Historia
El trágico pasado del convento de las Comendadoras de Madrid
Uno de los primeros conventos de la Villa y Corte marcado por la Guerra Civil
Recoleto y alejado, durante el día, del bullicio de la capital, este cenobio está considerado el primer convento construido en la ciudad y el único que se conserva íntegramente.
Fue fundado allá por el 1584 por Íñigo Zapata Cárdenas y su esposa como sede de la Orden de Santiago en Madrid, aunque las obras no se iniciaron hasta 1667. Se encargó su factura a José del Olmo y su hermano Manuel, que planearon un convento de planta rectangular e iglesia de planta de cruz griega cuyos brazos terminan en hornacinas. Todo una novedad en aquellos años. El elemento más destacado del conjunto arquitectónico es la cúpula, que se asienta sobre grandes pilares achaflanados y pechinas decoradas con la Cruz de Santiago, santo y seña de este complejo cenobial.
Por otro lado, la decoración interior se resuelve con pilastras pareadas y cajeadas que se prolongan en la cúpula y en los cuartos de esfera de los brazos. La entrada se realiza a través de un nártex con pórtico tripartito de arcos de medio punto. Hablamos de un vestíbulo situado a la entrada de la iglesia.
Como en tantos otros casos, la situación económica provocó que las obras fueran a ritmo lento, pero en 1675 la iglesia estaba casi concluida a falta de las cubiertas. En 1745 Moradillo proyectó la nueva Sacristía de los Caballeros, espacio de gran belleza y un cuidado clasicismo dieciochesco. Hacia 1753, Francisco Sabatini realizó una reestructuración del convento, uniendo las diversas casas en que estaba distribuido hasta entonces. El coro sobre el ingreso es obra de Narciso Pascual y Colomer. Las recientes intervenciones han consistido esencialmente en la restauración de cubiertas, recalces y revocos.
El altar mayor es su gran tesoro, pues está presidido por un cuadro del gran pintor Lucas Jordán, representando al «caballero» Santiago luchando en la batalla de Clavijo.
En la azarosa vida de este convento, la Guerra Civil significó también un punto y aparte.
Al comienzo de la contienda, las religiosas se vieron obligadas a abandonar el lugar al ser el edificio incautado y ocupado por milicias, que causarían importantes desperfectos. Durante la guerra, fue una de las temibles «checas» de Madrid. En aquel entonces se sustrajeron cuantiosas obras de arte, reliquias, mobiliario y otros objetos históricos valiosos. Muchos de ellos fueron recuperados tras la guerra.
En el mal recuerdo queda también aquel 1939, cuando se convirtió en cárcel masculina para prisioneros republicanos, hasta 1941, cuando las religiosas recuperaron todo el edificio. El inmueble fue declarado Monumento histórico artístico en 1970.
Un dato curioso, y cada vez más extendido en numerosas iglesias y conventos de todo España es la existencia de columbarios. Este convento no es una excepción.
Dato relevante de su riqueza histórica y artística es el empeño que se ha tenido en los últimos tiempos en recuperar y dar importancia a la iglesia, zaguán y torres de este Convento de las Comendadoras de Santiago de Madrid. Los trabajos han supuesto una inversión cercana a los 4,6 millones de euros
Curioso es también, que en cuanto a la fachada, consta de un pórtico de ingreso formado por tres arcos de medio punto flanqueado por dos torres. En su hornacina alta destaca el interesante grupo escultórico que representa a Santiago Matamoros. Una figura esta que a buen seguro, y en los tiempos actuales, sería «cancelado» por las connotaciones racistas y belicosas de la imagen.
Por suerte, este remanso de paz, a un paso de la vibrante plaza de España o de la Gran Vía parece vivir otros tiempos, más antiguos quizá y alejados de esos cliches actuales.
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