Rumbo al 28-M
"Su deriva no me va a arrastrar": las claves de la ruptura de Ayuso con Vox
Los de Rocío Monasterio despiden la legislatura con un portazo a los incentivos fiscales a la inversión extranjera diseñados en la Puerta del Sol
Desde que los de Rocío Monasterio rechazaron aprobar los Presupuestos de Ayuso para 2023 hay tensión en la relación entre el Partido Popular y Vox. No ha habido sesión plenaria en la Asamblea de Vallecas en la que Díaz Ayuso no recordara escamada el desaire presupuestario. Pero durante el último pleno de la legislatura celebrado ayer, se dio un paso más hasta hacer evidente la ruptura que tan claramente quedó escenificada entre la presidenta regional, Isabel Díaz Ayuso y la portavoz de Vox, Rocío Monasterio.
La intervención de ambas en la sesión de control al Gobierno se convirtió en un fuego cruzado de reproches que evidenció que, de pasar a ser socios preferentes, ahora hay una ruptura de cara a la cita del 28-M. Monasterio hizo balance de su «unión» política con las cifras en la mano: «Hemos mostrado buena disposición y hemos aprobado 20 leyes que han traído a esta Cámara, pero el PP se ha unido a la izquierda en contra de 34 iniciativas que ha traído Vox. Nosotros hemos votado en contra de solo ocho», dijo en su afán de demostrar que «hemos sido un socio leal».
Ya hubo un «enganchón» entre ambos socios cuando el Ejecutivo autonómico llevó la Ley de Autonomía Financiera a la Asamblea, una de las normas más emblemáticas de la legislatura con la que se pretendía blindar Madrid frente a la política fiscal del Gobierno de Pedro Sánchez. Primero Vox se opuso, aunque finalmente, acabó dando su voto favorable.
En febrero pasado, sus votos también tumbaron la ley que permitía la creación de la Agencia de Ciberseguridad con el argumento de que quien debería velar por la ciberseguridad es un organismo a nivel nacional, no una agencia autonómica que llegó a calificar de «chiringuito». También se pusieron del lado de la izquierda en el conflicto de la sanidad reclamando más dinero para los médicos.
Pero los de Rocío Monasterio dieron ayer el último puntapié a Ayuso en el cierre de la legislatura diciendo «no» a otra de las últimas leyes estrella del Gobierno de Díaz Ayuso que prevé deducciones fiscales a inversores extranjeros. La norma prevé que cualquier persona que no hubiera vivido en Madrid en los últimos cinco años y quisiera invertir en la región podría desgravarse el 20% del total de lo destinado durante los próximos seis años. «No puede ser que a alguien que venga con una frutería de fuera se le premie con 60.000 euros porque esto discrimina al madrileño y al inmigrante legal que está aquí», dijo a modo de ejemplo. Es más, avanzó que ésta será una de las propuestas que formen parte de su programa electoral.
Monasterio recibió las críticas de Ayuso como «un ataque». Pero, ¿qué hay detrás de todo esto? «Ayuso sigue los designios de Génova, que dio orden de tener como socio prioritario al PSOE. Desde el momento que Vox anunció la moción de censura, se separó de nosotros», interpretó.
Ayuso no se anduvo con contemplaciones y fue clara a la hora de poner las cartas sobre la mesa con la vista puesta en el 28-M: «Definitivamente creo que, a partir de hoy, es bueno que cada uno siga su camino. Tengo el máximo respeto por su formación política, pero la deriva que ha tomado su partido a mí no me va a arrastrar con ella. Es muy difícil entenderse con ustedes, prácticamente es imposible porque no entienden que la vida son distintos puntos de vista y cuando tienen la razón la pierden por sus formas y su pretendida superioridad moral». Y aún hubo más reproches: «no ha habido una sola propuesta de Vox que sea original. No han aportado absolutamente nada».
Pero mientras el portavoz de Vox en el Ayuntamiento, Javier Ortega Smith, habla ya de un futuro gobierno de coalición con Martínez- Almeida a partir del próximo 28-M, la portavoz de la formación en la Asamblea de Madrid, Rocío Monasterio, ayer no estaba dispuesta a rubricar esas palabras tratándose del gobierno autonómico. E incluso se mostró reticente sobre la posibilidad de que cualquier acuerdo posible pueda reeditarse a la vista de las órdenes que Monasterio asegura que los populares han recibido de Génova de «atacar a Vox y asociarse al socialismo».
Pero es que, además, en los últimos días Monasterio ha estado especialmente crítica con la gestión de Díaz Ayuso. Sus lamentos son constantes cuando habla de la Ley trans de la Comunidad de Madrid por el hecho de que el Gobierno autonómico no haya decidido derogarla, aunque la propia presidenta autonómica ya ha anunciado que lo hará la próxima legislatura para elaborar una nueva norma que sirva de contrapeso a la ley de Irene Montero.
El Gobierno Ayuso culmina su legislatura con veinte bajadas de impuestos y un ahorro de 700.000 millones anuales para los contribuyentes madrileños. Pero Monasterio aún exigía ayer más bajadas de impuestos. Y se puso la «medalla» de haber incluido el «pin parental» en la Ley de Familia.
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