Palacios

El Palacio de la Moncloa, de residencia real a hogar de Sánchez: esta es su historia

Se construyó en el siglo XVII pero fue destruido en la Guerra Civil y sobre su lugar se levantó el actual

Palacio de La Moncloa.
Palacio de La Moncloa.Javier Fdez.-Largo La Razón

¿Seguirá Pedro Sánchez viviendo en el palacio de La Moncloa una vez termine de «reflexionar» y decida si continúa al frente de la Presidencia del Gobierno o no? Más allá de quién ocupe la residencia oficial, lo cierto es que estamos ante un edificio histórico con un importante valor tanto histórico como arquitectónico.

Según recoge Joaquín Ezquerra en su libro sobre el pasado y el presente del Palacio de la Moncloa, el origen del nombre del edificio y de la posesión se remonta a 1617, cuando Felipe III elevó el señorío de la Monclova en Sevilla a condado de la Monclova a favor de don Antonio Portocarrero. El nuevo conde casó en segundas nupcias con doña María de Rojas, heredera en Madrid de la finca conocida en la época como fuente el sol, pero la deformación del patronímico nobiliario hizo que fuera conocida muy pronto como La Moncloa.

Años después, en 1660, la finca fue adquirida por Gaspar de Haro y Guzmán, marqués del Carpio, hijo del célebre y último valido de Felipe IV, Luis de Haro. Pese al gran poder y riqueza que acumuló durante su vida, a su muerte, su hija, Catalina de Haro, tuvo que vender todo lo que heredó excepción hecha de la finca de la Moncloa, en la que su padre había erigido un palacete. Casada con don Francisco Álvarez de Toledo, X duque de Alba, la finca quedó a finales del siglo XII vinculada a esta casa.

Por sucesivas transmisiones dentro de la casa, vino a parar, en 1781, concretamente, a manos de María Ana de Silva y Sarmiento, duquesa de Arcos, quien la reformó y redecoró utilizando el estilo pseudoclásico francés que dominaba en la época. Claro ejemplo de esa moda son la sala de comedor, con su tribuna de los músicos y una escalera que conducía al piso superior.

Dos años después murió la duquesa y heredó la propiedad su hija María del Pilar Teresa Cayetana de Silva, duquesa de Alba, quien siguió renovando el edificio. Fue tras la muerte de la duquesa, en 1802, cuando Carlos IV adquirió el terreno en que se levanta el palacio con la idea de crear un espacio de conexión entre el Real Sitio de la Florida, La Moncloa y el Pardo, para que el rey pudiera desplazarse en terrenos de su propiedad y ejercer la caza en los tres sitios reales unidos entre sí.

El monarca llevó a cabo algunas modificaciones en las habitaciones del palacio e incorporó una escalera de caracol de caoba en el vestíbulo.

Parece que el codiciado edificio también fue del gusto de los invasores franceses y, así, en 1808 fue ocupado por el general Murat, primero, y por José I, hermano de Napoleón, después, quien encargó al arquitecto y pintor francés Juan Dugourc la renovación de la decoración del edificio.

En 1816, después de la guerra de la Independencia, Isidro González Velázquez, elevó un informe a Fernando VII sobre el mal estado del palacio. Llevadas a cabo las reparaciones más urgentes, el rey ordenó la construcción de la capilla de San Fernando para el personal de la explotación agrícola, así como la creación del jardín del Caño Gordo y el jardín de la princesa para su hija, Isabel II.

En el año 1866, la Corona se desprende del Real Sitio y lo cede al Ministerio de Fomento, que aprovecha los terrenos para la instalación de una Escuela Forestal, embrión de la futura Escuela de Ingenieros Agrónomos.

El palacete cae en el abandono, a pesar de que a finales de siglo es habitado en temporadas estivales por los presidentes Cánovas y Sagasta.

Cuando estalló la Guerra Civil española, el palacio quedó en pleno frente, estabilizado en el entorno del Manzanares y la Ciudad Universitaria. El 20 de noviembre de 1936 el general Asensio Cavanillas ocupó el palacete de la Moncloa y en 1938 fue destruido completamente.

En 1948 el arquitecto Diego Méndez realizó un proyecto historicista, al estilo dieciochesco de la casita del Labrador de Aranjuez, para construir un nuevo palacio en el solar que ocupara el antiguo.

Este nuevo Palacio de la Moncloa, concluido en 1953, empezó a albergar visitas protocolarias de jefes de Estado y otras personalidades que visitaban Madrid.

En 1977, razones de seguridad y comodidad aconsejaron el traslado de la Presidencia del Gobierno al nuevo Palacio.