Historia

Una plaza en Madrid para las ejecuciones de la Inquisición

Este espacio, conocido como de la Cruz Verde, fue escenario en la capital, junto a otros, de los autos de fe

Una plaza en Madrid para las ejecuciones de la Inquisición
Una plaza en Madrid para las ejecuciones de la InquisiciónBNE

Una plaza que rezuma casticismo. En pleno Madrid de los Austrias, en un espacio recoleto alejado del paseo de los turistas, y casi de la mayor parte de los madrileños que, salvo que sean vecinos de la zona por aquí no se aventuran, en el cruce imposible por los desniveles de la calle de la Villa con la calle de Segovia, se emplaza la plaza de la Cruz Verde. Un nombre que sin duda a muchos nada les dirá más allá de situar en su entorno una bonita fuente.

El caso es que en este lugar que preside la imagen de Diana Cazadora, desde que fue levantada allá por 1850 con sus cinco caños que apagaban la sed de los vecinos de este Madrid, fue escenario este lugar de miedos y sufrimiento. Y es que el raro nombre de este lugar nos revela que aquí estuvo uno de los espacios en los que se llevaban a cabo las ejecuciones de la Inquisición. No fue el único. Quizá tampoco de los más conocidos, pero el sufrimiento que aquí se produjo no ha pasado desapercibido. Se ha mantenido en el recuerdo ciudadano. Señales de todo aquello han llegado hasta hoy. Desde antiguo, estos lugares estaban señalados por una cruz de madera pintada de verde. De ahí viene ese nombre curioso y para algunos sinsentido de la plaza. Al parecer, y según apuntan las crónicas de la época en cuestión, el último auto de fe en este lugar tuvo lugar hacia el año de 1680.

La Cruz Verde era emblema de la Inquisición Española, y era costumbre que antes de los autos (o actos) de fe fuera llevada por familiares y otras personas en procesión hasta el sitio en que se iba a realizar la ceremonia. Se colocaba en el estrado y en el cadalso. Un anuncio para los afectados y para los asistentes, para los espectadores, de los que allí iba a suceder... Había luego otra procesión de devolución de la cruz verde a su iglesia de origen. Este ritual pertenece a la parafernalia que rodeaba a los actos de fe, que congregaban al pueblo en lugares públicos y que, en última instancia, pretendía impresionar y asustar como estrategia de control.

En este punto, conviene hacer un punto y aparte sobre esta plaza que nos trae a tiempo más cercanos. Este fue también espacio de sufrimiento como en tiempos pretéritos. En febrero de 1992, una explosión en este lugar de un coche bomba colocado por la banda terrorista ETA causó cinco víctimas mortales. Una placa recuerda aquel acto asesino.

La plaza de la Cruz Verde fue escenario de estos autos de fe comentados a instancias de lo que se ordenase desde el Palacio del Santo Oficio, que estuvo en un edificio de la calle Puebla y el Tribunal de Corte en la calle de Isabel la Católica, que por esta razón se llamaba calle de la Inquisición.

Los reos y condenados eran confinados en las mazmorras de un monasterio situado en la plazuela de Santo Domingo, mientras que los Autos de Fe solían celebrarse en un primer momento en la Plaza Mayor. Algo que luego, con el tiempo, fue cambiado, y «ampliando» escenarios de sufrimiento, hasta llegar a este lugar y otros, como zonas cercanas a lo que hoy en día son las calles de Claudio Coello o Serrano. U otros espacios como la actual Glorieta de San Bernardo, una campa que en aquel entonces se encontraba extramuros de la capital.

Buena prueba de aquello, según apuntaban los periódicos de la época, es que cuando en 1869 se comenzó a urbanizar esta zona de Madrid, en el Barrio de Salamanca, se comprobó que en algunos estratos de tierra existía una capa viscosa y grasienta de betún, restos que probablemente procedían de los cuerpos que allí fueron quemados por la Santa Inquisición.

Una historia de muerte y persecución que encontró su epílogo en la plaza de la Cruz Verde, donde, al parecer, tuvo lugar el último Auto de Fe celebrado en Madrid en 1680.