Exposición
FAIM ART: 21 años apostando por el arte sin intermediarios
La feria de arte independiente celebra este fin de semana en la Fundación Pons una nueva edición con una propuesta inclusiva, directa y variada
En un ambiente vibrante y lleno de entusiasmo, ayer se inauguró la 21ª edición de FAIM ART, la feria de arte independiente de Madrid, que se celebra hasta el domingo en la Fundación Pons (Serrano, 138). Durante todo el fin de semana, más de 70 artistas expondrán sus obras en un evento que ya es un referente para el arte emergente y alternativo. La entrada es gratuita, y el horario es ininterrumpido, de 12:00 a 22:00.
La directora de la feria, la artista Marta Lueje, recuerda que FAIM ART nació en el año 2000 con una propuesta pionera: poner en primer plano a los artistas, sin la mediación de galerías o agentes. “El artista es el verdadero protagonista. Nuestro éxito se basa en la honestidad, la dedicación, la profesionalidad y, sobre todo, en la calidad de las obras”, explica.
Lueje destaca que es una feria diversa en todos los sentidos. Este año, las obras se distribuyen por los tres espacios con los que cuenta la Fundación: en la planta baja podrán encontrar artistas con mayor trayectoria, en la primera conviven colectivos y grupos, y en la superior, el espacio está reservado para artistas emergentes. Da igual la disciplina artística, en esta feria hay cabida para todas: pintura, escultura, fotografía, arte digital, textil, videoarte, dibujo, diseño y arte solidario, entre otras. “Seleccionamos a los participantes por la calidad de su obra, no por su currículum. Lo importante es que lo que exponen diga algo, que conecte. Esa es la esencia de FAIM ART”, añade Lueje.
Una feria humana, directa y sin filtros
La gran diferencia de esta feria frente a otras es la relación directa entre el artista y el visitante, lo que permite un diálogo más cercano y auténtico. “No se trata de una feria elitista. Hay obras para todos los bolsillos y se puede negociar directamente con el autor. Es una experiencia muy enriquecedora tanto para quien compra como para quien crea”, afirma su directora. Las redes sociales también han sido un motor importante para la feria en los últimos años. “Cuando empezamos usábamos fax. Hoy, todo es digital, rápido, ágil. Las redes han revolucionado nuestra forma de trabajar y han elevado el alcance y la calidad de la feria”, dice Lueje. El año pasado, más de 3.000 personas pasaron por allí. Este año, la expectativa es aún mayor.
Voces desde dentro: artistas que comparten su universo
La edición de este año reúne una selección muy variada de artistas nacionales e internacionales. Todos coinciden en un punto: la experiencia de exponer en esta feria es única.
Pedro Pasquín es ingeniero informático de profesión y artista de vocación. Presenta su serie “Umbrales”, una colección de obras en las que combina la lógica de la tecnología con la libertad de la expresión artística. “Son mosaicos de colores que construyen y deconstruyen la realidad. Todas las obras tienen una puerta, como símbolo del umbral entre lo que somos y lo que podemos llegar a ser”, explica.
Para Pasquín, participar en FAIM ART representa una oportunidad de encuentro y aprendizaje: “El año pasado fue mi primera vez y fue tan positiva que he querido repetir. Estás en contacto con la gente, aprendes mucho y puedes mostrar tu trabajo con total libertad”.
El artista mexicano Maiiko Piera participa por primera vez en la feria. Afincado en España desde hace dos años, trae tres obras influenciadas por el minimalismo, aunque con una base en el arte urbano. “Hay una pieza circular con dos rectángulos que busca representar un equilibrio de energías. Me inspiran el diseño, la música y esa mezcla entre lo estético y lo callejero”.
Al principio, confiesa, se sintió intimidado por el nivel artístico de Madrid. “Hay una gran sobreoferta y un nivel altísimo, pero esta feria me ha dado la oportunidad de compartir y aprender con grandes artistas. Me siento muy honrado”.
La artista Ana Dorcu llega con una propuesta profundamente emocional: tres retratos femeninos que cuestionan los estereotipos. “La imagen de la mujer está cada vez más estandarizada, y yo quiero romper eso. Uso colores transgresores y estilos eclécticos para reflejar la multitud de identidades dentro de una misma cara”, cuenta.
Dorcu reconoce que, de forma inconsciente, sus retratos se parecen a ella. “Es como si mi subconsciente saliera a hablar. Pinto emociones, vivencias, la complejidad de lo que sentimos, sobre todo las mujeres. Me inspira la idea de superación”.
También por primera vez en Madrid exponen Mauricio Novoay su padre Mario Saravia, artistas argentinos. Mauricio presenta la serie “Paraísos Artificiales”, paisajes que combinan papel, lienzo y acrílico. Su padre, con su proyecto “Reminiscencias”, utiliza la memoria como punto de partida para representar paisajes sin recurrir a la fotografía.
“El trabajo de mi padre y el mío son distintos, pero están muy conectados. Todo lo que sé, lo aprendí en su taller. Al principio me costó desprenderme de su estilo, pero con el tiempo encontré mi camino”, explica Mauricio. Ambos se muestran emocionados por compartir esta experiencia artística juntos y mostrar sus obras en un entorno tan abierto como FAIM ART.
A sus 84 años, Ursula Willershausen demuestra que el arte no tiene edad. Fotógrafa y creadora de collages, transforma imágenes de objetos cotidianos en obras que surgen de forma espontánea. “Imprimo las fotos, las recorto, las encajo. A veces no sé de dónde vienen las ideas, simplemente aparecen”, explica.
Willershausen ha expuesto en Alemania y en varias localidades madrileñas, pero se muestra especialmente ilusionada con esta feria. “Es una gran oportunidad. A mi edad, seguir creando y mostrando lo que hago me llena de energía. Y aún me quedan nueve años para alcanzar al fotógrafo de 93 que acabo de descubrir”, bromea.
Disfrutar del arte en directo
Para quienes buscan nuevas voces en el arte contemporáneo, esta feria es un lugar imprescindible. Y para los propios artistas, es una oportunidad de mostrar, compartir y seguir creciendo. Como señala su directora: “Lo que buscamos es que la obra conecte, que emocione. Y eso, en FAIM, ocurre cada año”.