Opinión
Fernando, eres grande
Fernando Lázaro empezó como «pitufo». Y de ahí, con 12 horas de trabajo, llegó a convertirse en un profesional de primera
Varias veces he escrito en estas páginas que Madrid no te pregunta de dónde eres y a dónde vas. El que llegaba hasta hace poco era bien recibido, pero han surgido graves problemas, como es el de la vivienda, que hacen que la capital no sea lo que era.
Fernando Lázaro, el compañero de El Mundo fallecido recientemente, que ha sido también reconocido por este periódico, fue bien recibido. Llegó de la Rioja a esta ciudad y no tuvo ese problema. Y este caminante tampoco.
Fernando empezó de «pitufo», nombre que recibían los jóvenes que empezaban en el periodismo, y de ahí, con 12 horas de trabajo, llegó a convertirse en un profesional de primera. Ese Madrid permitía a los que estaban preparados y trabajaban duro, como nuestro amigo, prosperar, vivir bien, y hasta comprarse un buen piso, uniendo su sueldo al de Mari Carmen, también compañera.
Sus dos hijas no lo tienen tan fácil ni para alquilar ni para vivir porque esta ciudad se ha vuelto agresiva y, además de la vivienda, la cesta de la compra se ha vuelto loca. Nuestro compañero eligió ser especialmente duro con los que mataban.
Además de grandes exclusivas, ofreció apoyo a las víctimas del terrorismo, donde también algunos han querido introducir la política.
Mi última conversación con Fernando fue hace pocas semanas cuando le llamé para ver que le parecía la exposición cutre que había organizado la Delegación de Gobierno sobre el atentado del Descanso. Coincidimos.
Era incomprensible que el delegado del Gobierno en la Comunidad del Madrid organizara una muestra contra el terrorismo cuando había dicho que eran mejores ciudadanos los que apoyaban los crímenes de ETA (Bildu) que los que llevaban una pulsera con la bandera de España. Fernando eras grande. Descansa en paz.