Cultura

Música y salud mental: el campamento en la Escuela Reina Sofía

«Summer camp», jóvenes artistas que viven una experiencia musical en todas las dimensiones del aprendizaje

Elena frutos en "Summer Camp"
Elena frutos en "Summer Camp"Cedida

«Esto es bueno para el aprendizaje, para la carrera musical y para el cuidado de la salud mental», explican los profesores que forman parte de este campamento a LA RAZÓN. Aquí se trabajan las capacidades musicales, pero también las habilidades sociales, como el compartir, el aprender de los otros y el conocer otras culturas.

La Escuela Superior de Música Reina Sofía inicia la octava edición de su programa de verano, dirigido a jóvenes músicos de 8 a 18 años que tocan instrumentos de cuerda (violín, viola, violonchelo, contrabajo), viento (trompa, trompeta, clarinete, fagot, oboe, flauta, saxofón), así como aquellos que se dedican al canto, la guitarra y el piano.

«Durante este programa, los participantes viven una experiencia completamente musical», indican.

Desde la Escuela Superior de Música Reina Sofía han trasladado a LA RAZÓN que «los estudiantes mejorarán sus habilidades artísticas bajo la guía de excelentes profesores, en un entorno de alta calidad».

Además, se les enseñarán competencias clave de la Escuela Reina Sofía, como la perseverancia, el trabajo en equipo y el fomento del diálogo intercultural a través de la música y el arte.

Provenientes de 31 países distintos, los alumnos compartirán su pasión por la música. Este programa bilingüe (español e inglés) incluye estudios técnicos de instrumentos a través de clases individuales, música de cámara, masterclasses «Listening to Music», talleres «Building an Artist» diseñados para el desarrollo de jóvenes artistas, y, por primera vez, lecciones magistrales con artistas invitados que son solistas y pedagogos de renombre internacional, como Sergey Teslya (violín), Erzhan Kulibaev (violín), Laure Marie Gaudron (viola), Mikolaj Konopelski (violonchelo), Salvador Martínez Tos (flauta), Carlos García Sanz (clarinete), Juan Barahona (piano), Denis Lossev (piano), Javier Somoza (guitarra) y Laura Fernández (canto).

Andrea Pérez, profesora de fagot
Andrea Pérez, profesora de fagot Cedida

Al finalizar cada semana del programa, los participantes recibirán un diploma de asistencia, un informe académico de su progreso en el instrumento, y tendrán la oportunidad de actuar en un concierto final frente a sus familiares y amigos.

«Durante los últimos 30 años, la Escuela Superior de Música Reina Sofía se ha convertido en una de las mejores escuelas de Europa, con un amplio y prestigioso reconocimiento internacional, en la formación de jóvenes talentos en la música clásica. Desde 2017, la Escuela ofrece cursos de verano musicales para niños y jóvenes de hasta 18 años». De hecho, la consolidación evento se demuestra cada año, véase la edición 2023 del ‘Summer Camp Jóvenes Artistas’, que contó con más de cien participantes de 17 países. «Y muchos han repetido, esto es reconocimiento del que nos sentimos orgullosos», indican los profesionales que imparten las lecciones.

Dos alumnos y dos profesores han conversado con LA RAZÓN sobre los beneficios que tiene la apuesta por la música que, al final, es la apuesta por el arte y la cultura. Alex y Manuela son dos alumnos que están viviendo ilusionados esta experiencia. Así lo han comunicado a este medio, donde dicen que están muy contentos y orgullosos de formar parte de esta edición, y que además están potenciando mucho su carrera musical, siendo un encuentro muy beneficioso de cara a su currículum y proyección futura en el sector.

Por su parte, los profesores, Joaquín Arias (viola) y Andrea Pérez (fagot) señalan que es una iniciativa «muy enriquecedora». «Aprenden de otras culturas, sociabilizan, hacen amigos, mejoran su nivel notablemente sin darse cuenta. Se divierten aprendiendo».

Además, también mencionan que las razones de asistencia son muy variadas, aunque todas comparten «pasión y vocación». Los profesores explican que algunos alumnos van teniendo muy claro las salidas profesionales que buscan; pero, en cambio, otros van como hobby, para pasárselo bien mientras que aprenden y desarrollan esta habilidad musical. «No todos tienen claro que quieran dedicarse a esto, pero sí disfrutan formándose, y eso es lo más importante. Tenemos alumnos que conocemos de años anteriores y han querido repetir, esa es nuestra recompensa», explican los profesores.

La exigencia es máxima, pues tras haber consultado su programa, cuentan con cuatro horas de clases individuales con el profesor trabajando el instrumento requerido; una hora de lección magistral de artista invitado; diez horas de práctica de instrumento; tres horas de clase de música de cámara; tres horas de práctica de música de cámara; y un concierto final en el Auditorio Sony de la escuela Reina Sofía.

Desde el programa del Summer Camp también mencionan la comunicación con las familias, pues no olvidemos que se trata de una experiencia orientada a menores de edad. «Antes del comienzo del programa abrimos un canal de comunicación directo mediante la aplicación móvil Telegram. Además de compartir por aquí toda la información relevante para el correcto funcionamiento. Enviamos todos los días un resumen de la jornada y fotografías de las actividades del día».