Celebración

La Batalla Naval de Vallecas se moja en 2025 por el derecho a una vivienda digna

La tradicional fiesta popular cumple 43 ediciones con una nueva reivindicación social

Batalla naval de Vallecas 2022
Batalla naval de Vallecas 2022Alberto R. RoldánLa Razón

La Batalla Naval de Vallecas ya tiene causa para este 2025: el derecho a una vivienda digna y asequible. Así lo ha anunciado la Cofradía Vallekana, entidad organizadora de la fiesta, a través de sus redes sociales. Este domingo 20 de julio, las calles del barrio se llenarán de agua, color y consignas en una celebración que, desde hace más de cuatro décadas, combina humor y reivindicación vecinal.

Con un cartel protagonizado por unos cangrejos en su cubo de playa, la edición número 43 de esta fiesta autogestionada vuelve a poner en el centro una problemática de fuerte arraigo social en Madrid: el acceso a la vivienda. “Nos mojamos por una vivienda digna y asequible”, reza el lema de este año.

La Batalla Naval de Vallecas tiene una larga trayectoria de compromiso social. En 2023, su reivindicación se centró en el pueblo palestino, mientras que en años anteriores plantó cara a los discursos de odio y a la exclusión. Solo la pandemia del COVID-19 logró paralizar momentáneamente esta cita, aunque incluso entonces los vecinos mantuvieron viva la esencia de la fiesta desde sus balcones y mediante camisetas solidarias para apoyar las redes vecinales de ayuda.

Este espíritu autogestionado se mantiene en 2025 con la venta de camisetas para financiar el evento, organizado sin apoyo institucional por la Cofradía Vallekana, una plataforma que reúne a 36 colectivos y asociaciones del distrito.

La Batalla Naval nació en 1982, cuando un grupo de jóvenes decidió combatir el sofocante calor del verano abriendo las bocas de riego durante las Fiestas del Carmen. Aquella refrescante idea acabó por convertirse en símbolo del barrio bajo la consigna “Puerto de mar para Vallekas”.

El primer “baño colectivo” tuvo tanto éxito que al año siguiente más de 3.000 personas participaron en una batalla simbólica que terminaría consolidándose como una de las señas de identidad del distrito.

No obstante, el evento ha atravesado también etapas difíciles. Entre 1991 y 2000, la conocida como “ley seca” —el cierre sistemático de las bocas de riego por parte de la Junta Municipal— puso en jaque la continuidad de la batalla. La falta de un espacio delimitado y autorizado para la celebración obligó a reinventarse. En 1993 se introdujo la espuma como alternativa, y dos años después, el agua reciclada.

Fue en el año 2000 cuando nació formalmente la Cofradía Vallekana, como respuesta organizada de la comunidad para garantizar la celebración segura y sostenible del evento. Desde entonces, la batalla es mucho más que un juego con agua: es una expresión de identidad popular, solidaridad y lucha colectiva.