Ya te llamo yo
La Navidad y el centro de Madrid
Quieren descongestionar la capital para poder caminar tranquilos por sus calles y entrar en sus bares. O sea, quieren lo mismo que todos los que están ahí en ese preciso instante
Hay a quien le molesta que Madrid esté lleno de gente en Navidad, incluso a quien le molesta que Madrid esté lleno de gente en cualquier momento. Es maravilloso lo que implica esa reflexión: que les molesta que mucha gente esté en el mismo sitio que ellos en el mismo momento. Es decir, que ellos también forman parte de ese bullicio y de esa aglomeración. Pero, claro, ellos no quieren irse, lo que quieren es que se vayan los demás. Quieren descongestionar Madrid para poder caminar tranquilos por sus calles y entrar en sus bares. O sea, quieren lo mismo que todos los que están ahí en ese preciso instante. Pero esa otredad en la mirada que busca soluciones que no pasan por ellos, es fascinante. Porque encierra todo el clasismo del mundo (y varios ismos más) en una simple frase. Suelen ser los mismos que quieren llenar la España vacía (para ellos es vaciada). Pero de gente que no sean ellos, que quieren quedarse en un Madrid más vaci(ad)o. En ningún momento se les ocurre que haya quien no quiere vivir en ciertas zonas de España y quieran hacerlo en el centro de Madrid. No les cabe en la cabeza que esas otras almas que deambulan por las mismas calles que ellos sean como ellos. Son, estoy segura, los que se quejaban de que los bares estuviesen llenos tras la pandemia y hacían fotos. Y para hacer una foto de bares llenos, para saber que estaban llenos, es requisito indispensable estar en ellos. Esto igual, si te moleste la gente en el centro es que tú también eres gente en el centro. Y le estás molestando a alguien como tú. Es la gran paradoja de la Navidad: te molestas a ti mismo. A mí, como me gusta la Navidad y me gusta la gente, no me pasa. Jou, jou, jou.
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