Historia

Un pedazo de Italia en el Madrid de los Austrias

Un espacio que parece un "palazzo" renacentista italiano del siglo XVI pero que tiene una historia muy madrileña

Un pedazo de Italia en el Madrid de los Austrias
Un pedazo de Italia en el Madrid de los AustriasEp

Parece que su destino estaba marcado. La relación con Italia, que arrastra este edificio de la calle Mayor de Madrid, viene de antiguo, hasta convertirse hoy en día en sede del Instituto Italiano de Cultura. Un lugar, por otro lado, asentado en zona de lienzos de la muralla árabe de Madrid y de cubos defensivos de importancia que han quedado incorporados a esta construcción.

Conocido como el palacio de Abrantes, su origen data de1652, cuando un noble de la Corte, conocido como Juan de Valencia, con el curioso cargo de ”Espía Mayor del Consejo Secreto de Su Majestad”, compró varias casas contiguas, de poca importancia y menor calidad, para levantar un nuevo edificio. Desde entonces, la propiedad fue de mano en mano. Aquel palacio original fue cambiando de propietarios, casi siempre personajes de la pequeña nobleza local, a menudo sin dinero. Debido a estas características, en el siglo XVIII y parte del XIX, el interior del palacio fue dividido en distintas instancias, algo muy habitual en la época ante la falta de nuevas construcciones, para ser alquilado, acogiendo incluso a la servidumbre.

Su sino cambió cuando fue comprado por los duques de Abrantes. En 1842. Ese año, el arquitecto Aníbal Álvarez Bouquel, cambió su aspecto y lo convirtió en lo que ahora es el edificio. Un técnico que dejó su impronta y buen hacer en el cercano palacio de Gaviria, además de en otros inmuebles de la zona, y sería padre de otro arquitecto de renombre en Madrid, Manuel Aníbal Álvarez, que participó en numerosas obras, como la mismísima construcción del Banco de España, o en el palacio de Linares o el colegio del Pilar, entre otras obras en las que tuvo intervención técnica.

Pero volviendo al palacio de Abrantes, su destino era volver a ser vendido. En esta ocasión para ser sede de un periódico de la época, La Correspondencia de España... aunque no por mucho tiempo, pues sus entonces propietarios, a su vez, lo vendieron al Gobierno italiano, que instala su embajada en el edificio.

De esta manera, el embajador conde Giuseppe Tornielli-Brusati y su sucesor en el cargo, el barón Renzis di Montano, entre 1888 y 1896, de la mano de Luis Sanz Trompeta, reestructuran el interior del palacio y restauran y embellecen las fachadas con las pinturas que se pueden observar actualmente.

Una nueva imagen, más italianizante que particulariza el edificio y lo convierte en un trozo de Italia en pleno Madrid de los Austrias. Todo ello, con un fuerte aire toscano, se puede apreciar en los detalles neorrenacentistas del exterior, semejando los palacios italianos del siglo XVI. Los decoradores italianos Grandi-Passeti realizaron las singulares pinturas al fresco bajo el gran alero de madera.

Pero su destino volvió a cambiar. Casi como no podía ser de otro modo, ante el peregrinaje de propiedades y usos de este edificio. Desde 1939, al ser trasladada la embajada italiana al Palacio de los Marqueses de Amboage, en la calle Juan Bravo, donde sigue todavía, el renovado palacio de Abrantes se convierte en la sede del Istituto Italiano di Cultura (Instituto Italiano de Cultura) en Madrid.

Curiosamente, en el transcurso de la Guerra Civil española fue usado por los contingentes italianos de las Brigadas Internacionales y fue dañado levemente como consecuencia de los combates en sus cercanías en los tramos finales de la contienda.

Un palacio este de Abrantes que hoy en día es bandera de la cultura italiana en la capital, pues allí se organizan cursos para el aprendizaje de esa lengua además de todo tipo de exposiciones de pintura o pases cinematográficos para dar a conocer la rica cultura italiana.