Inmigración

Barajas, la nueva vía de entrada «vip» de menores extranjeros

El número de llegadas se multiplica por cinco en lo que llevamos de año. Al llegar a la zona de tránsito, son derivados a los recursos de la Comunidad de Madrid

Una de las salas de asilo del aeropuerto de Barajas
Una de las salas de asilo del aeropuerto de BarajasLa Razón

Madrid empieza a convertirse en un punto caliente de entrada de inmigrantes, ya no solo por el traslado de inmigrantes que llegan en patera desde Canarias a la región, por la gestión que está realizando el Gobierno central para descongestionar Canarias de las llegadas masivas de «sin papeles», sino por el crecimiento exponencial de menores no acompañados que llegan por vía aérea, a través del aeropuerto de Barajas, y que acaban en los centros de acogida de Madrid.

Para hacernos una idea, si en el año 2023 llegaban vía Barajas unos 77 menores al mes, actualmente la cifra se ha multiplicado por cinco, ya que lo hacen una media de 400. Es decir, unos 13 cada día.

Los principales lugares de procedencia de los vuelos con menores extranjeros son Casa Blanca (Marruecos) y Dakar (Senegal). El modus operandi de esta «vía vip» de entrada de inmigración irregular es el siguiente: Los menores se suben al avión en estos lugares con destino final en otros países iberoamericanos, como El Salvador, o Sao Paulo (Brasil), donde no se exige visado a ciudadanos procedentes países africanos, pero hacen escala en Madrid. El hecho de que la capital madrileña no sea el destino final del itinerario, les exime también de la necesidad de visado. Sin embargo, una vez que llegan a la zona de tránsito de alguna de las terminales del aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas, se declaran menores, lo que obliga a la Policía a ponerles en manos de la Comunidad de Madrid.

Después, la mayoría son llevados al centro de primera acogida de Hortaleza, donde reciben atención sanitaria y se sigue un protocolo de integración. Se da la circunstancia de que muchos de ellos permanecen uno o dos días en el centro y luego retoman su camino hacia otros países de Europa, como Francia y Alemania; otros, permanecen durante tres meses en la red de centros de menores de la Comunidad de Madrid, aseguran a LA RAZÓN fuentes del ámbito social.

La cuestión es que, ahora, el creciente número de menores está empezando a tensionar los centros de acogida, a pesar de que la Comunidad de Madrid está ampliando el número de plazas.

Los menores inmigrantes no acompañados reciben una atención especializada cuando llegan a Madrid. El Servicio de Infancia y Migraciones, dependiente de la Consejería de Familia, Juventud y Asuntos Sociales, cuenta con un departamento que realiza la instrucción de los expedientes de protección y el seguimiento de esos menores cuando ingresan en un centro del sistema de protección. Además, se coordina con otras administraciones públicas, como otras comunidades autónomas, Fiscalía de Menores, Extranjería o Delegación de Gobierno.

A 31 de diciembre de 2023, en la región había un total de 3.877 niños o adolescentes con medida de protección (guarda o tutela), una cifra que ha ido en aumento con las últimas llegadas.

En el caso de los adultos inmigrantes «disfrazados» de turistas, la artimaña es la misma. De hecho, el Sindicato Unificado de Policía (SUP) insistía ayer en la necesidad de pedir visados de tránsito por el «hartazgo policial» debido a la llegada continua al aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas de vuelos de la compañía Royal Air Maroc que despegan desde Casablanca a diario con pasajeros que, una vez que hacen escala en España, aprovechan para solicitar asilo, informa Europa Press.

Este sindicato es uno de los que ha expresado su queja por el «hacinamiento» en las salas de asilo de Barajas, que actualmente acogen a unas 350 personas (entre ellos mujeres y niños)de diferentes países africanos.

El SUP insistía ayer en la necesidad de pedir visados de tránsito, como se ha hecho con Kenia, lo que provocó ya en diciembre una «saturación» de ciudadanos somalíes que viajaban con pasaporte de este país obtenido «fraudulentamente».

Se da la circunstancia de que estos inmigrantes, muchos de ellos procedentes de países subsaharianos, rompen la documentación cuando llegan a España, lo que dificulta su identificación y reconocimiento como ciudadanos por sus países de origen y la posible repatriación al tratarse de inmigrantes irregulares.

El otro frente que tiene la Comunidad de Madrid es con los inmigrantes que llegan en patera a Canarias y han sido trasladados a la región. La presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, volvió ayer a criticar al Ejecutivo de Pedro Sánchez por el «caos» migratorio y por tratar de manera «inhumana e insensata» la gestión de los flujos migratorios y su traslado a Alcalá de Henares.

La presidenta madrileña aseguró que ya han llegado hasta Alcalá de Henares 1.200 personas, «una cifra que no deja de crecer» y aludió a los problemas de seguridad que están ocurriendo: «Ya se han producido varias reyertas graves, incluidas algunas protagonizadas por personas que ya han estado detenidas por la Policía Nacional». También volvió a reafirmarse en las denuncias de agresiones sexuales a algunas mujeres del municipio, ratificadas por la alcaldesa Judith Piquet, pero el Delegado del Gobierno, Francisco Martín, niega que esas agresiones tuvieran que ver con alguno de los inmigrantes que se encuentran acogidos en el acuartelamiento Primo de Rivera de Alcalá de Henares. El asunto ha provocado una airada crítica de la a ministra de Igualdad, Ana Redondo, que calificó de «racista» y «peligrosísimo» el discurso de la presidenta madrileña.

Por su parte, la portavoz de Más Madrid, Manuela Bergerot, pidió a Ayuso que «reconsidere» sus palabras sobre los inmigrantes de Alcalá y le solicitó que apoye el reconocimiento del Estado Palestino, pero raudo el portavoz del Gobierno, Miguel Ángel García, reprochó a Bergerot que utilizara la situación de los inmigrantes como una «causa política».