mecanismo de médicos objetores.

La cortina de humo no ha conseguido opacar los casos judiciales que afectan a su entorno y a su partido. Ni siquiera la estrategia conjunta de la izquierda en Madrid llevando al Pleno del jueves el asunto, ha extinguido los escándalos. Más Madrid y el PSOE, en un intento de alargar la polémica suscitada la pasada semana en el Ayuntamiento de Madrid, se lanzaron contra la presidenta regional que, lejos de achantarse, reforzó su discurso. «No voy a obligar a un médico de la Comunidad de Madrid a actuar contra su conciencia y su libertad, y nunca se va a elaborar una lista negra de médicos», aseveró, convirtiendo el asunto en una nueva demostración de fuerza frente a Sánchez. «No se va a señalar a nadie» ni por abortar ni por dejar de hacerlo y tampoco a «ningún médico por practicar un aborto o por no querer practicarlo», aclaró. «Si les parece poco, váyanse a otro lado a abortar», zanjó frente a la irritación en la bancada contraria.

Su declaración fue respondida por Pedro Sánchez, que advirtió que utilizará todos los medios legales a su alcance si Ayuso mantiene su postura. El pulso forma parte de lo que en el PP de Madrid entienden como una campaña de hostigamiento desde Moncloa.

La presidenta ha enlazado esta semana las críticas sobre el aborto con otras batallas políticas abiertas con Sánchez. Entre ellas, la decisión de la Comunidad de Madrid de acudir al Tribunal Supremo contra la ley que, «pretende intervenir y limitar a las universidades privadas», así como la reclamación formal al Ejecutivo central del pago urgente de más de 126 millones de euros en ayudas al transporte público que el Ministerio de Transportes mantiene pendientes.

El pulso con Moncloa se ha extendido a cuenta de los últimos informes de la UCO sobre la utilización de dinero para pagar regalos y otras prebendas a mujeres relacionadas con Ábalos y en la no asunción de responsabilidades por el fallo del sistema de pulseras de control a maltratadores. «El Gobierno se erige en defensor de las mujeres, pero nadie dimite cuando mueren por negligencia», lamentan en la Puerta del Sol.

El contraste entre la presión a Madrid y el silencio de Sánchez ante los escándalos en su partido y los fallos en su Gobierno se ha convertido en uno de los ejes de la estrategia de Ayuso en el ecuador de la legislatura. La presidenta proyecta una imagen de coherencia frente a lo que califica como «doble moral de la izquierda». El mensaje ha calado en el debate madrileño justo cuando el bloque autodenominado progresista trata de recomponerse tras meses de desgaste interno.

En Más Madrid, la pugna por el liderazgo ha estallado de nuevo. Manuela Bergerot, portavoz en la Asamblea, ha asegurado que «todo el mundo va a encontrar un sitio en el proyecto diverso y coral» que representa su formación, recordando que aún quedan «dos años» para las elecciones autonómicas.

Sus palabras llegan después de que el portavoz adjunto, Emilio Delgado, confirmara su intención de optar a ser candidato frente a Ayuso en 2027. «Me lo tomo en serio, pero queda mucho tiempo y eso lo decide la militancia. Si me ponen de 1 o de 15, me parecerá bien», señaló.

El paso adelante de Delgado ha aflorado la guerra soterrada en Más Madrid. La salida de su fundador, Ínigo Errejón, investigado por denuncia de acoso sexual a la actriz Elisa Mouliaá, abrió una crisis extraordinaria en la formación y en la izquierda en general, por lo que las mujeres representan en su discurso y en la intención de voto.

El ex portavoz de Sumar abandonó la política hace dos años dejando a la formación madrileña sumida en la zozobra justo cuando la entonces portavoz, Mónica García, decidió abandonar su escaño en la Asamblea de Madrid para ocupar la cartera de Sanidad en el Gobierno de Sánchez. Ahora que se vislumbraba su vuelta a las filas madrileñas ante el descarrilamiento del Ejecutivo central, Delgado ha decidido competir para enfrentarse a Ayuso en las próximas autonómicas abriendo una grieta en la formación que lidera la oposición en Madrid.

En el PSOE también atraviesan su momento de inquietud. La descoordinación con el ala socialista del Gobierno está pasando factura en los tiempos. En las filas madrileñas reconocen que sus relaciones con el Ejecutivo son correosas y que buena parte de las decisiones de Moncloa no se consultan con el Grupo en la Asamblea. En Ferraz, todo está pendiente de la figura del ministro Óscar López, el hasta ahora preferido para dar la batalla contra Ayuso. De momento, lo hace desde dentro del Gobierno mientras la presidenta regional consolida su posición. En la Cámara madrileña ha advertido de que no permitirá que desde Moncloa se «convierta a los médicos en funcionarios ideológicos». La portavoz de Más Madrid, Manuela Bergerot, por su parte, la acusó de «amparar la objeción de conciencia como escudo para limitar derechos». «Lo que hace la señora Ayuso es abrir la puerta a que en Madrid se imponga la moral personal sobre la ley», denunció. Ayuso le contestó rotunda: «En Madrid no se impone nada, se respeta la libertad».

El calendario electoral aviva la polarización y pone sobre el tablero el momento en el que se encuentran los partidos. Esta semana, la izquierda ha intentado reposicionarse de cara a 2027 mientras Ayuso aprovecha cada choque con Sánchez para reforzar su posición de resistencia frente a Moncloa. Cada golpe que recibe del Gobierno o de la izquierda se convierte en un argumento para consolidar su discurso sobre la libertad y la gestión eficaz de Madrid, incluso aunque la polémica haya surgido en Cibeles.