Palacios de Madrid
De cómo el madrileño palacio del marqués de Matallana se convirtió en Museo del Romanticismo como homenaje al siglo XIX español
En 1924 se convirtió en Museo Romántico, con fondos que el marqués de Vega Inclán había reunido a lo largo de su vida
El hoy Museo del Romanticismo, dependiente del Ministerio de Cultura y situado en la calle de San Mateo, 13, fue construido inicialmente como casa-palacio del III marqués de Matallana, Miguel José de Torres Ruiz de Rivera, que encargó su construcción al arquitecto Manuel Rodríguez García, primo hermano de Ventura Rodríguez, además de su discípulo.
El 11 de noviembre de 1776 se presentó ante el Ayuntamiento de Madrid la solicitud de licencia para edificar el palacio, aunque las obras no finalizaron hasta 1779. Diseñado en estilo neoclásico, aunque con leves reminiscencias barrocas, como las molduras en forma de orejeras en los balcones, cuenta con dos fachadas de marcada simetría y escasa decoración, apenas unas molduras de granito que rodean los vanos.
La distribución interior se dispuso en torno a tres patios, permitiendo una abundante iluminación y aunque la fachada da a dos calles, las estancias nobles se desarrollan en la de San Mateo. Conserva asimismo un interesante jardín romántico.
El V marqués, Rodrigo Torres y Béjar, vendió en 1850 la propiedad a Francisco de Paula Fernández de Córdoba y Fernández de Córdoba, XIX conde de la Puebla del Maestre, cuya familia habitó el palacio hasta 1915. La casa fue, según Saltillo, reformada y embellecida. Así, de este periodo es el ornato del oratorio, con su pavimento de mármol aún existente, una mayor ornamentación de la fachada principal, cuyo balcón central incorporó el escudo nobiliario familiar, los guardapolvos de los huecos superiores y las molduras de las bandejas de los balcones, detalles que se han conservado hasta hoy en día.
La casa-palacio no debió variar mucho su trazado, manteniendo las estancias principales en las crujías que dan a la calle de San Mateo ordenadas en torno a la escalera central y un vestíbulo que comunicaba con una crujía medianera que llevaba a la parte posterior a través de una serie de salas comunicadas en enfilade.
La otra crujía discurría abierta al jardín hasta alcanzar, como la anterior, la calle Beneficencia, zona en la que, además de la cocina en el extremo occidental, había otras estancias privadas, como alcobas o el oratorio. Entre ambas filas de salas y los dos patios centrales se introdujo el comedor.
El jardín tenía un trazado en cruz con una fuente central en una glorieta y arriates en el perímetro, adosados a los muros. Una amplia sala se abría en primera planta, vecina al oratorio, hacia el jardín.
Ya en el siglo XX, en 1924, tras albergar la Comisaría Regia de Turismo, fundada por el marqués de Vega Inclán, se convirtió en Museo Romántico, con fondos que el mismo marqués había reunido a lo largo de su vida y que incluía, no sólo pintura, sino también otros objetos de mobiliario y artes decorativas.
El proyecto fue una de sus obras más deseadas y también en la que encontró mayores dificultades. Así, centró el peso del museo en el siglo XIX español, sobre el que recaía entonces una total falta de interés.
El Museo, que fue adquirido por el Estado en 1927, acometió una profunda restauración en 1944 que afectó a la fachada, crujía de la calle Beneficencia, escalera y decoración de las salas, así como el arreglo de los pasillos y del pequeño jardín.
En 1959 se llevaron a cabo obras de reparación y consolidación y, con motivo del traslado a otro edificio del Museo del Teatro, en 1974, se realizaron nuevas reformas que permitieron, ya hasta la fecha, que el Museo Romántico y sus 6.000 objetos artísticos disfrutarán de todo el palacio del marqués de Matallana.
Para ello se proyectó ese año un salón de actos y exposiciones con acceso desde la calle de Beneficencia, ejecutado en 1978 por Fernando Chueca Goitia.
Posteriormente, se planteará un Plan Director redactado por Ignacio Gárate Rojas en 1988; este arquitecto acondicionará la planta bajo cubierta para los servicios administrativos, restauración y depósitos. Tras casi nueve años de obras dirigidas por el arquitecto Ginés Sánchez Hevia con proyecto museístico de Begoña Torres, el museo fue reinaugurado a finales de 2009. A pesar de haber sido completamente reformada la decoración de sus estancias interiores para adaptarse a su nuevo uso, el edificio mantiene la estructura de su planta y una distribución similar, consiguiendo recrear la imagen de un palacio urbano del siglo XIX.
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