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Kököchin: la ruta de la seda está en Aravaca

El Grupo Mandarín, propietario de Bund y Casa Lafu, abre su tercer establecimiento

Julia Zhou es el alma de Kököchin, El Bund y Casa Lafu
Julia Zhou es el alma de Kököchin, El Bund y Casa LafuLaura Garcia-MOREY

El Bund es ese restaurante chino en el que reserva la colonia china de la capital por la autenticidad de sus recetas, lo mismo que en Casa Lafu, donde cada vez que vamos disfrutamos del verdadero ritual del «huo-guo». Para quienes no lo conozcan, se trata de una especie de «fondue», servida en una enorme cazuela dividida en dos caldos, de los que uno es recomendable que resulte picante. Se coloca en el centro de la mesa y gracias a un hornillo de inducción, el comensal es el encargado de incluir los ingredientes que desee. Es decir, carnes, mariscos, verduras, legumbres, setas y la pasta wonton. Todo se «pesca» del caldo nutritivo, aromático y bien caliente. Pues bien, el tercer establecimiento recién inaugurado del Grupo Mandarín es Kököchin Experience. Les cuento. Recrea el apasionante viaje de la princesa Kököchin en Khanbaliq, la actual Pekín, hasta Tabriz, hoy Irán, para contraer matrimonio con el Kan del Ilkanato de Persia. Durante el viaje por tierras de China, Mongolia, Indonesia, Vietnam, Ceilán e India hasta llegar a la antigua Persia, fue escoltada por Marco Polo.

Dim sum auténticos

Una travesía que vemos reflejada en la propuesta de este espacio, situado en Valdemarín (Aravaca), que nos lleva de viaje por la ruta de la seda. Es decir, lo que nos encontramos sobre la mesa son recetas de Cantón, Sichuan, Shanghai y Pekín plenas de colores y de sabores, puros unos y exóticos otros. Si conocen El Bund, deducirán que una de las especialidades son los dim sum, unos jugosos y suculentos bocados, que nos entusiasman, más si están elaborados de manera artesanal, con la masa hecha a partir de harina de arroz y de patata y rellenos de carne, pescado y vegetales frescos. Como entusiastas que somos, el desfile comienza con el Shaomi del Norte, hecho de ternera y cebollino; con el Xiajiao cantonés, con masa transparente, gambas y cebollino; con el Xialong de ibérico; por supuesto, con el de relleno caldoso y base crujiente y, por último, con el Jiaozi vegetariano. El cangrejo frito tipo Hong Kong, el pato crujiente con salsa shanghainesa, delicia en la que destaca un rebozado agridulce y crujiente, la costilla de cerdo, con un perfecto punto de cocción y laqueada al carbón, y La Dama Azul, que resulta ser un glorioso cochinillo asado, son platos perfectos para compartir, lo mismo que el chopsuey de gambas hoisin, preparación en la que se nota la frescura del marisco y de las verduras salteadas, además de la potencia de la salsa hoisin.