Palacios

El palacio de Santa Cruz, la cárcel de Corte que Madrid se merecía y hoy es el Ministerio de Asuntos Exteriores

Fue una prisión hasta el siglo XIX y en ella los reclusos eran clasificados por tipo de pena y peligrosidad

Palacio de Santa Cruz, Ministerio de Asuntos Exteriores
Palacio de Santa Cruz, Ministerio de Asuntos Exteriores. David JarDavid JarFotógrafos

Es, sin duda, uno de los palacios más emblemáticos de Madrid, tanto por su sobria belleza herreriana como por su ubicación, a espaldas de la plaza Mayor, en el corazón histórico de la ciudad.

Se trata del conocido como palacio de Santa Cruz, aunque no fue concebido como tal. Fue construido entre 1629 y 1736 como Cárcel de Corte, con proyecto de Juan Gómez de Mora, que contó con la ayuda de Cristóbal de Aguilera para las obras.

Y es que, en el siglo XVI, Madrid, a diferencia de Valladolid, Sevilla, Barcelona o Zaragoza, carecía de una cárcel digna de la ciudad que sería capital de un Imperio.

Hasta entonces a muchos de los presos se les encarcelaba en edificios ya existentes que eran incautados por las autoridades para tal menester. El sistema, lógicamente, provoco las protestas de los vecinos perjudicados, por lo que en 1541 el Concejo adquirió las casas colindantes de Alonso López su mujer, Ana de Morales, y su cuñada Constanza de Morales, que daban a la plaza de Santa Cruz, que recibía a su vez este nombre de la vecina iglesia homónima. Tras unas rápidas obras de acondicionamiento, en 1543 quedaba terminada la primera Cárcel de la Villa de Madrid.

En los primeros años del reinado de Felipe IV, la vieja cárcel, abarrotada y en muy malas condiciones, había dejado de ser apta para la custodia de los presos y sus salas tampoco eran las más adecuadas para la celebración de audiencias.

En consecuencia, se decidió construir «ex novo» una Cárcel de Corte adecuada para estos fines. En 1627, las autoridades de la ciudad formalizaban la adquisición de los terrenos y anejas edificaciones, que fueron derribadas, para formar el solar donde habría de levantarse el edificio.

El 14 de septiembre de 1629, en solemne ceremonia es colocada la primera piedra. Junto a ella, en una arqueta de plomo, quedaban depositadas diversas monedas del reinado de Felipe IV y un pergamino. Hoy, bajo la torre vecina de la iglesia de la Santa Cruz, permanece la arqueta con su pequeño «tesoro» y el mencionado pergamino.

Las obras finalizaron en 1636. y en 1638 se efectuó el traslado de los presos, hasta entonces recluidos en las vecinas casas de Rebellón y de Salcedo.

El palacio está compuesto por dos edificios de épocas distintas unidos por un patio interior y dos pasadizos en alto. El edificio principal se construyó entre 1629 y 1736 por orden de Felipe IV como Cárcel de Corte y Sala de Alcaldes

Los reclusos fueron clasificados según las más modernas teorías penalistas de la época: por tipo de pena y peligrosidad. Fueron ubicados en locales adecuados, con luz y ventilación; se construyó un patio para hacer ejercicio y pasear... convirtiéndose en una cárcel modelo para su época.

El edificio tiene planta rectangular y composición simétrica en torno a dos patios cuadrados en cuyo eje central se sitúa un triple acceso. Destacan el vestíbulo, la gran escalera y la capilla, hoy convertida en zona de paso.

La fachada principal es simétrica con marcada horizontalidad rota por las torres angulares rematadas en chapitel, claros ejemplos también de ese estilo tan característico de los Austrias españoles.

La portada central tiene triple vano con superposición de cuerpos y termina en un ático que alberga el escudo real. Sin embargo, el edificio se incendió en 1791 quedando solo en pie la fachada y fue Juan de Villanueva el encargado de su reconstrucción realizada entre 1792 y 1793.

En 1786, se compró el Convento del Salvador para ampliar las instalaciones y se iniciaron las obras de adaptación bajo la supervisión de Mateo Güill y Bautista Sánchez. Este edificio mantuvo sus funciones de hasta 1846, cuando fue derribado y vendido su solar. Fue en la primera mitad del siglo XX cuando se llevó a cabo la ampliación del Ministerio de Asuntos Exteriores. Se inició una remodelación del edificio principal y se encargó a Pedro Muguruza en 1935 el proyecto de un nuevo edificio que no se realizó hasta pasada la Guerra Civil. Entre 1945 y 1950 diseñó la ampliación junto a su hermano José María siguiendo el modelo del edificio principal. Tiene planta en forma de paralelogramo con patio central cuadrado, que lo diferencia del edificio principal, lo mismo que las cuatro alturas.