Laberinto burocrático
El drama de un joven opositor: "Llevo tres años esperando a que el Ministerio de Universidades homologue mi título irlandés"
Eduardo Delany estudió en Dublín y no puede examinarse para obtener una plaza de profesor por un trámite administrativo que lleva 32 meses sin resolver
Son las 9:00 de la mañana y Eduardo Delany, un joven de 29 años residente en Villalba, se planta un día más en la puerta del Ministerio de Universidades, en el Paseo de la Castellana 162, con una pancarta de grandes dimensiones que recuerda a un hombre anuncio. Es imposible eludir la tentación de leer lo que pone por las grandes letras y los subrayados fluorescentes sobre un pliego blanco grande de casi su misma altura. Por eso son muchos los viandantes que recorren la calle y funcionarios que entran en los Ministerios de Universidades y de Economía, situados uno junto al otro, que se paran a hacer una lectura rápida del contenido entre las prisas de llegar a tiempo al trabajo. «Me llamo Eduardo Delany, llevo 32 meses esperando la homologación de un título obtenido en la UE y llevo tres años preparando unas oposiciones a las que no me puedo presentar. SOS».
El mensaje no deja indiferente porque son varios los funcionarios, e incluso altos cargos del Ministerio de Economía (no del de Universidades, dice el pianista), que se han parado a hablar con él para solidarizarse con su causa. Delany está agradecido por ello. Hasta los mismos guardias civiles que se ocupan de la vigilancia de las instalaciones ministeriales le han animado tras observarle durante días a las puertas de Universidades a la espera de que alguien del Ministerio o incluso el propio ministro, Joan Subirats, atienda su súplica y le saque del laberinto burocrático en que se encuentra atrapado desde hace ya tres años.
Eduardo es pianista profesional después de una larga y exigente formación, como la que requiere el mundo de la música. Estudió seis años en el Conservatorio Profesional «Victoria de los Ángeles» de Madrid, donde obtuvo el Grado Profesional de Música. Después se marchó cuatro años a Irlanda, donde cursó «Bachelor in Music Performance», el equivale al Grado en Enseñanzas Artísticas Superiores, en el Trinity College Dublin. Fue un alumno brillante y eso le hizo merecedor de una beca del Gobierno irlandés para cursar un máster. Delany eligió el Conservatorio Superior de Música de Castilla y León. Incluso fue seleccionado en Dublín para tocar como solista con la RTE National Symphony Orchestra en el Auditorio Nacional. Remató su formación con dos años más de dedicación, los necesarios para lograr el Diploma de Alta Especialización en la escuela Madrid Musical Arts con el concertista internacional Josu De Solaun. Con todos estos méritos a sus espaldas, aspira a ser profesor de conservatorio y quiere opositar. De hecho, lleva tres años estudiando con un preparador para poder ganar su plaza.
Aunque los exámenes son en junio próximo, el plazo para inscribirse en la convocatoria de oposiciones de Enseñanza Secundaria, que son las que corresponderían, acaba el próximo 8 de marzo. Pero Delany, después de tres años de gestiones, burocracias, esperas y de hasta 13 quejas, aún no tiene la convalidación del Ministerio de Universidades que homologue sus cuatro años de Grado en el Trinity College, necesarios para poder presentarse al examen. Quedan ya pocos días para que acabe el plazo y Delany ve como se esfuman sus esperanzas e ilusiones de optar a la prueba. De no hacerlo ahora, tendría que esperar hasta 2025, cuando se haría pública una nueva convocatoria por parte de la Comunidad de Madrid.
El desánimo y la desesperación del pianista no pueden ser mayores. «Me encuentro fatal, en un estrés continuo porque no sé si me voy a poder presentar o no. Tanta incertidumbre hace que el propio pesimismo te lleve a estudiar menos las oposiciones. En Irlanda tenía mucha proyección profesional, un montón de conciertos...Pero quería estar en España y llego aquí y me encuentro en la calle con una pancarta porque ni siquiera puedo ser profesor», dice apesadumbrado. El caso de Eduardo Delany es uno de los 30.000 expedientes de homologación atascados en el Ministerio de Universidades a los que no se da solución.
Tela de araña burocrática
Entregó toda la documentación en el Ministerio el 24 de julio de 2020 y su expediente quedó registrado en el sistema el 13 de octubre de 2020, después de pagar una tasa de 163 euros. A día de hoy, además de no haber obtenido respuesta alguna, el pianista asegura que no ha hecho otra cosa que pivotar de organismo en organismo en busca de una respuesta y reclamar un trámite que, según Real Decreto 967/2014, que lo regula, establece un máximo de seis meses para emitir una resolución. «He llamado muchas veces al Ministerio y siempre me contestaban que quedaba poco. Vi en la web de seguimiento de mi expediente que había sido enviado a la ANECA, la agencia que tiene que evaluarlo y emitir un informe. Mi expediente llevaba allí cuatro meses y me parecía demasiado tiempo, así que me personé y me dijeron que tenía el informe favorable y que había sido remitido al Ministerio. Sin embargo, en la web figura aún que mi expediente sigue en la agencia evaluadora».
Pero Delany ha sido persistente en su afán por buscar respuestas. «Llamas por teléfono y es imposible contactar con los funcionarios. Las personas que atienden el teléfono no resuelven las dudas. Te dicen que hagas un registro público y no responden, es como esperar a que hable una pared. Y cuando lo hacen, se trata de un simple copia y pega de argumentos que no aclaran nada».
La situación ha hecho aflorar incluso empresas de dudosa credibilidad que aseguran acelerar los trámites a los afectados a cambio de dinero. Para colmo, en 2022 entró en vigor un nuevo decreto de homologaciones que pretendía resolver el atasco de tramitaciones en un plazo de seis meses. «Me dijeron que tenía que desistir del proceso para acogerme al nuevo decreto, que también obliga a resolver en un plazo de seis meses, como el anterior. ¿Quién se puede creer esto? Queda menos de un mes para poder inscribirme en las oposiciones y no tengo mi homologación. ¿Hasta cuándo voy a tener que esperar?».
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