"Lifeness"
El deporte germano que arrasa en la capital
Conocemos la motivación del primer centro especializado en esta disciplina con base de ballet
Habrán oído hablar de él, pero seguramente no sepan de qué se trata. Está revolucionando las redes sociales y cada vez son más los rostros –conocidos o no- que lo practican. En Madrid, poco se había mencionado hasta que hace casi dos años abrió sus puertas el primer centro (Ayala, 71) dedicado de forma exclusiva a ello. Y tal ha sido la acogida que acaban de inaugurar un segundo centro (Fernando el Santo, 21). Hablamos del barré, una disciplina que ya causaba furor en otras ciudades como Nueva York o México por combinar a la perfección pilates, yoga y ballet. Y aunque pueda parecer que se trata de otra corriente de moda como lo fue hace un lustro el boxeo, sus instructoras y usuarias defienden que es algo que va mucho más allá.
Del país azteca son originarias sus dos precursoras, Paola Alamana y Georgina Morán. Dos amigas que durante la pandemia soñaban con abrir un negocio diferente en la capital. La segunda de ellas, había practicado este deporte en su ciudad natal durante el embarazo, y más que sorprendida con los beneficios que este le había aportado, lo vio claro. Tras descubrir que no existía ningún centro en la región donde se impartiese, decidieron traerlo hasta la capital y confiar en que los madrileños supiesen valorarlo tanto como ellas. Así nació Casa Barré.
«Nos sorprendió mucho que no hubiese ningún lugar donde practicarlo, porque es una gran disciplina y porque es la mejor forma de defender nuestra filosofía lifeness», explica Paola Alamana a este periódico. La mezcla perfecta del «wellness» y el «fitness». O cómo encontrar un equilibrio saludable entre el estado mental, físico y emocional a través del ejercicio. «Buscamos que además de los beneficios físicos por hacer los diferentes ejercicios, es que cada uno de los usuarios se dediquen esa hora para ellos mismos y no piensen en nada más que en el presente». Algo que se aseguran con la concentración que requieren cada una de sus clases en las que a la mínima distracción, puedes perderte en el cambio de ejercicios, las continuas repeticiones, y sin perder el ritmo de la música.
La creadora de esta elegante modalidad deportiva es la bailarina alemana Lotteberk que, tras sufrir una lesión de espalda, decidió combinar su rutina de baile con su terapia de rehabilitación; después fue modificándola poco a poco hasta crear el método barré. «Son clases dinámicas y diferentes, en las que trabajas todo el cuerpo y notas cómo te cambia de manera rápida y sencilla», apunta la cofundadora de esta modalidad.
Sus centros cuentan con dos disciplinas: resistence e interval. En la primera, se trabaja todo el cuerpo a través de pura resistencia y fuerza durante los 55 minutos que dura la clase.Mientras que en la segunda, se realizan ejercicios más cardiovasculares pero con el mismo objetivo: trabajar todo el cuerpo, con los primeros cuarenta minutos de ejercicios de «cardio» y los quince restantes, dedicados a estiramiento. «Lo bueno del barré es que no hay niveles de conocimiento. Todas las personas pueden practicarlo», explica Mimi Alarcón, instructora de Casa Barré. La formación especializada de que cada una de las personas que conforman el equipo, les permite dar variaciones de cada uno de los ejercicios en función de las necesidades de los usuarios. También es apto para embarazadas e incluso recomendable. «Les viene genial no solo para coger tono muscular, también para aumentar su fuerza, algo que les vendrá fenomenal a la hora de dar a luz y de estar con su hijo».
Aunque está enfocado para mujeres, lo cierto es que también pueden practicarlo los hombres. Para atraer su interés y que pudiesen conocer esta disciplina, crearon los conocidos como «sábados mixtos», los últimos de cada mes para que las chicas llevasen a sus parejas. «Les daba como vergüenza venir a un sitio solo de mujeres, por eso les invitábamos a que viniesen primero con sus novias y luego regresasen si querían. Por suerte, la mayoría lo han hecho y cada vez son más los hombres que vienen solos», señala la cofundadora. Cuentan con perfiles de clientes muy diversos, aunque destacan el cambio de nacionalidades respecto a la hora de las clases: predominando por la mañana personas foráneas y por la tarde, españolas.
Maite Cuadrillero, se unió al segundo grupo hace un par de meses. «Lo vi en redes sociales y como no estaba nada motivada en mi gimnasio decidí probar», cuenta. Tras probar la clase de prueba decidió desapuntarse del centro al que estaba yendo hasta entonces y apostar por esta modalidad. «Durante la hora sentí que realmente desconectaba y que me ejercitaba mucho más que cuando iba por mi cuenta. Ya estoy empezando a notar los resultados y estoy más que contenta». Otras de las razones que le motivaron fueron la variedad de las clases, la preparación de las profesoras, el cuidado de los espacios y las diferentes opciones de pago.
Además de ofrecer una clase de prueba por diez euros, cuentan con bonos de cinco, ocho, doce e ilimitadas clases. Estas las pueden cajear en un plazo de treinta días desde que hagan la reserva y pueden acudir a cualquiera de los dos estudios. «Buscamos que todas las clases tengan el mismo nivel, para que aunque tengan preferencia por alguna profesora, les de igual con quien les toque porque saldrán igual de felices y satisfechos». Así, de sus nueve clases diarias la ocupación en ambos centros oscila entre el 86% y el 94%. Tras el éxito cosechado en la capital, ya entra en sus planes la ciudad condal como próximo destino de expansión y hasta el día 3 de septiembre, estarán impartiendo sus clases en el Hotel ZEL de Palma de Mallorca. Sin duda, una oportunidad para conocer la comunidad que han logrado crear en escasos dos años y ha unido a cientos de mujeres. «Esto es de lo que más orgullosas nos sentimos. Llegaron mujeres por separado que no se conocían de nada y ahora son amigas que se van de viaje o a desayunar».
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