Verano

El mapa del turismo acuático en Madrid: estas son las zonas donde poder bañarse

El Gobierno regional impulsa las actividades veraniegas en la Comunidad de norte a sur y de este a oeste. La temporada finalizará el próximo 15 de septiembre

Embalse de El Atazar, en Buitrago de Lozoya
Embalse de El Atazar, en Buitrago de LozoyaLRM

Senderismo siguiendo el camino de ríos; playas de interior con bandera azul; deportes náuticos como piragüismo o vela... No es obligatorio emigrar a la costa para disfrutar del agua este verano. Basta con moverse de norte a sur, y de este a oeste, sin salir de los límites de la provincia. De eso da fe el catálogo elaborado por la Consejería de Cultura, Turismo y Deporte de la Comunidad de Madrid, estrenado este año, y con el que el Gobierno regional busca impulsar el «turismo del agua». Repartidas en cuatro áreas (Sierra Oeste, Sierra Norte, Las Vegas y la Alcarria y la Sierra de Guadarrama), existen un total de cinco zonas de baño censadas oficialmente, en las que se controla la calidad del agua periódicamente a lo largo de la temporada estival, que se extenderá hasta el 15 de septiembre: Las Presillas, Los Villares, El Muro, Virgen de la Nueva y Playa del Alberche. A continuación, repasamos los principales puntos donde poder disfrutar de un turismo tan refrescante como sostenible.

Sierra Oeste

Los municipios de Santa María de la Alameda y Valdemaqueda esconden los ríos Aceña y Cofio, que bañan valles y montañas. Dos de los rutas indispensables son la cascada del Hornillo, bordeando el valle del Aceña, y la del entorno del Puente Romano del Cofio, rodeado de un bosque de pinos.

Mientras, en Aldea del Fresno y Villamantilla, se puede visitar la Playa del Alberche, de arena fluvial, en medio de un paraje arbolado (los perros están permitidos, siempre con correa y bozal) y las cárcavas del río Perales

Ya en San Martín de Valdeiglesias y en Pelayos de la Presa, encontramos las zonas más concurridas: catorce playas repartidas en 50 kilómetros de costa. Se trata del único embalse madrileño donde está permitido el baño y las actividades acuáticas a motor. Los lugares con mayor número de visitantes son el Cerro de San Esteban, situado a la orilla derecha, y La Lancha del Yelmo, a la izquierda. Mientras, las áreas recreativas más célebres son El Muro (Pelayos de la Presa) y la zona de la Virgen de la Nueva (San Martín de Valdeiglesias). Esta última es la única playa en Madrid que presume de contar con Bandera Azul.

Playa de la Virgen de la Nueva, en San Martín de Valdeiglesias
Playa de la Virgen de la Nueva, en San Martín de ValdeiglesiasLRM

Sierra Norte

La ruta Rascafría - Pinilla del Valle nos permite descubrir el río Lozoya, así como la riqueza del Valle Alto del río. En Rascafría encontramos desde el área recreativa de Las Presillas, con la cascada del Purgatorio (por allí se halla un tesoro patrimonial, el monasterio del Paular), mientras que en el embalse de Pinilla, a los pies de la Sierra de Guadarrama, se podrá disfrutar de actividades como el piragüismo o el paddle surf.

Ya en el camino San Mamés-Somosierra se halla la Chorrera de San Mamés, un espectacular salto de agua formado por el arroyo del Chorro. En cuanto a Somosierra, se puede practicar el descenso de barrancos más cercano a Madrid, con un tobogán de nueve metros.

La ruta Buitrago del Lozoya-Cervera de Buitrago ofrece la Piscina Natural de Riosequillo, una de las más grandes de la Comunidad, con una capacidad para dos mil personas. A su vez, Cervera cuenta con el Embalse de El Atazar, donde se puede practicar la vela, el piragüismo, el windsurf o el paddle surf.

Por último, la ruta Patones-Torremocha del Jarama da pie a conocer el río Jarama en todas sus formas. Allí se encuentra nuestro pequeño «Cañón del Colorado»: el Pontón de la Oliva y las Cárcavas. Además, como novedad, se puede cruzar en piragua el río Jarama.

Las Vegas y La Alcarria

La ruta se reparte entre las localidades de Estremera, Fuentidueña de Tajo y Villamanrique de Tajo. Allí damos con la Playa de los Villares, de calificación de «excelente», formada por el Tajo, siendo este el único punto en el que los madrileños pueden bañarse en este río. Es accesible, tanto a pie como en bicicleta, a través de un camino de tierra. Además, en sus inmediaciones hay mesas dispuestas en un amplio merendero, por lo que se puede pasar una jornada agradable.

También contamos con la senda ecológica del Tajo. El camino se inicia en el área recreativa de Las Cuevas, un lugar idóneo para el ocio y el deporte, y desciende aguas abajo. La senda, además, atraviesa campos de cultivo de maíz, espárragos y cereales. Cuenta con carteles informativos, señalización y observatorio de aves, donde es fácil ver (y escuchar) los reclamos de las fochas comunes, gallinetas y ánades reales o azulones, entre otras.

Sierra de Guadarrama

Por motivos obvios, estamos ante la zona que reúne un mayor número de atractivos acuáticos en la Comunidad de Madrid. Uno de ellos es la llamada Senda del Agua, bautizada así al tratarse del recorrido que hace la entubación desde el pantano de las Berceas hasta los depósitos de agua de Cercedilla, canalización que puede observarse a lo largo del recorrido debido a la erosión. La ruta de Cercedilla es sencilla y gran parte del camino transcurre por una zona llena de árboles, con un recorrido de 10 kilómetros (unas dos horas de duración). En esta ruta podemos observar varias panorámicas del Valle y los pueblos colindantes.

Por su parte, el Embalse de Guadalix de la Sierra, es reconocido como uno de los mejores espacios para observar aves acuáticas de la Comunidad de Madrid: patos, ánades, fochas, garzas, y cormoranes, así como numerosísimas cigüeñas. De hecho, el embalse es un punto esencial durante la invernada de las aves, así como para el repostaje y descanso para las migratorias, debido a la abundante vegetación que les proporciona protección y alimento. En este caso, encontramos varios caminos que permiten circundarlo, entre ellos el histórico Camino Mendocino que lo bordea.

No puede obviarse ese «gran espejo» de agua que permite contemplar otra visión de la sierra de Guadarrama, donde, además, se puede disfrutar de deportes como la vela vela, el kayak, el windsurf y el paddle surf.

Por último, para los cinéfilos, un pequeño gran tesoro nada oculto en el municipio de Guadalix: las calles donde se rodó en 1953 «Bienvenido Míster Marshall», el clásico de nuestro cine dirigido por Luis García Berlanga.

Por su parte, el municipio de Moralzarzal atesora un legado de arquitectura, piedra y agua con siglos de tradición. Su origen se remonta a principios del siglo XVII, cuando aparecían las primeras fuentes de Moralzarzal, entre ellas, la Fuente de los Cuatro Caños (actualizada en 1885), quizá la más representativa. Aquellas maravillas de la naturaleza llegaron a adquirir una fama legendaria, atribuyendo a aquellas aguas poderes mágicos e incluso sanadores. Tal es el caso del «Manantial de la Fe Perseverante», asociado a la curación de tuberculosos, con gente que venía desde Madrid sólo para beber sus aguas.

No hay que olvidar que el origen del actual emplazamiento del núcleo urbano de Moralzarzal está vinculado a la «Fuente del Moral», que es como era conocida la pequeña alquería o aldea de pastores segovianos a partir del siglo XIII. De hecho, ese es el nombre que recibió el pueblo hasta ya entrado el siglo XVII. Anteriormente, en el XV se fundó una pedanía menor, Zarzal, también próxima a una fuente.

El granito, omnipresente en la arquitectura de la Sierra de Guadarrama, es clave en esta obra hidráulica, construida a finales del siglo XIX en las laderas de Matarrubia. Las atarjeas contenían una tubería de hierro fundido por donde discurría el agua. Se trata de algo aún apreciable en varios tramos. Estas encauzaban y recogían agua de los manantiales que circulan por el monte del Robledo, con su origen en los Arroyos Grande y Peñalagua. También tuvieron como destino el «lavadero público» que se construyó entre los residentes de la época, a finales del XIX, y que aprovechaba aguas de la Fuente de los Cuatro Caños.

Toda esta obra hidráulica no deja de ser una herencia de la tradición islámica. Los sistemas de aljibes y acequias han sido esenciales en el crecimiento de los municipios de la Sierra, lo que dio pie al aumento del número de embalses existentes.

Otro punto a explorar es el embalse de Majalespino, conocido también como embalse de la Maliciosa. Se trata de un tramo ineludible para los montañeros que buscan ascender la sierra de Guadarrama y, de esta forma, admirar las mejores vistas.

El embalse tuvo su origen por el embalsamiento de agua del arroyo de Peña Jardera, de forma que proporcionó agua potable al municipio de Becerril de la Sierra. Posteriormente, la belleza de todo el entorno le hizo figurar como una de las paradas más esperadas por los excursionistas. No en vano, desde este embalse se pueden apreciar con claridad muchos de los paisajes que conforman la sierra de Guadarrama: la transición desde la alta montaña hacia las llanuras y dehesas ganaderas, pasando por zonas de berruecos, hechos de un granito de alta calidad que hizo célebres a las canteras de la zona.

A la hora de repasar la historia de esta ruta, encontramos caminos sinuosos y enriscados que fueron recorridos antaño por muchos pastores, pero también por bandoleros, a la caza de caballos y diligencias.

El "espejo de agua" del Valle de la Barranca
El "espejo de agua" del Valle de la BarrancaLRM

Por último, el Valle de la Barranca es considerado todo un paraíso del senderismo y del turismo activo. Para empezar, cuenta con las más amplias figuras de protección en toda la Sierra de Guadarrama: Reserva de la Biosfera, Parque Regional, Parque Nacional y Red Natura 2000. En su día, llegó a formar parte –al igual que Navacerrada– del gran territorio real de caza conocido como el Real de Manzanares. A lo largo de los últimos siglos ha tenido diversos usos: desde forestales hasta ganaderos, sin olvidar la industria de la nevería. En el Valle de la Barranca se acumulaba y trataba la nieve, no con vistas a un fin recreativo, sino porque resultaba esencial para la conservación y el transporte de los alimentos a la gran ciudad, sobre todo en aquellas estaciones en las que el calor apretaba.

De algún modo, la salud siempre ha estado ligada a la historia del valle. Sobre todo porque, a principios del siglo XX, se inauguró allí el «hospital antituberculoso». Se consideraba que los aires que allí soplaban resultaban muy beneficiosos para curar enfermedades respiratorias.

Por supuesto, el agua es el otro gran protagonista. Sumado a su paisaje de pinos y algunos bosques de ribera, alberga una gran biodiversidad animal.

Una zona prohibida

Desde el Gobierno regional recuerdan una zona donde está prohibido el baño: la Charca Verde, en Manzanares el Real, situada entre el tramo comprendido desde su nacimiento, en el Ventisquero de la Condesa, hasta su desembocadura, en el embalse de Santillana. Una prohibición que pesa desde 2016, con el objetivo de preservar el medio ambiente, la restauración ecológica y recuperación de los valores naturales que han posibilitado la declaración de esta zona como Parque Nacional, en el entorno del curso alto del río Manzanares.