Opinión

Ley Trans: una reforma necesaria

El cambio es para el Madrid real de hoy, que no es ningún infierno de homofobia y agresiones, sino refugio de los que han perdido la libertad

MADRID.-Amnistía Internacional y Ni un paso atrás entregan 40.000 firmas en la Asamblea contra reforma de Leyes LGTBI y Trans
Una niña con una bandera arcoírisEuropa Press

Estos días debatimos en la Asamblea de Madrid la reforma de las conocidas como leyes Trans y LGTBI de la Comunidad de Madrid. La virulencia, la desmesura, el sectarismo e incluso violencia de las proclamas de la izquierda contrasta con la moderación de la reforma propuesta.

La misma sensatez con la que la llevan años pidiendo las familias, los afectados por la de transición, los médicos, juristas, psicólogos, docentes, y los propios madrileños, que votaron masivamente el programa político de Isabel Díaz Ayuso, que incluía, con toda claridad, la promesa de esta reforma.

El compromiso electoral es el de devolver el rigor y la ciencia a la protección integral e igualdad efectiva de los homosexuales, lesbianas y transexuales, frente a la ideología y al sectarismo que se había impuesto en la ley aún en vigor.

Porque la izquierda calla que la ley de 2016 confiere a ciertas asociaciones de activistas se han constituido en una oligarquía que pretende la exclusiva de la representación permanente y sin discusión de cualquier persona solo por ser homosexual, transexual o lesbiana. Como si necesitaran tutela ideológica, que los pastoreen, y como si todos pensaran igual.

Este abuso, esta privatización de facto de lo que corresponde hacer a los poderes públicos, esta oligarquía pagada con dinero público es lo único que se limita con esta reforma. De ahí que los privilegiados de tantos años ahora se revuelvan y mientan.

Mienten porque con esta reforma de las leyes los derechos que concede la Constitución (conviene recordar que ninguna ley autonómica puede darlos ni quitarlos) se garantizan más que nunca: con seguridad jurídica, respeto a la Constitución, adaptando la legislación autonómica a la nueva ley nacional.

La atención médica dejará de estar criminalizada. Los niños y adolescentes tienen derecho a recibir una atención médica integral física y mental, que favorezca su desarrollo y tener toda la información cuando tomen decisiones trascendentales y en este caso irreversibles, sobre sus vidas.

Son sangrantes y terriblemente numerosos los casos en todo el mundo, especialmente de mujeres, que por presiones externas y sin el asesoramiento adecuado, iniciaron un proceso de hormonación, e incluso pasaron por el quirófano, para descubrir con el tiempo que simplemente eran lesbianas, o tenían un cuerpo diferente. Esto no debería volver a ocurrir.

Se ha de garantizar también que las medidas necesarias y justas no acaben yendo en detrimento de la mujer, de su seguridad física y jurídica, de su participación en condiciones de igualdad efectiva en la vida profesional, deportiva, artística, de ocio y social, ni de su necesario reconocimiento e igualdad ante la ley. No pocas organizaciones feministas han levantado la voz señalando este peligro.

Y es, en fin, una reforma para el Madrid real de hoy, que no es ningún infierno de homofobia y agresiones, sino refugio de los que han perdido la libertad, segunda casa de todos, y compite por ser la capital gay del mundo: digno, libre y alegre.

*Mónica Lavín es diputada del Grupo Popular en la Asamblea de Madrid