Medio Ambiente

Madrid reconstruye el hogar del buitre negro en el valle del Duero

El Grupo de Intervención en Altura colabora con Portugal para restaurar la población de esta rapaz tras el incendio de agosto

Un miembro del Grupo de Intervención en altura, durante los trabajos de restauración de un nido de buitre negro
Un miembro del Grupo de Intervención en altura, durante los trabajos de restauración de un nido de buitre negroComunidad de Madrid

La Comunidad de Madrid ha desplegado una nueva operación de cooperación ambiental más allá de sus fronteras. En esta ocasión, el objetivo no ha sido contener un fuego o rescatar fauna herida, sino reconstruir los nidos del buitre negro (la mayor rapaz de Europa) que quedaron destruidos por el grave incendio del pasado agosto en el valle del Duero Internacional, en territorio portugués.

Durante los últimos días, siete agentes del Grupo de Intervención en Altura (GIAM) del Cuerpo de Agentes Forestales madrileño han trabajado entre riscos y cortados en la restauración de 17 plataformas dañadas por el fuego y la construcción de tres nuevos nidos artificiales. Una intervención minuciosa, que exige conocimiento técnico, precisión en altura y coordinación con el equipo portugués del parque natural.

Los trabajos se enmarcan en el proyecto LIFE Aegypius Return, financiado por la Unión Europea, que busca recuperar la población de buitre negro en la frontera hispano-lusa. Esta especie había desaparecido de la zona del Duero, donde tradicionalmente anidaba, y la restauración de las estructuras destruidas es esencial para su regreso. «El objetivo es que las plataformas sean ocupadas por ejemplares de la zona o por otros liberados desde centros de recuperación», explican desde la Consejería de Medio Ambiente madrileña.

Las nuevas estructuras se componen de una base metálica reforzada con ramas y troncos, que garantizan la estabilidad, y se han decorado con figuras de resina a tamaño real, imitando a las aves adultas, para atraer a las parejas reproductoras. Es un trabajo de precisión ecológica, diseñado para restituir un ecosistema dañado sin alterar su equilibrio natural. El buitre negro (Aegypius monachus) está incluido en el Catálogo Español de Especies Amenazadas como vulnerable, debido a la fragilidad de sus colonias y a la baja tasa de reproducción: solo pone un huevo por temporada, y en condiciones muy específicas.

Construye sus nidos (de hasta dos metros de diámetro y casi uno de altura) en árboles de gran porte, como pinos, enebros o alcornoques, y siempre en zonas apartadas de núcleos urbanos, donde la tranquilidad y el silencio son clave para la supervivencia de los pollos. Su sola presencia impone: 2,8 metros de envergadura y hasta 10 kilos de peso, lo convierten en el mayor buitre ibérico y una de las rapaces más grandes del continente. A su función ecológica (limpiar el entorno y controlar la propagación de enfermedades) se suma su valor como símbolo de equilibrio natural.

La participación de los agentes madrileños en el proyecto LIFE Aegypius Return no es casual. Desde hace dos décadas, la Comunidad mantiene un programa estable de seguimiento y recuperación del buitre negro, que ha permitido duplicar la población en la región.

En la actualidad, se contabilizan unas 250 parejas reproductoras, la cuarta colonia más numerosa de España, concentradas en la Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) del Alto Lozoya, dentro del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama.

Cada primavera, los técnicos y agentes forestales realizan tareas de anillamiento y control sanitario de los pollos. A mediados de junio, los miembros del GIAM escalan hasta los nidos (algunos situados a más de 20 metros de altura) para recoger brevemente a las crías, de unos cinco kilos de peso. En el suelo se les extrae una pequeña muestra de sangre, se instalan dos anillas identificativas (una metálica y otra de lectura a distancia) y se devuelven al nido tras una revisión rápida.

Es un proceso que no dura más de veinte minutos, pero que resulta fundamental para conocer los desplazamientos, el estado de salud y la supervivencia de los ejemplares jóvenes.