Madrileñ@s
El humorista que debutó ante 10 personas y ahora llena un teatro en la Gran Vía
El artista ha estrenado este mes de marzo el espectáculo «No cruces los brazos» en el Teatro Arlequín, en el que el público tiene un papel fundamental
Lleva casi una década subiéndose a los escenarios para tratar de sacar una sonrisa a la gente. O, más bien, una carcajada. Pasó de estudiar interpretación en la Escuela Municipal de Arte Dramático de Madrid y en el centro Estudio 2 de Manuel Galiana y de comenzar en pequeños locales de la capital a ser un habitual de Las Noches del Club de la Comedia y a tener su propio espectáculo, «No cruces los brazos», en el Teatro Arlequín Gran Vía. «Siempre me habían gustado mucho los espectáculos cómicos», dice a LA RAZÓN. Tanto le gustaban, que un día pensó: «Creo que puedo hacer esto». Y se dio de bruces con la realidad, porque «entre creer que puedes y poder hay un mundo».
Recuerda, de hecho, una de aquellas primeras veces que actuó. «Fui a un local donde se hacían este tipo de espectáculos, y estaba Dani Fontecha, que a día de hoy es guionista de El Hormiguero. Yo no le conocía entonces, pero le pedí que si podía presentarle, actuando dos o tres minutos. Me preguntó si había hecho algo antes, y le dije que no, pero me dio la oportunidad», relata. «Fue horrible. No lo disfruté nada porque me traicionaron los nervios, y eso que no habría más de diez personas. Pero él me dijo que estuvo muy bien, y ya me fui con esa ilusión a mi casa y la fuerza de seguir adelante».
De los bares «en los que a veces la gente no te hace ni caso», pasó a la Chocita del Loro, al Club de la Comedia y, ahora, al Teatro Arlequín. «Dicen que es más complicado hacer reír que hacer llorar, pero realmente es algo para lo que se nace o no se nace», explica. «A mí, lo que más me enamora es la comedia en vivo, que es justo lo que estoy haciendo ahora, y eso no tiene precio», añade. El punto de inflexión, dice, fue precisamente el comenzar a disfrutar de ello. «Así las cosas pierden dificultad», asegura. Por ello se ha lanzado a la piscina con los shows de improvisación, en los que el público tiene un papel importante. «Te encuentras de todo», asegura. «Aunque el secreto está en que las improvisaciones realmente no son 100% improvisadas. Tú preguntas y, en función de las respuestas, ya tienes preparado previamente el tipo de respuesta», explica, «aunque es verdad que las risas suben mucho cuando el público nota que es algo espontáneo del momento». Por eso, prefiere que el espectador «vaya a saco y conteste cualquier cosa. Cuanto más loco sea, mejor. Si pregunto a dos personas si son pareja prefiero que en lugar de decir solo que sí lo son, me digan que son amantes, o algo que me haga ver que hay chicha».
Sin embargo, no vale improvisar por improvisar, y cree que es igualmente importante la actitud con la que el espectador entra a la sala. O, como suele decir –y de ahí el nombre de su espectáculo–, «No cruces los brazos, no te entran los chistes». «Hay gente que se mosquea», asegura Cepo, «por eso hay que saber cuándo cortar, aunque es cierto que si antes de comenzar las conversaciones con el público, has sabido empatizar con él, es mucho más probable que se suelte a la hora de contestar». «Una vez le pregunté a una mujer si había venido sola y me contestó que sí, porque su marido había muerto poco antes», recuerda. «Claro, con esa respuesta poca situación cómica puede haber, así que contestas lo primero que se te pasa por la cabeza y sigues con otro», explica.
Gracias, precisamente, a esta espontaneidad, Cepo se ha convertido en una sensación en las redes sociales con los vídeos de sus actuaciones. Sin embargo, reconoce que no es lo mismo lo que se ve en las redes al clima que se crea dentro del teatro. «Los vídeos tienen que estar muy bien editados porque, a veces, al sacar el chiste de contexto no se entiende, o simplemente pierde la gracia», señala. «Por el contrario, en el teatro se crea una magia que las pantallas no pueden sustituir. A la gente le puede gustar un vídeo, se puede reír, pero esa atmósfera, esa magia que hay en el directo no será nunca igual a que lo veas tumbado en la cama, en tu casa y lo hagas solo con tu móvil», asevera. «No es lo mismo escuchar un CD que ver a un artista en concierto, y con esto es igual», añade.
Un podcast y una gira para seguir con las risas
Con un estilo que se caracteriza por mantener un tono blanco y dirigido a todos los públicos, David Cepo no para de trabajar para seguir llevando la risa y el buen humor a todas las plataformas. Ahora mismo, además de sus actuaciones y su presencia en redes sociales, se encuentra inmerso en el proyecto «Aquí hay mandanga», un podcast en el que comparte micrófonos con Andreu Casanova e Isabel Rey y que están grabando actualmente con presencia de público en los Teatros Luchana y en el que se tratan temas de lo más variados, contando, además, con la participación de los propios asistentes. Por si fuera poco, en breve iniciará una gira con su
espectáculo.
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