Experiencia

Un viaje inédito en el Thyssen pasado por agua

El museo madrileño Hammam Al Ándalus dan forma a un recorrido temático que funde arte y bienestar, El del siglo XIV al XX, partiendo de la obra «La ninfa de la fuente»

LICHTENSTEIN, Roy_Mujer en el baño
LICHTENSTEIN, Roy_Mujer en el bañoMuseo ThyssenMuseo Thyssen

El filósofo presocrático Tales de Mileto vivió en un contexto histórico y social influenciado por la presencia del mar. Las conquistas, los enlaces comerciales… nada podría haber sido tal como era si no fuera por aquella poderosa y constante infinidad. El agua fue la base de toda su filosofía, su arjé: el principio de todas las cosas que existen. A lo largo de la historia, el agua ha sido entendida como sanación, elemento de vida y camino. También como fuerza de la naturaleza: como algo que domina y que el hombre debe dominar. No solo en la filosofía y la ciencia, sino también el arte ha hecho sus particulares interpretaciones de este elemento para representar, a su vez, conceptos mucho más abstractos. Todo este magnífico universo e imaginario colectivo creado alrededor del agua es lo que han querido presentar el Museo Museo Nacional Thyssen-Bornemisza y Hammam Al Ándalus, una empresa especializada en mejorar el bienestar y la salud emocional de las personas a través del baño termal y el masaje. Juntos, han creado un recorrido temático a través de una selección de obras de la colección permanente que tienen el agua como protagonista. De esta manera, «El Recorrido del agua» se convierte en la primera de las experiencias que ambas instituciones desarrollarán en el marco del acuerdo de colaboración que se ha firmado con el objetivo de destacar la importancia del arte en el bienestar emocional de las personas.

MARIESCHI, Michele_Vista del Canal Grande con Santa Maria della Salute
MARIESCHI, Michele_Vista del Canal Grande con Santa Maria della SaluteMuseo ThyssenMuseo Thyssen

Raúl Lozano, director general de Hammam Al Ándalus, señala que se trata de «una apuesta más de Hammam con su compromiso con el arte y la cultura», algo fundamental para ellos ya que «el arte está presente en el fondo y en la forma de nuestros centros, el diseño de nuestros servicios y la cuidada liturgia con que recibimos y cuidamos a los viajeros que vienen a cualquiera de nuestros centros en busca de paz, placer sensorial, recuperación física y, sobre todo, emocional». Asimismo, Lozano subraya su profunda convicción de que el arte tiene «un poder terapéutico» y que «no hay ética sin estética y que la belleza es la forma del auténtico conocimiento». Por su parte, Evelio Acevedo, director gerente del Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, explica que este «Recorrido del agua» es otra forma, una más, «de disfrutar el museo, incidiendo en la sostenibilidad y el medio ambiente».

El «Recorrido del agua» viaja del siglo XIV hasta el XX, partiendo de la obra «La ninfa de la fuente» de Lucas Cranach el Viejo: un lago en calma exalta la juventud y la belleza de este cuadro no solo representada en el cuerpo desnudo de la ninfa, sino en todo el simbolismo que la rodea. «Neptuno y Anfitrite», de Sebastiano Ricci, es casi como vislumbrar las majestuosas fuentes de Roma. Figuras dinámicas envueltas en un oleaje que contrasta con el pacífico canal veneciano «El Gran Canal con Santa María della Salute», de Canaletto.

CRANACH, Lucas el Viejo. La Ninfa de la fuente
CRANACH, Lucas el Viejo. La Ninfa de la fuenteMuseo ThyssenMuseo Thyssen

La Ilustración llega en «La Pasarela», de Hubert Robert, en el cual se puede apreciar el intento de introducir la naturaleza en un jardín: una muestra, asimismo, del poder del hombre que puede, incluso, dominar la naturaleza. Asimismo, no pueden faltar autores como Monet. Sin embargo, la elección de «El deshielo en Vétheuil», alejado de los coloristas nenúfares que tanto trabajó el artista, revela un momento especialmente complicado en su vida personal, tras haber enviudado. Sin embargo, entre ese hielo que parece fundirse en el lago, comienza a haber signos de verde. De vida y de esperanza.

Los artistas americanos, a los que el barón Thyssen dedicaría gran parte de su colección personal, también tienen su parte en el recorrido. De hecho, en un país que, a principios del siglo XIX, apenas había sido creado, sus artistas encuentran en el paisaje una forma de cimentar su propia identidad. Y el agua, en este contexto, tiene una gran importancia.

Muestra de ello es «El lago George», de John Frederick Kennet, en la que el agua del lago casi parece fundirse con el cielo, pero, del mismo modo se representa también la creación de las grandes ciudades norteamericanas y la importancia del agua en las mismas, como la «Vista de Nueva York desde Brooklyn Heights», de John William Hill, un curioso ejemplo en el que el agua, congelada, se convirtió en el peor aliado de los neoyorkinos cuando, poco después de pintar este cuadro, la zona se quemó en un incendio que fue imposible de apagar.

Volviend, finalmente, a la cara más amable de este elemento, el «Surtidor en Madison Square», de John Sloan es una muestra de la cotidianeidad de los neoyorquinos. El recorrido se cierra volviendo a la gran representación del agua: acompañada de la mujer. Esta vez, reinterpretado con los ojos de un artista pop con «Mujer en el baño», de Roy Lichtenstein. Lejos de su aparente banalidad, esta obra busca dejar absolutamente desconcertado al espectador con sus técnicas y representación que, sin embargo, la constituye como una de las obras más complejas del recorrido.

RICCI, SEBASTIANO. Neptuno y Anfitrite
RICCI, SEBASTIANO. Neptuno y AnfitriteMuseo ThyssenMuseo Thyssen