Educación

Un campus en Madrid para comerse el mundo

La Universidad Rey Juan Carlos abre en Aranjuez una carrera pionera que democratiza el acceso a la alta formación culinaria y aspira a convertirse en un referente nacional

Escuela internacional de gastronomía de la Universidad Rey Juan Carlos en Aranjuez, MAGIC.
Atonio Montero y Blanca Mayandía, posan en las instalaciones de AranjuezJesús G. FeriaFotógrafos

En la cocina del Palacio Real se cocinaban banquetes para reyes. Hoy, a pocos kilómetros, en Aranjuez, se cuece un proyecto académico que quiere servir talento a toda la Comunidad de Madrid y más allá: el nuevo Grado en Gastronomía de la Universidad Rey Juan Carlos (URJC). Es el primero que una universidad pública ofrece en la región, un hito que no solo pone sobre la mesa recetas y fogones, sino una apuesta clara por profesionalizar y abrir la formación culinaria a todo el mundo, sin necesidad de pagar matrículas inasumibles. El pasado mes de junio se cerró el primer plazo de matrícula con importante número de solicitudes. Ahora queda la convocatoria extraordinaria para llenar las 42 plazas disponibles, muchas de ellas ya adjudicadas a estudiantes de toda España.

Con un precio que no supera los 1.200 euros por curso, el grado marca la diferencia frente a escuelas privadas cuyo coste multiplica varias veces esa cifra. «Queremos que quien sueñe con dedicarse a la gastronomía no tenga que hipotecar su vida», subraya Blanca Mayandía, directora de MAGIC, la iniciativa gastronómica de la URJC que coordina toda la parte práctica y de innovación culinaria. La Fundación Felipe II, que dirige, ha estado detrás de cada paso: desde la creación de los planes de estudio hasta el diseño de un «ecosistema gastronómico» en el edificio histórico de Aranjuez donde convivirán grados, microcredenciales, posgrados y cursos cortos para aficionados.

Escuela internacional de gastronomía de la Universidad Rey Juan Carlos en Aranjuez, MAGIC.
Escuela internacional de gastronomía de la Universidad Rey Juan Carlos en Aranjuez, MAGIC.Jesús G. FeriaFotógrafos

Lejos de la imagen de chefs de televisión o programas de recetas, este grado mira mucho más allá. Se estructura como una carrera interdisciplinar de cuatro años que combina asignaturas prácticas con materias de ciencia, contabilidad, empresa, comunicación o arte. La idea es formar profesionales con un conocimiento integral de la gastronomía como fenómeno económico, cultural y social. «España es un país con una gastronomía riquísima que hay que preservar y actualizar», explica Mayandía. El programa pone especial énfasis en la rentabilidad de los negocios y en la innovación, pero sin perder de vista el respeto al recetario tradicional. Los estudiantes podrán personalizar su perfil profesional en el último curso, eligiendo optativas y microcredenciales para especializarse en dirección de restaurantes, asesoría gastronómica, diseño de cartas o incluso divulgación.

Antonio Montero, vicedecano de Ordenación Académica de la Facultad de Ciencias de la Economía y la Empresa, señala que para la URJC este paso era casi inevitable: «Llevamos años ofreciendo microcredenciales y cursos de gastronomía. Dar el salto al grado era lo lógico. Igual que tenemos Turismo o Empresa Digital, la gastronomía es un sector clave para España, tanto económicamente como culturalmente». Para Montero, además de la dimensión económica —España es potencia mundial en restauración y alimentación—, hay una cuestión identitaria: «La gastronomía está en el corazón de nuestra cultura. «Nos sentamos a la mesa para todo: para celebrar, para negociar, para compartir la vida. Una universidad pública debe abordar este fenómeno desde todos los ángulos posibles».

Escuela internacional de gastronomía de la Universidad Rey Juan Carlos en Aranjuez, MAGIC.
Escuela internacional de gastronomía de la Universidad Rey Juan Carlos en Aranjuez, MAGIC.Jesús G. FeriaFotógrafos

La primera promoción, que arrancará las clases en septiembre, estrenará aulas, laboratorios y cocinas de última generación. La idea es que el aprendizaje no se quede solo en las aulas: visitas a productores, obradores, cocinas históricas y restaurantes complementarán la parte teórica. El cuarto curso reserva un espacio clave para las prácticas externas y el Trabajo de Fin de Grado. Alicia Orea, coordinadora del Grado, confirma que ya están cerrando acuerdos con restaurantes con estrella Michelin, bodegas de Castilla-La Mancha y empresas punteras del sector: «La acogida por parte de chefs y empresarios ha sido muy buena. Muchos quieren colaborar, abrir sus puertas a los estudiantes o incluso apadrinar el grado. Queremos que nuestra red de colaboradores sea un valor añadido». Además de las prácticas, los futuros estudiantes tienen la posibilidad de cursar microcredenciales compatibles: especializaciones breves que les permiten profundizar en ámbitos concretos como repostería, cocina tradicional, innovación o gestión de restaurantes. «Queremos que el edificio de Aranjuez sea un espacio gastronómico», insiste Mayandía. «Que convivan alumnos del grado, de cursos cortos, de posgrados y hasta aficionados. Que sea un lugar vivo, abierto a la comunidad y a la innovación».

Pero, ¿qué salidas tiene estudiar Gastronomía en la universidad? Según Orea, cada vez más jóvenes preguntan precisamente eso: «A muchos les interesa saber qué podrán hacer más allá de ser chef. Hay perfiles cada vez más demandados: diseñar menús para aerolíneas u hoteles, trabajar en logística gastronómica, crear contenido para blogs o redes sociales, asesorar a marcas… No es solo cocinar, es aplicar creatividad y gestión a un sector que evoluciona muy rápido». Para garantizar una enseñanza de calidad, la selección del profesorado se ha hecho a medida. Cada docente ha sido elegido entre los departamentos más vinculados con la gastronomía, desde Ciencias de la Salud hasta Comunicación y Economía.

Un impulso para Madrid

El nacimiento de este grado no solo es una buena noticia para los futuros alumnos, sino también para el posicionamiento de la Comunidad de Madrid como capital gastronómica. Ana Ramírez Molina, viceconsejera de Universidades y Ciencia de la Comunidad de Madrid, lo tiene claro: «Madrid ya es un referente culinario por su diversidad e innovación, pero contar con una formación universitaria especializada refuerza ese liderazgo. Esperamos que este grado se convierta en motor de atracción de talento internacional y en una plataforma para proyectar la identidad gastronómica de Madrid en el mundo». Ramírez anima a los jóvenes a no ver la gastronomía como un camino cerrado: «Es mucho más que cocinar: es cultura, ciencia, arte y emprendimiento. Necesitamos jóvenes creativos y con visión global que quieran construir el futuro de nuestra cocina desde las aulas universitarias».

El éxito de la primera convocatoria da la razón a los impulsores del proyecto. Según Montero, la universidad pública debe adaptarse siempre a lo que la sociedad demanda: «Era imprescindible que en Madrid, una capital con una oferta gastronómica tan rica y un tejido de restauración tan potente, existiera esta posibilidad. Tenemos la infraestructura, la experiencia y el rigor académico para ofrecerla al mejor precio». El precio, precisamente, es otro de los factores diferenciales: menos de 1.200 euros por curso, muy lejos de los importes de escuelas privadas que rondan los 10.000 euros anuales. La idea es democratizar la formación y atraer tanto a estudiantes que vienen de bachillerato como a quienes ya tienen una formación profesional previa y quieren dar el salto a la gestión o a la innovación. «El perfil es muy variado», reconoce Montero. «Hay gente que ya sabe cocinar pero quiere aprender a hacer rentable su negocio, o alumnos de bachillerato que descubren la gastronomía como una forma de combinar creatividad, empresa, historia y ciencia».

Aranjuez como campus gastronómico

Que la sede esté en Aranjuez no es casualidad. El edificio histórico de la URJC ofrece un entorno único: la ciudad es Patrimonio de la Humanidad, rodeada de huertas, bodegas y una tradición culinaria que ahora encuentra continuidad en las aulas. Además, su cercanía a Madrid capital convierte al campus en un enclave ideal para visitas, prácticas y colaboraciones con chefs, productores y críticos.

La universidad y la Comunidad de Madrid miran ya a medio plazo. El objetivo es que este grado se convierta en un imán de talento internacional. Con la gastronomía española como reclamo, la URJC quiere posicionarse como referente en formación culinaria, investigación alimentaria e innovación gastronómica. «Estamos convencidos de que vamos a marcar un antes y un después», resume Blanca Mayandía. «Ahora necesitamos que se conozca, que los jóvenes se animen a apostar por la gastronomía como carrera universitaria. Es el momento de demostrar que se puede aprender a cocinar, gestionar, investigar y soñar, todo en la misma mesa». Con las puertas abiertas y las cocinas encendidas, Aranjuez ya huele a futuro.