Palacios de Madrid
El palacio madrileño de la Infanta Isabel: de segunda residencia real a cuartel general militar
El palacio de Quintana fue encargado por el conde de Cerrajería a finales del XIX
El antiguo palacio de la infanta Isabel de Borbón es una joya arquitectónica situada en una manzana del ensanche de Argüelles, un área de Madrid que, durante el siglo XIX, fue un imán para la aristocracia. Este palacio fue originalmente construido para el conde de Cerrajería, Buenaventura de Cerrajería, uno de los financieros más prominentes de Madrid, y destacado por sus cargos como diputado y alcalde de Burgos y Santander. La parcela de 3.765 m2 estaba rodeada por las residencias de otras figuras aristocráticas, creando un enclave de lujo y prestigio.
El palacio, diseñado por Antonio Ruiz de Salces en 1868 y modificado en 1871, se construyó con una estructura sólida y materiales de alta calidad como ladrillo prensado y granito de Novelda. La fachada principal, situada en la calle Quintana, número 7, presenta un diseño elegante con una portada sencilla y balcones decorados con guardapolvos y jambas enfoscadas.
La distribución del palacio es un ejemplo de orden y funcionalidad. En su planta baja se ubicaban el despacho y las habitaciones privadas del conde, mientras que la planta principal albergaba los salones, el comedor y una capilla neogótica con una bóveda estrellada. Dos escaleras de servicio conectaban todos los niveles hasta las buhardillas, donde se alojaba el personal de servicio. El sótano, iluminado a través de patios y ventanas, contenía las caballerizas, las cocinas y otras dependencias esenciales.
El jardín, diseñado por Salces y Francisco Viet, era un auténtico oasis en la ciudad. Con más de 200 árboles y 700 rosales, el espacio incluía una estufa, una cascada, un cenador y una fuente central, todos dispuestos de manera simétrica respecto al palacio. El diseño paisajístico seguía el estilo isabelino, caracterizado por paseos curvos y arriates decorativos.
En 1900, el palacio pasó a manos de la infanta Isabel de Borbón, quien lo compró por medio millón de pesetas. Tras algunas remodelaciones a cargo del arquitecto Enrique Repullés y Segarra, la infanta se trasladó allí en 1902. Durante su residencia, el palacio se convirtió en una segunda sede para la familia real hasta su exilio en 1931. Antes de su partida, Isabel cedió el palacio a Alfonso de Borbón, príncipe de Asturias, aunque mantuvo el derecho a habitarlo indefinidamente.
Con la proclamación de la República, el palacio fue incautado pero devuelto a la familia real en 1938. Tras la muerte de Alfonso XIII en 1941, el palacio fue vendido al Ejército del Aire por dos millones de pesetas. Esta institución lo restauró y lo convirtió en el Cuartel General del Mando Aéreo del Centro, función que sigue desempeñando en la actualidad.
La restauración realizada por el Ejército del Aire respetó la estructura original del edificio. Se mantuvieron las fachadas, los patios interiores y la disposición de los jardines. Sin embargo, se realizaron algunas modificaciones internas, como la creación de una nueva salida desde el patio principal hacia el jardín y el traslado de las caballerizas a un edificio en la misma calle Quintana. El recibidor y la caja de la escalera monumental también fueron modificados, aunque se conservó el arranque curvo de mármol.
La decoración interior, en gran parte conservada, refleja el lujo de la época. Los techos ornamentados, los empanelados de madera y las esculturas encargadas por la infanta destacan en las estancias del palacio. La galería de estilo romano antiguo, diseñada al modo schinkeliano, rodea la escalera y distribuye la planta superior.
El teatro del palacio, un espacio particularmente notable, muestra la afición de la infanta Isabel por el arte dramático. Equipado con una instalación eléctrica avanzada para su tiempo, superaba incluso al Teatro Real en tecnología.
En 1979, el palacio fue declarado Monumento Histórico-Artístico, reconociendo su valor arquitectónico y cultural. Hoy en día, no solo sirve como sede del Ejército del Aire sino que también se conserva como un testimonio de la historia y el esplendor de la aristocracia madrileña del siglo XIX y principios del XX.
Este recorrido por la historia del palacio nos permite apreciar no solo su valor arquitectónico sino también su relevancia histórica, reflejando los cambios sociales y políticos que han tenido lugar en España a lo largo de más de un siglo.
Dónde
Quintana, 7, Madrid
Año de construcción
1868
Arquitecto
Antonio Ruiz de Salces
Enrique Repullés Segarra (Restauración y reforma), 1902
Nivel de protección
Monumento Histórico-Artístico
Uso actual
Cuartel General del Mando Aéreo del Centro, y de la Jefatura de la Primera Región Aérea del Ejército del Aire
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