Opinión

Madrid también me mata

Julia ha sido víctima de esta gran ciudad. Le cayó un árbol que había aguantado hasta a Filomena, que se cargó a miles de ejemplares

El árbol que ha caído sobre un paso de peatones por la borrasca ‘Ciarán’, a 2 de noviembre de 2023, en Madrid (España). Una mujer de 23 años ha muerto y otras tres han sufrido heridas leves al inicio de la calle Almagro de Madrid cuando un árbol se ha caído sobre un paso para peatones. El accidente ha sido como consecuencia de las fuertes rachas de viento que está dejando la borrasca Ciarán en Madrid. 02 NOVIEMBRE 2023;ARBOL;VIENTO;CIARAN;MUERTE;ALMAGRO;BORRASCA Matias Chiofalo / Europa Pre...
Una joven muerta y cinco heridos leves tras la caída de un árbol en la calle Almagro de MadridMatias ChiofaloEuropa Press

Tenía 23 años, biomédica, con la ilusión del primer trabajo y toda la vida por delante. Julia murió el viernes asesinada por un maldito árbol en Madrid.

Su muerte resume toda la mala suerte del mundo. Paseaba por el centro, donde dicen se inspeccionan los árboles, cruzó en verde el semáforo y le cayó un árbol que había aguantado hasta a Filomena que se cargó miles de ejemplares.

Julia ha sido víctima de esta gran ciudad. Medio Ambiente, una cosa llamada Server, había revisado a su asesino dos veces y los técnicos certificaron que no era peligroso…

Esta ciudad está muy bien, pero a veces la fortuna te da la espalda y te mata. El Ayuntamiento vigila después de que otro árbol asesinara a un niño de cuatro años en El Retiro. Otras tragedia terribles. Cinco personas han muerto en Madrid en los últimos años por hechos similares y aún hay quien se enfada cuando cortan un ejemplar peligroso.

Son muertes urbanas que se repiten. Y no son las únicas. Ya no recordamos al mendigo que falleció aplastado por un edificio hace años cuando pedía en una calle en Argüelles. Otra joven falleció cuando le cayó una cornisa del teatro Calderón. Seis personas murieron cuando se derrumbó la marquesina del cine Bilbao allá por los 90.

El colmo de la mala suerte es estar esperando correctamente el autobús en la A-2 y que un vehículo sin control te arrolle y mate como sucedió una ocasión. A este caminante le atropelló hace cincuenta años un coche cuando yo estaba en la acera y a su hermano le llevó doce metros debajo. Los dos resultamos ilesos. Cada vez que muere una Julia rezo por ella y recuerdo la suerte que tenemos algunos por vivir.