Paseo por Madrid
Muere un obrero, ¿y qué?
Hay demasiados siniestros por la imprudencia del empresario, del jefe de obra y del propio empleado
El lunes, mientras este caminante hacía las tareas propias del hogar, murió un obrero a pocos metros de mi casa. Uno más. El año pasado 78 empleados no volvieron al hogar porque se encontraron con la muerte en su trabajo. Hay demasiados siniestros por la imprudencia del empresario, del jefe de obra y del propio empleado que juega con la muerte sin darse cuenta que el enemigo está muy atento a sus descuidos.
La Policía Municipal tiene competencias exclusivas en la materia y hace todo lo que está en sus manos. Se inspecciona, pero no puede haber un policía en cada obra. Me habla un agente de que hay demasiada burocracia y enfrentamientos entre instituciones.
Hace algunos años vi en uno de los edificios de la Puerta del Sol, durante el desfile del Dos de Mayo, a un hombre que trabajaba en una fachada sin arnés. Llamé a un amigo sindicalista y pasó de mí. Me equivoqué tenía que haber llamado al 092 o 112 para que interviniera. Mi amigo estaba muy liado porque era fiesta y los sindicatos son burocracia y el tajo lo deben visitar poco.
Enfrente de mi casa están construyendo. El lunes metían en la obra grandes estructuras prefabricadas con una grúa sin cortar la acera. Es decir que si se caían a la calle mataban a algún ciudadano, que siempre hay gente con mala suerte.
Tengo fotos (pocas) de obreros con arnés y demasiadas sin protección. La obra tiene por obligación un jefe de seguridad. Debe librar todos los días porque mientras escribo me paro de miedo cuando veo cómo trabaja esta gente retando a la muerte. Pronto morirá otro obrero por imprudencia de alguien. No pasa nada. Todos tranquilos. Es un obrero.
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