Cumplir la ley con la pasarela que une los distritos de Salamanca y Chamartín.

El alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida, ha inaugurado, junto a otros concejales, la pasarela que une los importantes distritos de Salamanca y Chamartín.

La ciudad ha construido este nuevo paso porque el anterior tenía «graves problemas estructurales y falta de unas condiciones mínimas de accesibilidad». Traducido, quiere decir que mi amigo Nino el Tronco, que es de Vallecas, no podía cruzar esa carretera salvo que cogiera un taxi.

El funcionario que sacó a concurso esa vieja pasarela no tenía ningún familiar discapacitado, porque si lo tenía era un sinvergüenza (y si no también). El concejal que autorizó ese puente sobre los dos distritos más ricos de Madrid tampoco tenía entre los suyos a ningún destrozado. Otro sinvergüenza.

En Madrid hay unas 200.000 personas con algún tipo de discapacidad, entre las que hay miles de personas mayores que ya podrán cruzar de un barrio a otro. Me temo que aún hay muchas infraestructuras que incumplen la Ley para vergüenza de nuestras autoridades y no conozco en Madrid, ni en las localidades cercanas, un plan para hacer que estas personas tengan los mismos derechos que el resto de ciudadanos.

Pagan sus impuestos y gracias a la presión las autoridades se han concienciado de que la situación era insostenible, pero aún hay lugares que no tienen acceso para estos ciudadanos que son de primera, como usted o como yo. El Metro ha hecho un esfuerzo importante y en los últimos años se han abierto o reformado las estaciones y hay accesibilidad para personas con dificultades de movilidad, ciegos o con otros problemas. Es un ejemplo que tendrían que seguir administraciones y privados, pero nadie les inspecciona ni les multa. Total sólo son 200.000.