
Pionero en España
Guarderías en residencias para frenar el deterioro cognitivo en los ancianos
La Comunidad presentaba ayer un programa piloto pionero en España que incorpora aulas infantiles en residencias de ancianos

Casi un siglo separa a las dos. El aula que comparten se inunda de inocencia, la que da la extrema juventud y también la experiencia, mientras que los profesionales del centro estimulan a todos con preguntas y comentarios positivos sobre los talleres que realizan. En su Plan de creación de residencias de mayores, la Consejería de Familia, Juventud y Asuntos Sociales está desarrollando un programa piloto -pionero en España- para incorporar en dichas instalaciones espacios para guarderías. La consejera Ana Dávila, que visitaba ayer la Residencia Bouco Meco, apuesta por esta medida para integrar a dos núcleos poblacionales que se pueden beneficiar entre sí. «Para los mayores que más les cuesta involucrarse en las dinámicas de grupo, este centro lleva 20 años aplicando esta medida, para socializar con los más pequeños mientras hacen talleres o manualidades juntos y se sienten acompañados», comparte Cristina, una de las terapeutas de esta residencia del municipio de Meco. En este centro ya se lleva aplicando esta iniciativa desde hace dos décadas, pero solo de forma privada más algunas plazas concertadas. La idea ahora es integrar este modelo en el sistema residencial público. Cristina confirma que estas actividades también favorecen el desarrollo de los más pequeños, aprendiendo a empatizar con las personas mayores, en una eficaz sinergia intergeneracional.
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«Suelen ser actividades de corta duración, para evitar que se cansen o que pierdan la concentración. Además, se asigna un niño a cada adulto, para estimular la interacción entre ellos», comparten desde el equipo de terapeutas. Aunque reconocen que no existe aún un estudio científico que calcule los beneficios de esta actividad, aseguran que es evidente que ralentiza el deterioro cognitivo de los ancianos, mientras ayuda a desarrollar habilidades sociales entre los más pequeños». Además, la guardería acoge, en ocasiones, a los hijos de los trabajadores del centro, lo que favorece la conciliación familiar de la plantilla de la Residencia Bouco de este municipio.
De esta forma, los residentes como Paquita han vuelto a participar activamente en la convivencia del centro gracias a esta iniciativa. Por si fuera poco, así no solo interactúan con gente de otras edades cuando vienen sus visitas, sino que también lo incorporan en su rutina diaria, participando en manualidades, canciones, bailes, incluso ejercicios de gimnasia o de desarrollo motriz. La música, los colores y el sentido del humor son ingredientes indispensables en este tipo de dinámicas intergeneracionales que se espera expandir por toda la región.
Por su parte, Dávila explicó que esta iniciativa, enmarcada dentro del nuevo Plan de Envejecimiento Activo de la región, «además de prevenir la soledad, permite que los mayores recuperen la ilusión y las ganas de comunicarse, mientras que los niños aprenden valores como la empatía, el respeto y la convivencia». La consejera también quiso señalar el incremento de cerca de 400 nuevas plazas públicas que se incorporan este mes de noviembre a la red autonómica, distribuidas en 168 residenciales y 231 de atención diurna. En concreto, la Residencia Bouco Meco ha visto ampliadas sus plazas financiadas por la Administración regional, pasando de 85 a 90.
La Comunidad de Madrid ha impulsado durante esta Legislatura la creación de más de 2.000 nuevas plazas para la atención y cuidado de personas mayores en situación de dependencia, de las cuales 1.106 son residenciales y 1.022 de centro de día. «Esto supone una muestra clara del compromiso del Gobierno regional con las personas mayores y sus familias», aseguró Dávila. Con este incremento la red pública de atención social financiada por el Gobierno regional cuenta con más de 63.000 plazas, de las que más de 36.600 están dedicadas a mayores.
La soledad no deseada
Esta es otra iniciativa del Gobierno regional por acabar con la soledad no deseada en las personas de edad avanzada. De hecho, recientemente presentaban también un programa que conecta a jóvenes que buscan una habitación asequible con ancianos que viven solos, convirtiendo dos problemas en una única solución. Además, desde la Comunidad de Madrid creen en el verdadero potencial que esconde la convivencia intergeneracional, la cual están impulsando especialmente en los municipios más envejecidos de la región. Por ello, Ana Dávila pedía públicamente, hace unas semanas, la integración de los ayuntamientos gobernados por la oposición en su nuevo proyecto residencial público 40 40. Varios de estos alcaldes socialistas habrían rechazado ofrecer espacios públicos para construir residencias de ancianos, lo que desde la Consejería se consideró una politización de un problema social. Planes como este también nacen del crecimiento de la sensibilidad por los residentes tras la tragedia que supuso la pandemia.
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