Ópera

Ópera Garage y su fórmula para acercar la ópera a la gente a un precio accesible sin perder la esencia: «Tiene que estar en constante evolución»

La compañía trae por primera vez este sábado a los Veranos de la Villa su propuesta más contemporánea de «La bohéme» de Puccini

En el marco de Veranos de la Villa 2025, Ópera Garage presenta una versión contemporánea de "La Bohème" de Puccini.
Un momento del ensayo de «La Bohème», el 7 de agosto en el patio central de Condeduque.David JarFotógrafos

Ocurrió en un garaje de Bilbao. Uno muy decadente, en el centro de la ciudad. Por eso era perfecto: el garaje en sí mismo era la pura escenografía de la ópera. Allí se dio la primera representación de Ópera Garage, una productora que produce obras del género y que creó Emiliano Suárez (Bilbao, 1976), productor y director artístico, junto a Marcarena Bergareche, productora y directora ejecutiva, entre otros. Desde entonces ya han pasado más de 6 años y una pandemia, han actuado por toda España, con un repertorio que incluye . «Lucía Di Lammemoor», «Rigoletto», «Tosca» y «La Bohème». Esta última es la que van a ofrecer este sábado en los Veranos de la Villa, en el escenario del patio del Condeduque. Suárez explica: «Lo que pretendo es abrir las puertas de la ópera, romper barreras, estereotipos. Y acercar la ópera de una manera distinta a nuevas audiencias a un precio muy accesible».

Son las 18.00 pero el termómetro sigue marcando los 38 grados en la capital. Encima del escenario, el que se ha habilitado en el patio ce ya se encuentra parte del elenco de esta Bohème: la soprano Ruth Terán (Mimí en la obra), el barítono Borja Quiza (Marcello), el tenor Pancho Corujo (Rodolfo) o la soprano Paula Alonso, que hace de Musetta. El patio de butacas al aire libre de Condeduque, habilitado para los Veranos de la Villa, deja espacio para algo más de 900 personas. Aunque han ofrecido su repertorio en grandes escenarios (mismamente en la edición de este festival, pero es la primera vez que traen La Bohéme, o en el festival de Lazareto ), ellos están acostumbrados a hacerlo en un garaje. «Yo estoy más cómodo en mi garaje: esa es mi zona de confort, donde yo le encuentro el sentido a esto.», cuenta Suárez, que es el director de escena. «Hacer ópera aquí es un reto, pero va a quedar muy bien.».

La idea es tratar de traer a estos tiempos «La Bohéme» de Puccini, ambientada en el París sobre el 1830: una historia de amor y de amistad, de celos, de muerte. En la versión de Ópera Garage, Mimí no tiene tuberculosis sino un cáncer terminal .«Vamos a descontextualizarla, vamos a llevárnosla a nuestros días.

Hay que darle una pátina de actualidad, de conectar con problemas reales, que le pueden pasar a cualquiera.». Y añade Suárez: «Pretenderlo quitarle ese ornamento que a lo mejor te lleva a ese clasicismo, a ese romanticismo un poco impostado, a esa cursilería de todas las producciones un poco ya manidas. Aquí es todo muy desnudo porque no nos queda más remedio, somos una compañía que nos gusta hacer así las cosas y– para que nos hagan los números.».

Los barriles, los palés, los neumáticos usados las escaleras, unos bidones oxidados de agua que hacen pared son parte del decorado de esta Bohème por dos razones. La primera, porque, como explica Suárez, es parte de su identidad: de generar espacios alternativos, de una manera esquemática, desnuda, cercana. «Con estos elementos se puede hacer magia», dice Suárez. Pero también por lo económico, alejados de las grandes producciones del Teatro Real. Lo de «darle una vuelta de tuerca» es también para que pueda ser rentable. «La ópera es tremendamente cara.».

–Vamos a acercar la ópera a gente que habitualmente no va a la ópera o no se puede permitir ir a la ópera. Una entrada en el Teatro Reales cuesta 200 o 300 euros. Esta cuesta 25 (la de los Veranos de la Villa). Ese también es el espíritu del proyecto. No solo aquí, siempre ha sido así. Nosotros nunca hemos puesto la entrada más cara de 40 euros.».

Emiliano Suárez, director de escena de Opera Garage, el 7 de agosto en el escenario donde se presentará «La Bohème» en Condeduque.
Emiliano Suárez, director de escena de Opera Garage, el 7 de agosto en el escenario donde se presentará «La Bohème» en Condeduque.David JarFotógrafos

Suárez es aficionado desde que tenía 8 años –y reconoce que eso no es lo habitual. «Yo empecé a escuchar ópera y se me ponía el pelo de punta, las manos frías, escuchaba con devoción... A mis padres les gustaba, tenían abono. Para mí ha sido un estilo de vida. La agarré y nunca la he soltado. Y ahora me dedico a producir y dirigir escena.». Suárez asegurado haber visto miles de funciones, a razón de 70-90 por año.

Esta versión de «La Bohéme» también tiene menos duración que lo normal: una hora y media aproximadamente. Esto se debe a que esta versión se realiza con piano y voces, de tal manera que los coros se eliminan.

Y es que admite que la duración «La gente que viene por primera vez te lo va a agradecer, dice Suárez, que afirma que muchas veces no hacen descanso, pues se pueden hacer en una hora y media: «Es como ir al cine.».

En 2024, la ópera se consolidó como una de las actividades culturales en España, registrando una tasa anual de asistencia del 3,9% de la población, lo que representa una recuperación significativa respecto al mínimo del 0,9% observado en el período post-COVID de 2021-2022, según el avance de resultados de la Encuesta de Hábitos y Prácticas Culturales en España 2024-2025. Sin embargo, la asistencia ha fluctuado, desde un 2,6% en 2010-2011 y 2014-2015, hasta un 3,3% en 2018-2019.

Al elegir una obra de ópera, el motivo principal para el 39,5% de la población fue la música. Sin embargo, nadie (0,0%) eligió a «los artistas intérpretes» como un motivo para acudir. En cuanto a las barreras, la falta de interés fue el motivo más frecuente para no asistir o no asistir con más asiduidad, afectando al 44,5% de la población total (50,4% en hombres y 39% en mujeres). El precio elevado fue otra barrera importante, señalada por el 13,1% de la población, con una mayor percepción de carestía entre las mujeres (15,8%) que entre los hombres (10,2%).

Todas sus ópera están arregladas, confirma el director, que lleva viviendo más de 40 años en Madrid. «Pero la esencia, el fundamento está ahí: se respeta al máximo. El núcleo central de la música, de la dramaturgia, esta ahí». Y añade: «Aquí no tenemos coros, reducimos personajes. Es una manera de simplificar, pero de simplificar con criterio.» Esos «hándicap» los suplen con una manera de hacer teatro: «Todo está muy bien hilado para que el público no eche de menos nada».

Su bagaje en el género, el número de funciones que carga en su mochila lírica le hacen decir que «cree saber donde hay determinadas líneas rojas que nunca va a traspasar.». Confiesa haber visto ópera en formatos «no tradicionales» en las que había pantallas, videoproyecciones que «no le han interesado nada». Y es que cree que para llegar la ópera hay que tener «muchas horas de vuelo», y que ha visto gente adentrarse en el género con «ausencia de conocimiento, de sensibilidad, de criterio musical…».

El proyecto de Ópera Garage se puede resumir con unas palabras de Suárez: «La ópera que tiene que estar en constante evolución, no se puede quedar atrás.».